Economía de Comunión, el futuro está aquí
30 mayo 2011
Veinte años después de los inicios del proyecto de EdC, se reúnen 1700 personas en Sao Pablo para el congreso “La profecía se hace historia”, después de 4 días de labores con balances y perspectivas. Bruni: “Ahora se necesita un cambio de escala”.
Economía para el futuro. Diecisiete jóvenes de varias partes del planeta en sus propios idiomas leyeron el mensaje elaborado por ellos – “De Sao Paolo al mundo”-, un verdadero programa de trabajo: “Que la economía del 2031 sea de comunión, para nosotros y para todos”. Es el signo de aquello en lo que ellos creen, en lo que osan esperar, pero también el resultado de un camino emprendido.
Los 1.700 participantes en el congreso “La profecía se hace historia. Veinte años de Economía de Comunión” acogieron con profunda escucha las convicciones y las solicitudes articuladas por estos muchachos, intolerantes ante la lógica del capitalismo. “Nosotros jóvenes aquí en Sao Paolo en mayo del 2011, con las raíces en mayo de 1991, pero más que nunca responsables de cómo serán la economía y el mundo en el 2031, creemos que la EdC vino a la tierra, a esta tierra brasileña hace veinte años, también para alimentar y hacer posible nuestra esperanza”.
Sus proclamas ideales son el sello sobre las reflexiones de los expertos y los testimonios de los empresarios que caracterizaron el congreso, acto conclusivo de la asamblea, con 650 participantes de 37 países, desarrollada los cuatro días anteriores.
Excelente la idea de realizar en Brasil la gran cita de la EdC. La asamblea tuvo como marco la Mariápolis Ginetta, a 50 kilómetros de Sao Pablo, precisamente allí donde Chiara Lubich comunicó por primera vez la intuición que había madurado en ella observando con dolor el anillo de miseria alrededor de los rascacielos de la metrópolis paulista. No menos significativa la decisión de realizar el encuentro el domingo 29 de mayo en el Auditorio Simón Bolívar en el Memorial de América Latina, un centro, diseñado por el gran arquitecto Niemeyer, quien quiso favorecer, mediante el arte, las relaciones más estrechas entre los pueblos del continente.
30 mayo 2011
Veinte años después de los inicios del proyecto de EdC, se reúnen 1700 personas en Sao Pablo para el congreso “La profecía se hace historia”, después de 4 días de labores con balances y perspectivas. Bruni: “Ahora se necesita un cambio de escala”.
Economía para el futuro. Diecisiete jóvenes de varias partes del planeta en sus propios idiomas leyeron el mensaje elaborado por ellos – “De Sao Paolo al mundo”-, un verdadero programa de trabajo: “Que la economía del 2031 sea de comunión, para nosotros y para todos”. Es el signo de aquello en lo que ellos creen, en lo que osan esperar, pero también el resultado de un camino emprendido.
Los 1.700 participantes en el congreso “La profecía se hace historia. Veinte años de Economía de Comunión” acogieron con profunda escucha las convicciones y las solicitudes articuladas por estos muchachos, intolerantes ante la lógica del capitalismo. “Nosotros jóvenes aquí en Sao Paolo en mayo del 2011, con las raíces en mayo de 1991, pero más que nunca responsables de cómo serán la economía y el mundo en el 2031, creemos que la EdC vino a la tierra, a esta tierra brasileña hace veinte años, también para alimentar y hacer posible nuestra esperanza”.
Sus proclamas ideales son el sello sobre las reflexiones de los expertos y los testimonios de los empresarios que caracterizaron el congreso, acto conclusivo de la asamblea, con 650 participantes de 37 países, desarrollada los cuatro días anteriores.
Excelente la idea de realizar en Brasil la gran cita de la EdC. La asamblea tuvo como marco la Mariápolis Ginetta, a 50 kilómetros de Sao Pablo, precisamente allí donde Chiara Lubich comunicó por primera vez la intuición que había madurado en ella observando con dolor el anillo de miseria alrededor de los rascacielos de la metrópolis paulista. No menos significativa la decisión de realizar el encuentro el domingo 29 de mayo en el Auditorio Simón Bolívar en el Memorial de América Latina, un centro, diseñado por el gran arquitecto Niemeyer, quien quiso favorecer, mediante el arte, las relaciones más estrechas entre los pueblos del continente.
Luigino Bruni
La EdC tiene “la potencialidad de transformar desde dentro la vida económica, no sólo de las empresas, sino también de las familias, de las instituciones financieras, de las políticas económicas”, hizo presente María Voce, presidente de los Focolares, en el saludo dirigido para la ocasión. Recordó que hace falta tener presente una condición de fondo: “La EdC tendrá un nuevo empuje si tiene como horizonte el mundo unido y es capaz de mover los corazones, las acciones, el entusiasmo de quien tiene la exigencia de grandes ideales por los cuales jugarse la vida”. Ella no duda que “se abre una nueva estación de creatividad y de protagonismo de todos ustedes y que responderemos a la cita con la historia”.
Como soporte de estos mensajes el empresario Alberto Ferrucci presentó el fecundo trabajo de la Asamblea; Rubens Ricupero, rector de la Universidad Faapi de Sao Pablo, delineó los desafíos y las esperanzas de la Economía; la sociólogo brasileña Vera Araujo puso en evidencia los fundamentos de la cultura del dar, mientras que el economista Stefano Zamagni habló de la EdC como “resurgimiento” para la economía de la sociedad global.
“Hemos venido a Brasil para comprender mejor la inspiración de Chiara”, precisó Luigino Bruni, coordinador de la comisión internacional de la EdC. Delineando las perspectivas, indicó que “hoy hace falta cambiar la escala, que todos y cada uno iniciemos una empinada si queremos encaminarnos con esperanza hacia el 2031”, porque “la EdC cura la pobreza y transforma a las personas, pero ahora es necesario cambiar también las instituciones económicas”.
La EdC tiene “la potencialidad de transformar desde dentro la vida económica, no sólo de las empresas, sino también de las familias, de las instituciones financieras, de las políticas económicas”, hizo presente María Voce, presidente de los Focolares, en el saludo dirigido para la ocasión. Recordó que hace falta tener presente una condición de fondo: “La EdC tendrá un nuevo empuje si tiene como horizonte el mundo unido y es capaz de mover los corazones, las acciones, el entusiasmo de quien tiene la exigencia de grandes ideales por los cuales jugarse la vida”. Ella no duda que “se abre una nueva estación de creatividad y de protagonismo de todos ustedes y que responderemos a la cita con la historia”.
Como soporte de estos mensajes el empresario Alberto Ferrucci presentó el fecundo trabajo de la Asamblea; Rubens Ricupero, rector de la Universidad Faapi de Sao Pablo, delineó los desafíos y las esperanzas de la Economía; la sociólogo brasileña Vera Araujo puso en evidencia los fundamentos de la cultura del dar, mientras que el economista Stefano Zamagni habló de la EdC como “resurgimiento” para la economía de la sociedad global.
“Hemos venido a Brasil para comprender mejor la inspiración de Chiara”, precisó Luigino Bruni, coordinador de la comisión internacional de la EdC. Delineando las perspectivas, indicó que “hoy hace falta cambiar la escala, que todos y cada uno iniciemos una empinada si queremos encaminarnos con esperanza hacia el 2031”, porque “la EdC cura la pobreza y transforma a las personas, pero ahora es necesario cambiar también las instituciones económicas”.
Superando la orientación dominante que pone como centro el capital, Bruni hizo presente que “el primero y fundamental factor de toda empresa y de la economía son las personas. Es su creatividad, su pasión la que marca la diferencia”. Finalmente, “la EdC ha nacido y nace todos los días de un carisma: también por este motivo existe una profunda relación entre la EdC y los jóvenes: los carismas y los jóvenes tienen en común la esperanza, la fe en el futuro, los grandes proyectos e ideales”. Las nuevas generaciones en la EdC son un fruto precioso de estos primeros veinte años, pero también una garantía para caminar velozmente en el futuro.
Del enviado Paolo Lòriga
.
No comments:
Post a Comment