Paul Ryan (i) en un axcto de apoyo al candidato Mitt Romney (d) en Wisconsin. | Reuters
Eduardo Suárez (corresponsal) | Nueva York
Actualizado sábado 11/08/2012 16:05 horas
El candidato ha presentado al elegido a bordo del acorazado Wisconsin. Un buque que lleva el nombre del estado de Ryan: el congresista al que reclamaba la derecha republicana como un revulsivo para la campaña. En este acto, Romney, por confusión, ha presentado a Ryan como el "próximo presidente" de EEUU y ha asegurado que no conoce a nadie que no le respete.
Son muchos los indicios que invitaban anoche a pensar en Ryan. El jueves se disparó como favorito en las apuestas y el viernes el propio Romney avanzó en una entrevista que el elegido sería una persona "con una visión para el país". Unas palabras que muchos interpretaron como un guiño al congresista republicano, al que le precede cierta fama de intelectual.
Anoche varios blogs conservadores desvelaron que un vuelo había llegado desde Boston al pequeño aeródromo de Janesville: la localidad de Wisconsin donde el congresista reside con su esposa y sus tres hijos. A medianoche hasta tres republicanos reconocieron al New York Times que el nombre del acorazado era una pista sobre el elegido y NBC News desveló que el entorno de Romney había desvelado la noticia a los otros tres favoritos: Rob Portman, Tim Pawlenty y Marco Rubio.
El nombre de Paul Ryan se disparó de pronto en las apuestas en los últimos días por las presiones de medios como el Wall Street Journal, que emprendieron una vigorosa campaña para convencer a Romney de que Ryan era el hombre que debía acompañarle en el cartel electoral.
A priori se antojaba difícil que el candidato fuera a elegir a Ryan. No tanto por su juventud (42 años) como porque su elección no casaba con el carácter timorato de Romney, reforzado por el precedente fatídico de Sarah Palin. La lógica llevaba a pensar que el aspirante republicano optaría por opciones menos arriesgadas como el senador Rob Portman o el ex gobernador Tim Pawlenty. Pero la lógica no siempre ayuda a comprender las decisiones de un candidato en una campaña tan ajustada como la actual.
A Ryan le respaldan periodistas conservadores muy influyentes, que destacan su perfil de ideólogo y le presentan como un político valeroso al que no le importa defender decisiones impopulares pero necesarias para solucionar los problemas del país.
La caracterización tiene que ver con el trabajo de Ryan como responsable de la comisión presupuestaria de la Cámara de Representantes. Un órgano en el que el congresista presentó una propuesta para reducir el déficit en los próximos 10 años que incluye medidas que los expertos consideran difíciles de digerir.
La propuesta convirtió a Ryan en un héroe de los republicanos más conservadores y fue aprobada este año la mayoría republicana de la Cámara de Representantes. Pero sus detalles enseguida despertaron el rechazo del presidente Obama y nunca llegó a entrar en vigor por la oposición de la mayoría demócrata en el Senado.
La derecha republicana percibe la propuesta de Ryan como su gran baza en las urnas porque refleja su voluntad de atajar el problema del gasto sanitario, que amenaza con dejar un boquete irreparable en las arcas públicas. Pero los expertos apuntan que la propuesta del congresista es también un peligro para Romney porque su letra pequeña contiene recortes que muchos votantes no estarían dispuestos a aceptar.
Ryan es un político tan dinámico como dogmático. Se quedó huérfano con apenas 16 años y entró en el Capitolio con apenas 28 años después de una carrera fulgurante como asesor. Nunca ha tenido ningún empleo serio lejos de la política y le gusta castigarse en el gimnasio y dormir en su despacho para ahorrar tiempo.
El anuncio llega en un momento delicado para Romney, que se encuentra por detrás de su rival en la mayoría de los estados que dirimirán los comicios de noviembre. El evento de hoy será el pistoletazo de salida de una gira electoral que recorrerá los estados decisivos de Virginia, Florida, Ohio y Carolina del Norte.
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