Los obispos aluden además a que el verdadero origen y la causa de las numerosas crisis que preocupan a la humanidad de hoy está en la moderna crisis humana y moral que ha echado raíces en el alma nacional, y recuerdan que la Conferencia episcopal dominicana siempre se ha sentido en el deber de contribuir con su misión en aras de una nación moralmente sana, fraterna, justa y equitativa. Los obispos de República Dominicana destacan su preocupación por esta crisis que en el país asume formas de violencia creciente contra las mujeres y contra la familia, la precariedad salarial y de los servicios básicos para todos, con la mediocridad de muchos políticos y la creciente corrupción.
Los obispos dominicanos manifiestan asimismo que, de cara a estas plagas, no harán faltar su voz sincera, ni la crítica, y tanto menos las palabras de aliento para animar a un comportamiento correcto. La Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal concluye con un homenaje a sus fundadores y con una acción de gracias por los 50 años transcurridos encomendando a la Iglesia y a la población dominicana a Nuestra Señora de Altagracia, Patrona de la República Dominicana.
(PLJR - RV)
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