El Papa regaló a cada una de las Iglesias americanas un tríptico de Cristo glorioso
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 18 agosto 2008 (ZENIT.org).- "El servicio más importante que podemos brindar a nuestros hermanos es el anuncio claro y humilde de Jesucristo", afirma Benedicto XVI en el mensaje dirigido a los participantes en el III Congreso Americano Misionero, celebrado en Quito del 12 al 17 de agosto pasados.
El encuentro concluyó con la misa, presidida por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, República Dominicana, enviado especial del Papa, en la que se lanzó la gran misión continental, convocada por la quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada e Aparecida en el mes de mayo de 2007.
En su mensaje al encuentro, el Papa insistió en la importancia del encuentro personal con Jesucristo como base del testimonio que el misionero debe ofrecer "para que el Señor sea cada día más conocido, amado, seguido y alabado en esas benditas tierras".
"La hora presente es una ocasión providencial para que, con sencillez, limpieza de corazón y fidelidad, volvamos a escuchar cómo Cristo nos recuerda que no somos siervos, sino sus amigos", añade el Papa.
"Él ha vencido el pecado y la muerte, nos otorga cotidianamente su perdón, nos enseña a perdonar y nos llama a vivir una vida alejada del egoísmo que nos esclaviza y colmada del amor que nos engrandece y dignifica".
Los cristianos deben ofrecer al mundo de hoy, según el pontífice, su testimonio personal de relación con Jesucristo, de identificación con su persona.
"Él nos instruye para que permanezcamos en su amor sin amoldarnos a los dictados de este mundo", añade. "De este modo, con toda nuestra vida, con el gozo de sabernos amados por Jesús, a quien podemos llamar hermano, seremos instrumentos válidos para que Él siga atrayendo a todos con la misericordia que brota de su Cruz".
"Beban el agua vivificante que mana del costado del Salvador y sacien de su frescura cristalina a todos los que están sedientos de justicia, paz y verdad; a los que están sumidos en la cerrazón del pecado o en la oscuridad de la violencia. Sientan el consuelo de Cristo y ofrezcan el bálsamo de su amor a los atribulados, a los que andan apesadumbrados por el dolor o han quedado heridos por la frialdad del indiferentismo o el flagelo de la corrupción".
Pero este testimonio, según el Papa, debe ir unido a la fidelidad al Magisterio y a la comunión eclesial: "Estos retos exigen superar el individualismo y el aislamiento y reclaman robustecer el sentido de pertenencia eclesial y la colaboración leal con los Pastores, con el fin de formar comunidades cristianas orantes, concordes, fraternas y misioneras".
La misión evangelizadora debe ir unida "a la oración perseverante, la meditación ferviente de la Palabra de Dios, la obediencia al Magisterio de la Iglesia, la digna celebración de los Sacramentos y el testimonio de la caridad fraterna".
Benedicto XVI comparó el Congreso con un "cenáculo continental" al que "llega la fuerza potente del Espíritu Santo, que con sus dones y carismas continúa impulsando a la Iglesia a pregonar la Buena Noticia de la salvación a cada persona, en particular a las que desconocen a Cristo o, tal vez, lo han olvidado, llegando hasta los extremos confines de la tierra".
A través del cardenal López Rodríguez, el Papa manifestó a los congresistas su "cercanía espiritual".
Les animó "a compartir con otros este tesoro, pues no hay riqueza mayor que gozar de la amistad de Cristo y caminar a su lado. Merece la pena consagrar a esta hermosa labor nuestras mejores energías, sabiendo que la gracia divina nos precede, sostiene y acompaña en su realización".
Ante la misión continental, que llevarán adelante todas las Iglesias particulares de América Latina y el Caribe, el Papa ha regalado a cada una de ellas un tríptico "en el que aparece Cristo glorioso que, con sus brazos abiertos, acoge a todos".
"Él nos precede en el camino de la vida y nos ayudará a aspirar a la santidad, de modo que se despierte en cada bautizado el misionero que lleva dentro de sí y se venza la vacilación o la mediocridad que a menudo nos asalta".
"Ante las dificultades de un ambiente a veces hostil, de la escasez de resultados de un ambiente a veces hostil, de la escasez de resultados inmediatos y espectaculares o frente a la insuficiencia de medios humanos, los invito a no dejarse vencer por el miedo, abatir por el desánimo o arrastrar por la inercia. Recuerden las palabras de Jesús, el Buen Pastor: 'Ustedes encontrarán la persecución en el mundo. Pero, ánimo, yo he vencido al mundo'".
El tríptico del Cristo de la Misión es una obra de Eduardo Velásquez, artista peruano, realizada en estilo mestizo. Las reproducciones las ha costeado la asociación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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Fuente: http://es.catholic.net/laiglesiahoy/mundoarticulo.phtml?consecutivo=28148
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Nota: Rojitas agregadas para dar enfasis..........Arsenio.