Querido amigo y amiga:
¿Recuerdas la fascinante historia de la "piedra desechada por los edificadores", cuando se estaba construyendo el templo de Salomón? Se trataba de la piedra angular, la más importante de todas. Sin embargo, los "edificadores" la habían puesto a un lado, de hecho en el olvido, expuesta al sol del verano y a la helada invernal (Sal. 118:21 y 22).
Jesús aplicó a sí mismo esa historia: "¿Nunca leísteis en las Escrituras: 'La piedra que desecharon los edificadores, vino a ser la piedra de esquina. El Señor hizo esto, y es maravilloso ante nuestros ojos'?" (Mat. 21:42); pero el principio que contiene se aplica al "mensaje preciosísimo" de la justicia de Cristo que los "edificadores" "desecharon" y que, no obstante, ha de venir a ser la "piedra angular" del edificio. Se trata del mensaje de la justicia de Cristo, el único capaz de alumbrar toda la tierra con su gloria (Apoc. 18:1-4). Ese mensaje es perfectamente adecuado para la iglesia mundial de nuestros días, y vendrá a ser "maravilloso ante nuestros ojos" cuando nos demos por fin cuenta de que "el Señor hizo esto".
Pero no supongas de ninguna forma que hubiese mala fe en "los edificadores". NO. Siempre desearon ver el templo terminado, aunque desechaban la piedra angular, y en su lugar colocaban toda clase de piedras profanas (algunas lujosas). Lo hacían por estar desinformados, por no saber. Aunque se creían 'ricos, enriquecidos y en necesidad de nada', en lo referente al arte de construir, cuando finalmente se colocó la "piedra angular", todos pudieron saber que fue "el Señor [quien] hizo esto".
Cuando finalmente la "piedra" del "preciosísimo mensaje" sea recuperada y puesta en el lugar central que legítimamente le corresponde, todos reconocerán que no fue fruto de la sabiduría, fidelidad ni bondad humanas. Resonará entonces la gran antífona: "Regocijémonos y alegrémonos en él" (Sal. 118:24), eco del gran coro descrito en Apocalipsis 19:7 y 8 (comienza en realidad en el versículo 1): "¡Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria; porque ha llegado la boda del Cordero, y su novia se ha preparado. Y le fue dado que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente..."
¡El día se acerca! Que el Señor te tenga de su mano hasta entonces y por siempre. Asegúrate de no confundir la Roca de salud con una piedra de tropiezo.
R.J.W.-L.B.
Fuente: http://www.libros1888.com/990916.htm
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