11/ 8/2011
El recién elegido presidente de Nicaragua, se inspira en Chávez, pero mantiene óptimas relaciones con el FMI
Paolo Manzo
São Paulo
El presidente Daniel Ortega con Barak Obama
Nicaragua eligió por tercera vez al presidente saliente Daniel Ortega, el exguerrillero sandinista que en 1979 derribó la dictadura de Somoza y que, tras haber derrotado a los militares Contras financiados por la Cia, gobernó el país entre 1985 y 1990. Era de esperar su amplia victoria de ayer, ya en la primera vuelta, con el 62% de los votos. Ahora este discutido líder que se inspira en Marx pero pacta con los representantes de la derecha, tiene por delante cinco años de poder. Acusado en el pasado de violencia carnal por su hija, en teoría imposibilitado para volver a presentarse como candidato por la Constitución- que en su caso no fue aplicada- Ortega, a sus 65 años, en el frente internacional, sigue siendo "de izquierdas". A propósito de Gheddafi y la intervención de la OTAN en Libia, por ejemplo, ha mantenido las mismas posiciones de Fidel Castro. Por motivos ideológicos, pero quizás también porque uno de sus principales consejeros es Mohamed Lashtar, el primo de 51 años del Coronel. Durante años Mohamed se encargó de los flujos de dinero entre Trípoli y Managua.
Y el domingo fue elegido al Parlamento. La misma posición intransigente que le sitúa al límite del antisemitismo respecto a la cuestión palestino-israelí, favorecida quizás por la amistad con el presidente israelí Mahmud Ahmadinejad, mientras hace algunos meses incluso propuso un referéndum para pedir daños millonarios a Washington por la vieja cuestión de los Contras, desempolvando la condena del Tribunal Internacional de Justicia de 1984 contra los Estados Unidos. Luego, tras cerrar sus alianzas también con la derecha, naturalmente no hizo nada porque, lo más sorprendente de Ortega, es precisamente su pragmatismo.
Sandinista desde luego, pero rompiendo con casi todos los fundadores que dieron origen al "Frente", el presidente reelegido mantiene buenas relaciones tanto con el Fondo Monetario Internacional como con Taiwan, la bestia negra de la emergente China, que se ha abierto al mercado pero sigue siendo comunista. Seguramente el triunfo de Ortega se vio favorecido por los dos millones de dólares que el presidente Chávez metió en sus bolsillos- algo así como el 7,6 % del PIB de Nicaragua, donde el 78 % de la población vive con dos dólares al día - entre el 2007 y hoy, es decir durante su última presidencia. El temor de una derrota y de que Venezuela cierre el grifo, tuvo seguramente mucha influencia directa sobre los electores, beneficiados por los proyectos asistenciales de Ortega, incluidas las vacas que su gobierno regaló, a centenares, a los paupérrimos agricultores nicaragüenses.
Pero Ortega, el pragmatismo lo demostró sobre todo en el frente interno, dónde colocó su Frente Sandinista al lado de todos aquéllos dispuestos a gobernar a su lado, independientemente de la ideología. Desde los grupos disidentes liberales a los conservadores, pasando por un partido democristiano y uno evangélico, incluso una fracción de sus enemigos por excelencia, los Contras, al final le dieron su apoyo.
El otro elemento decisivo para volver a ser confirmado fue la alianza con la Iglesia católica local, como fue confirmado pocas horas antes de las elecciones con el llamamiento realizado durante una misa por el cardenal Miguel Obando a todos los fieles para que votasen a favor del candidato "antiabortista", es decir, Ortega. La Nicaragua del Sandinista Ortega actualmente es el país con las leyes antiabortistas más duras del mundo, con penas que llegan hasta a los seis años de cárcel para las mujeres que interrumpen el embarazo y ocho para los médicos que las asisten. El aborto terapéutico en caso de riesgo de muerte de la madre, una práctica común en el 98 por ciento de los países miembros de las Naciones Unidas, en la Nicaragua gobernada por el guerrillero sandinista está prohibido.
Fuente.
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