Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra. Isa. 2: 19.
Los que estaban ocultos habían sido esparcidos por causa de la enemistad de los hombres hacia la ley de Jehová. Habían sido oprimidos por todos los poderes del mundo. Habían sido esparcidos en las cavernas de la tierra como resultado de la violencia de sus adversarios, por cuanto habían sido leales y obedientes a las leyes de Jehová. Pero llegará la liberación para el pueblo de Dios. El Señor se mostrará a sus enemigos como un Dios que retribuye justamente. . . De las cavernas de la tierra, que han sido el escondite secreto del pueblo de Dios, serán llamados para ser sus testigos fieles y verdaderos.
Las personas que han hecho alarde de su rebelión, cumplirán la que se nos presenta en Apocalipsis 6:15-17. En esas mismas cavernas encontrarán las declaraciones exactas acerca de la verdad, en cartas y publicaciones, que testifican contra ellos. Los pastores que condujeron sus ovejas por senderos falsos oirán las acusaciones que se les harán entonces: "Fuisteis vosotros los que considerasteis livianamente la verdad. Fuisteis vosotros los que nos dijisteis que la ley de Dios había sido abrogada, que era un yugo de servidumbre. Fuisteis vosotros los que proclamasteis falsas doctrinas cuando estábamos convencidos de que los adventistas tenían la verdad. La sangre de nuestras almas está sobre vuestras vestiduras sacerdotales... ¿Qué haremos los que escuchamos vuestra torcida interpretación de las Escritura... ?"
Cuando Cristo venga a vengarse de los que educaron y prepararon a la gente para transgredir el sábado de Dios, derribar su monumento, y hollar con sus pies el alimento de su prado, las lamentaciones serán en vano. Los que confiaron en los falsos pastores tenían la Palabra de Dios para indagar por sí mismos, y descubrirán que Dios juzgará a todo hombre que haya tenido la verdad y se haya apartado de la luz porque exigía abnegación e implicaba llevar una cruz. Las rocas y las montañas no pueden ocultarlos de la indignación del que se sienta en el trono ni de la ira del Cordero.
Maranata, p.288.
No comments:
Post a Comment