Los que defienden el error dirán: "El Señor dice", "cuando el Señor no ha hablado". Testifican una falsedad, y no la verdad. Si los que han estado proclamando el mensaje de que la iglesia es Babilonia hubieran usado el dinero gastado para publicar y hacer circular este error, en edificar, en lugar de destruir, habrían hecho evidente que son el pueblo al cual Dios dirige.
Hay una gran obra que hacer en el mundo, una gran obra que debe ser realizada en los países extranjeros. Deben establecerse escuelas para que nuestros jóvenes, niños y personas de edad más madura sean educados tan rápidamente como sea posible, a fin de que entren en el campo misionero. Se necesitan no solamente ministros para los campos extranjeros, sino obreros sabios y juiciosos de todas clases. Está resonando desde todas partes del mundo el llamado macedónico: "Pasa . . . y ayúdanos". Con toda la responsabilidad que descansa sobre nosotros de ir y predicar el Evangelio a toda criatura, existe una gran necesidad de hombres y medios, y Satanás está trabajando en toda forma concebible para comprometer los medios, y para impedir que los hombres se empeñen en la misma obra que deberían estar haciendo. El dinero que debiera usarse en realizar la buena obra de edificar casas de culto, de establecer escuelas para la educación de los obreros destinados al campo misionero, de adiestrar a jóvenes y señoritas de manera que puedan salir y trabajar con paciencia, con inteligencia y con toda perseverancia, para ser agentes por cuyo intermedio pueda prepararse un pueblo que permanezca en pie en el gran día de Dios, es distraído de un uso que reporta utilidad y bendición a un uso de perversidad y maldición.
El gran día de Dios está sobre nosotros, y se apresura grandemente, y hay una gran obra que realizar, la cual debe ser hecha con presteza. Pero hallamos que en medio de la obra que ha de hacerse, están los que profesan creer la verdad presente y que no saben cómo invertir los medios que les fueron confiados, quienes, por falta de mansedumbre y humildad de corazón, no ven cuán grande es la tarea que ha de hacerse. Todos los que aprendan de Jesús serán obreros juntamente con él. Pero los que salen a proclamar el error, gastando tiempo y dinero en una obra vana, arrojan cargas acrecentadas sobre los verdaderos obreros que trabajan en campos nuevos; pues en lugar de dedicar su tiempo a defender la verdad, éstos se ven obligados a contrarrestar la obra de los que proclaman la falsedad y pretenden tener un mensaje del cielo.
Si los que han hecho esta clase de trabajo hubieran sentido la necesidad de contestar la oración que Cristo ofreció a su Padre inmediatamente antes de su crucifixión -de que los discípulos de Cristo fueran uno como él y el Padre lo son-, no estarían malgastando medios que les son confiados y que tanto se necesitan para hacer progresar la verdad. No estarían malgastando precioso tiempo y capacidad para diseminar el error, haciendo necesario que los obreros dediquen su tiempo para contrarrestar y anular su influencia. Una obra de este carácter es inspirada, no de arriba sino de abajo.
"¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová y apóyese en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y estáis cercados de centellas: andad a la luz de vuestro fuego, y a las centellas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados". El mensaje que ha sido dado por aquellos que han proclamado que la iglesia es Babilonia, ha dejado la impresión de que Dios no tiene iglesia sobre la tierra.
Testimonios para Los Ministros, p.39-41
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