Thursday, January 17, 2013

La interminable guerra entre mapuches y agricultores en Chile


Constanza Hola Chamy

BBC Mundo


Miércoles, 16 de enero de 2013


Casa de Werner Luchsinger y Vivian McKay.


A partir del recrudecimiento del conflicto mapuche, este miércoles se realiza una cumbre para buscar maneras de detener la creciente violencia en la zona.

El nuevo foco de tensión estalló en el marco del quinto aniversario, el 3 de enero, de la muerte de Matías Catrileo, el estudiante mapuche asesinado por la policía. Panfletos anunciando quemas y tomas fueron recibidos por vecinos del sector, siendo el caso más conocido el incendio de la parcela de Werner Luchsinger y Vivian McKay, dos ancianos que murieron calcinados tras el ataque.

La cumbre en el cerro Ñielol, corazón de Temuco y capital de la Araucanía, 700 kilómetros al sur de Santiago de Chile, fue convocada por el Consejo de Todas las Tierras, instancia mapuche intercomunitaria que invitó al propio presidente Sebastián Piñera a sumarse al diálogo.

El gobierno sólo envió funcionarios regionales, pero sus ministros de Interior y Desarrollo Social han estado en terreno con una agenda propia de diálogos.

Por una parte, los mapuches reclaman la reivindicación de millones de hectáreas que tenían cuando Chile era colonia española. Por el otro, los agricultores dicen que esas tierras las compraron legalmente. Muchos de ellos las tienen hace más de un siglo.

BBC Mundo le cuenta las claves para entender por qué la violencia parece no cesar en el sur de Chile. Haga clic en las pestañas.


Quemas: ¿reivindicación o "terrorismo"?
Recrudecimiento del conflicto
Estigmatización y abuso: el lado mapuche
Allanamientos sin registro
"Ley antiterrorista"
¿Potencial solución?



Casa de los Luchsinger.

Los incendios intencionales se han vuelto frecuentes en la zona de la Araucanía y tienen varios patrones comunes.

Poco se sabe de su modus operandi.

Alrededor de una decena de encapuchados ingresan al domicilio y reducen a los propietarios, sin escatimar en golpes si estos oponen resistencia.

Los sacan de la casa junto a sus familias y, frente a ellos, le prenden fuego.

"La situación es más grave de lo que los gobiernos muestran. No hay ninguna garantía. Vamos a terminar tipo Colombia, nos faltan los puros secuestros", sentencia un agricultor al que le quemaron la casa, quien prefiere mantener su nombre en reserva por miedo a represalias.

Casas, cosechas, escuelas, camiones, galpones y hasta centros de eventos han sido reducidos a cenizas.

Sólo en 2012 la Fiscalía Regional de la Araucanía registró 300 causas relacionadas con el conflicto, casi un 78% más que en 2011.


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