■ La crisis “probablemente empeorará antes de mejorar”, advirtió
■ Anuncia el programa de gasto público más grande desde los años 30
David Brooks (Corresponsal)
Nueva York, 24 de noviembre. El presidente electo Barack Obama anunció hoy lo que podría ser el programa de gasto público más ambicioso desde los tiempos de Franklin Roosevelt para rescatar la economía, y presentó a su equipo económico encargado de enfrentar lo que calificó como una crisis “histórica” que aun a dos meses de su toma de posesión ya lo ha obligado a empezar a tomar el timón del Poder Ejecutivo.
A diferencia del gobierno saliente de George W. Bush, Obama destacó que sus políticas tendrán el objetivo no sólo de rescatar al sector financiero sino también a la economía general, o como dijo a “Wall Street y a Main Street” (Main Street es la calle central de cualquier pueblo, o sea, se refiere al mundo más allá del sector financiero).
“Enfrentamos una crisis económica de proporciones históricas”, afirmó Obama y agregó que “si no actuamos de manera audaz” se pronostican millones más de desempleados el próximo año. Por tanto, declaró que se elaborará y promoverá un paquete de estímulo económico para resucitar la economía a través de inversiones en infraestructura y obras públicas con la idea de crear y/o mantener 2.5 millones de empleos. Subrayó que “no podemos tener un Wall Street próspero mientras que Main Street sufre”, y por ello se tiene que hacer más que sólo estabilizar el sector financiero, sino se tienen que establecer políticas que a largo plazo lleven a un crecimiento económico sustentable.
A la vez, Obama advirtió que no habrá “soluciones rápidas” y que la crisis “probablemente empeorará antes de mejorar”.
Respuesta extraordinaria
Al declarar que se requiere de gente con “juicio sano y fresco pensamiento”, y de “profunda experiencia y una riqueza de nuevas ideas” para formular la “respuesta política extraordinaria” necesaria para enfrentar esta crisis, presentó a los cuatro integrantes de su equipo económico: Timothy Geithner, actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York como su próximo secretario del Tesoro; Lawrence Summers, ex secretario de Tesoro, como director de su Consejo Nacional Económico; Christina Romer, profesora de economía en la Universidad de California en Berkeley, como jefa del Consejo de Asesores Económicos, y a Melody Barnes, como jefa del Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca.
Geithner ha estado íntimamente involucrado con el rescate del sector bancario en Nueva York en los pasados meses, pero también tiene amplia experiencia en el ámbito económico internacional –fue subsecretario del Tesoro para asuntos internacionales durante parte de la presidencia de Bill Clinton, como también funcionario del Fondo Monetario Internacional–, algo que subrayó Obama al recordar que la crisis ya no es solo nacional sino global.
Summers, afirmó Obama, comparte el eje de “mi propia filosofía económica” que es que “la clave de una economía fuerte es una clase media fuerte y creciente”, y dijo que eso “será el fundamento de todas mis políticas económicas”.
Summers fue secretario y subsecretario del Tesoro durante la presidencia de Clinton y después presidente de la Universidad de Harvard. Anteriormente fue economista en jefe del Banco Mundial.
Ambos son considerados como “pragmáticos” con amplia experiencia y gozan de “confianza” en Wall Street (de hecho, desde la filtración de que se nombrarían a Geithner y Summers el pasado viernes, combinado con el “rescate” de Citigroup, se registraron dos días de repunte dramático en la Bolsa de Nueva York).
Ambos ofrecen dos cualidades aparentemente claves en esta coyuntura, señalan varios expertos: continuidad, o sea son figuras conocidas en los sectores financieros y políticos, y segundo, experiencia en el manejo de crisis y formulación de políticas. Vale recordar que los dos estaban encargados de abordar las crisis internacionales de los años 90, empezando con México y después Tailandia, Rusia y Argentina, entre otras.
Pero esta crisis es algo que nadie ha visto en sus vidas y hasta ahora la respuesta de Washington es percibida como una para los inversionistas y los banqueros y casi nada para todos los demás.
Mientras que Citigroup, hace poco el banco más grande y poderoso del mundo (con unos 2 billones de dólares en activos y operaciones en más de 100 países), es rescatado, por el momento, por el gobierno, la ayuda para los millones de afectados por la crisis sólo se queda en promesas. Aquí se suele hablar de cómo ciertas empresas son “demasiado grandes como para fracasar”, por las enormes consecuencias económicas que eso implica. Al parecer, hasta ahora ninguna de los millones de personas afectadas por la crisis, ni en su conjunto, son consideradas tan grandes como para ameritar un rescate equivalente.
Supuestamente es por esto que el equipo de Obama está formulando, en conjunto con la bancada demócrata en el Congreso, un llamado paquete de estímulo económico que podría ser el programa de gasto público más grande desde la Gran Depresión, con algunos líderes y figuras demócratas hablando de entre 500 a 700 mil millones de dólares a lo largo de dos años. El propósito sería financiar obras públicas para reparar la infraestructura nacional como también, según indicó hoy Obama, establecer las bases para cambios a largo plazo en el sector energético y ambiental, como el de salud y educación.
Obama rehusó dar cifras, declarando que su nuevo equipo, presentado hoy, tendrá como tarea desarrollar los detalles y términos de este paquete, pero prometió que tendría que ser “suficientemente grande” como para tener un impacto real en estimular la economía.
Mientras tanto, también reiteró que se requiere hacer algo para apoyar el sector automotor ya que es “la columna vertebral” de la base industrial estadunidense, pero Obama dijo que las empresas tendrían que presentar un plan mucho más detallado sobre sus planes para mantenerse viables a largo plazo.
Sorprendente consenso
Todo esto implica cientos de miles de millones de dólares adicionales a los 700 mil millones ya aprobados para el rescate financiero. Aunque algunos se preocupan de los efectos de un gasto público tan elevado, y cómo financiarlo, hay un sorprendente consenso tanto entre economistas liberales y conservadores (incluyendo algunos de los ideólogos económicos de Ronald Reagan) sobre la necesidad de un estímulo gubernamental para rescatar la economía.
“La recesión de los treinta se convirtió en la Gran Depresión porque los formuladores de políticas no tomaron las acciones necesarias. Nadie quiere repetir ese error esta vez…. El peligro es no hacer lo suficiente”, dijo el economista liberal Jared Bernstein del Economic Policy Institute, al Washington Post.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2008/11/25/index.php?section=economia&article=027n1eco
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