Opinion/ 11/08/2011 (12:57 h.)
COLABORACIÓN
TONY GONZÁLEZ -
Con motivo de la coincidencia temporal de la próxima visita pastoral de Joseph Ratzinger a España para asistir a las jornadas mundiales de la juventud (católica) y la hambruna en el cuerno de África, he visto muchos comentarios sobre ambas, tanto por separado como relacionándolas, haciendo hincapié en la oportunidad, la ética y la necesidad de destinar el dinero a una u otra.
No analizaré actitudes y opiniones egoístas hasta el extremo, calificando hasta de tontos el intentar evitar que mueran de hambre decenas de miles de personas de otros países.
En relación con la oportunidad de gastar unos 100 millones de Euros, muchos de ellos de dinero público en un estado aconfesional, se ha tildado de demagógica la actitud de señalar que estaría mejor empleado el dinero en la ayuda primaria, dar de comer a quien va a morir de hambre, que en celebraciones caras para el erario público, sin entrar en el privado, pues es eso, privado.
La visita del papa no es en su cualidad de Jefe de Estado del Vaticano, sino de jefe de la iglesia católica. Es una visita pastoral, un término más que significa adoctrinamiento.
En este caso, un estado constitucionalmente aconfesional como el nuestro debe respetar las creencias de todas las personas que no supongan delito. E incluso es inevitable que el Estado tenga que afrontar algunos gastos en el desempeño de las funciones que tiene atribuidas: orden público, sanidad, etc. Unas concentraciones con un número tan grande de personas en el ejercicio de sus derechos de libertad religiosa, de opinión y de reunión, significa una pequeña merma en los derechos de otras personas que no participan de tales eventos, como la de tránsito por donde transcurra o se celebren actos, etc. Ello significa que el Estado debe emplear recursos para ordenar el transcurso de ambos. Es normal. Sea de la religión, confesión o creencia ideológica que sea.
No lo es que el Estado desgrave por el empleo de fondos privados en sufragar los gastos que ocasionan esta visita pastoral, ni que destine otros medios públicos para la mencionada celebración. Eso supone facilitar el adoctrinamiento religioso con cargo a un Estado aconfesional. Lo cual, si bien es tradicional, es anticonstitucional.
Demagogia es exigir que no se gaste en algo concreto y totalmente necesario con el argumento de que hay otra cosa también concreta y necesaria que lo es más, o de forma más inmediata.
El caso es que la religión no es totalmente necesaria. Será necesaria para quien así lo asume y acepta, pero obviamente la vida es perfectamente posible sin ella. Es el motivo que subyace en la aconfesionalidad del Estado.
También sucede que ambas cosas se dan en países distintos, por lo que muchos creen perfectamente normal gastar aquí 100 millones de Euros en una visita pastoral y que no se destine nada a que decenas de personas en otros países mueran de hambre. Es una muestra palpable más de que los países en muchas ocasiones sirven para excluir y discriminar a las personas.
Sería inimaginable que la visita fuera en una comunidad autónoma española y la hambruna en otra. ¿Entonces no sería demagogia? ¿Qué se diría de un gobierno que permitiese tal cosa? Entonces ¿qué debemos decir de países que lo permiten?
Para acabar, dos frases de Albert Einstein:
"El comportamiento ético de un hombre debería basarse con eficacia en la compasión, en la educación, y en las relaciones sociales. Las bases religiosas no son necesarias.”
"Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos".
Fuente
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