En innumerables ocasiones se buscó poner fin a la Compañía de Jesús, a la cual pertenece el Papa
Juan Pablo Reyes y Lilian Hernández
14/03/2013 04:11
Celebración. En la imagen, de 2008, los jesuitas celebraron sus 35 años junto con Benedicto XVI. Foto: AP
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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de marzo.- En siglos pasados el Papado dio la espalda a la Compañía de Jesús, fue en 1773 cuando Clemente XIV, presionado por España, Francia y Portugal, determinó disolver la comunidad. Los también conocidos como “Soldados de Dios” fueron restablecidos como congregación religiosa por Pío VII en 1814, y fue casi 200 años después cuando un jesuita se convirtió en el máximo líder de la Iglesia católica: Jorge Mario Bergoglio.
El papa Paulo III aprobó la creación de los jesuitas por parte de San Ignacio de Loyola en 1540, mientras el catolicismo vivía en un conflicto interno causado por la Reforma Protestante, en el contexto en que surgió la nueva comunidad religiosa también destaca la expansión de las fronteras geográficas, la conquista de los países americanos y las nuevas rutas de comercio.
La Compañía de Jesús se caracterizó por demostrar su lealtad incondicional al Papa, de ahí el mote de “Soldados de Dios” y mantuvo su actividad educativa y misionera desde el siglo XVI en Europa, Asia, África y América. El jesuita italiano Mateo Ricci logró lo imposible al implementar misiones en China donde buscó difundir el cristianismo.
La misión de Francisco
San Francisco Javier, conocido también como “el gigante de las misiones” fue uno de los integrantes más importantes de la congregación jesuita, en 1540, por orden de su fundador y superior Ignacio de Loyola, Francisco viajó a la India para realizar la primera expedición misional de la Compañía de Jesús.
Él dedicó su tiempo en reconvertir a los cristianos de varias localidades, además de la India, viajó a Japón y China.
El Papa negro
La Compañía de Jesús tenía una gran influencia en la santa sede y en las decisiones que se tomaban en muchos países católicos por la posición y aceptación que la orden había conseguido en la sociedad, ante esta situación, el Padre General de los jesuitas era conocido como “El Papa Negro”.
Lo anterior debido a la sotana de color negro que utilizan los integrantes de esta congregación religiosa, en contraste con la vestimenta blanca usada por el Papa.
En el siglo XIX, Napoleón Bonaparte al igual que otros líderes europeos había denunciado la fuerte influencia y poder que los “soldados de Dios” ejercían, al grado de calificarlos como un ejército sediento de poder al cual debían eliminar.
La expulsión de los jesuitas
En la segunda mitad del siglo XVIII Portugal, España y Francia buscaron poner fin a la Compañía de Jesús debido al supuesto “poder” que ejercían en la educación, la economía y la política. En 1759 Portugal se convirtió en el primer país en expulsar a jesuitas por iniciativa del marqués de Pombal, poco más de mil jesuitas de dicha nación y sus colonias fueron deportados con destino a los Estados Pontificios.
Cuatro años después, la monarquía francesa decretó la disolución de la orden en su territorio y el embargo de sus bienes por una presunta malversación de fondos.
En 1767 el rey español Carlos III determinó la expulsión de la totalidad de los integrantes de la Compañía de Jesús de todos los territorios pertenecientes a la Corona Española, incluida la Nueva España, por razones “que se guardaba en su real pecho”.
Se decretó la incautación de las pertenencias de los jesuitas y se les exigió abandonar sus obras destinadas a la educación, lo que a decir del historiador José Luis Reyes “supuso un golpe mortal a la formación educativa de los jóvenes novohispanos”.
Con la determinación del monarca español también quedaron canceladas de forma definitiva las misiones que los jesuitas tenían en América para favorecer a los indígenas guaraníes, las del noroeste de la Nueva España y las del Marañón.
Finalmente, el papa Clemente XIV suprimió la comunidad jesuita y el superior general de la orden, Lorenzo Ricci, fue encerrado en el Castillo Sant´Angelo de Roma por decisión del pontífice. La Compañía de Jesús fue restituida 41 años después.
Durante el siglo XIX y el siglo XX los jesuitas crecieron, actualmente son poco más de 19 mil los sacerdotes que la integran, siendo la orden religiosa masculina más numerosa de la Iglesia y con mayor presencia en África.
Después de la década de 1950, grupos minoritarios de jesuitas fueron vinculados con la teología de la liberación y por expresarse contra de diversas disposiciones del Papa sobre la doctrina católica.
Sin embargo, la mayor parte de la congregación ha reiterado su obediencia total a la figura del líder de la Iglesia católica.
Esperan un Pontificado austero
El papa Francisco le dará un estilo muy particular de austeridad a su Pontificado, porque el arzobispo argentino Jorge Bergoglio, es un hombre con un estilo de vida muy sencillo y austero, además de ser muy cercano a los pobres.
El rector de la Universidad Iberoamericana y sacerdote jesuita, José Morales Orozco, consideró que para la orden de la Compañía de Jesús “es una sorpresa, porque era el único jesuita que estaba en el cónclave”, aunque se rumoró que desde la elección de Benedicto XVI, el argentino Jorge Mario Bergoglio también fue candidato.
“Como jesuitas nos da gusto, porque es la primera vez que un jesuita llega, a pesar de que tenemos un voto de no aceptar ningún cargo eclesiástico, pero el cardenal Bergoglio, por petición del Papa Juan Pablo II fue nombrado obispo y luego cardenal”, comentó el rector jesuita, quien ingresó a la orden en 1963.
Para el provincial de los jesuitas en México de 1989 a 1995 la elección del cardenal argentino formado en la Compañía de Jesús no representa una satisfacción especial, “para la orden es como si fuera cualquier otro, porque desde que fue nombrado obispo ya no pertenecía jurídicamente a los jesuitas”.
Añadió, sin embargo, que es claro que sí tiene el espíritu jesuita y se verá en su Pontificado, porque trabajó muchos años y estuvo en la provincia argentina, pero cuando lo nombran obispo dejó de ser parte de la Compañía y pertenece a la jerarquía de la Iglesia católica.
En ese sentido, dijo que al ser la única orden que tiene como cuarto voto la obediencia especial al Papa, “vamos a obedecerlo como Papa, como jesuita”.
Incluso, recordó que la Compañía de Jesús fue fundada para ponerse al servicio del Papado, “por eso se vincula con un voto especial, ya sea de izquierda, derecha o en cualquier contexto de la Iglesia”, ya que cuando se fundó la Orden de los Jesuitas la Iglesia atravesaba una crisis profunda como la que atraviesa ahora.
Por tanto, subrayó José Morales Orozco, que una de las funciones de los Jesuitas es estar al servicio de la humanidad desde las trincheras de la Iglesia católica.
Elección “es un regalo”
La elección del arzobispo argentino Jorge Bergoglio como el nuevo papa Francisco en sustitución de Benedicto XVI representa una reivindicación a la Compañía de Jesús y un regalo para los latinoamericanos.
El académico Rubén Aguilar, quien perteneció a la orden jesuita durante 14 años, pero que decidió no ordenarse para irse a la Guerrilla en 1980 a El Salvador, consideró que en la elección del Sumo Pontífice es muy probable que haya influido en gran medida que sea un hombre latinoamericano, más allá de su formación jesuita.
“La Compañía de Jesús fue particularmente golpeada durante el ejercicio de Juan Pablo II, fue incluso, indignante y es una reivindicación de la Compañía de Jesús en este personaje, en este cardenal argentino”, puntualizó el profesor de la Universidad Iberoamericana, la cual es reconocida como una de las instituciones jesuitas más destacada del país.
Comentó que también parece haber influido la edad, ya que para la Iglesia Católica es mejor tener un Papa más grande que uno joven, porque un Pontificado largo personaliza el poder “y causa mucho daño”.
Entrevistado por Excélsior, Aguilar subrayó que de este cónclave no se puede esperar una reforma profunda de carácter teológico, porque “todos los cardenales comparten la misma visión”, aunque “por más conservador que sea, Jorge Bergoglio no tiene nada que ver con el común de los conservadores de la Iglesia”.
Aclaró que no es extraño que sea el primer Papa jesuita, porque en la orden de la Compañía de Jesús existe un principio básico de no aceptar cargos en la jerarquía católica, ya que “los jesuitas renuncian a ello y al ingresar a la orden, una de las decisiones es no aceptar cargos en la estructura jerárquica de la Iglesia y quien lo acepta es de manera excepcional”, explicó.
Detalló que cuando un miembro decide aceptar ser obispo, en ese momento ya no depende directamente de la orden, aunque siempre seguirá firmando como jesuita con la S.J. ( Societatis Jesu, que es Compañía de Jesús en latín).
“Lo va a conservar siempre, pero ya no actúa en relación directa de la obediencia a su superior, sino que queda como liberado y hasta que se jubila vuelve al ámbito de la Compañía de Jesús”, puntualizó Rubén Aguilar.
Los Jesuitas son la única orden del mundo que tiene un cuarto voto. Además del voto de pobreza, castidad y obediencia, tiene un cuarto voto que es obediencia al Papa y es una característica desde la época de San Ignacio de Loyola, ya que su fundador determinó que siempre estarían a disposición del Sumo Pontífice.
La Compañía de Jesús surge formalmente en 1540 fundada por San Ignacio de Loyola junto con otros amigos que estudiaban en la Sorbona de París. De Loyola fue militar y por lo mismo dentro de la orden hay una terminología militar. Decía que era la caballería ligera de la Iglesia, un grupo muy rápido para poder actuar.
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