26 de Marzo - 14:06hs
Por los asentamientos judíos de Cisjordania
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, presionado por los ultraortodoxos que forman parte de su coalición de gobierno, realizó una movida externa que apunta a su frente interno: interrumpió el diálogo con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por investigar sus asentamientos en Cisjordania.
La decisión fue comunicada a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, que ordenó a su delegación diplomática de Ginebra que corte cualquier tipo de contacto con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU e ignore todas las llamadas telefónicas que intenten hacerle.
El Gobierno israelí dice responder así a la decisión del Consejo de abrir una investigación sobre los asentamientos judíos de Cisjordania, aprobada el pasado jueves, aunque la realidad refleja el conflictivo frente interno que tiene abierto por ese mismo tema.
Es que hoy, la coalición de Netanyahu enfrentó un nuevo tembladeral producido por el partido nacional religioso Habait Hayehudi, que amenazó con abandonar el espacio debido a la orden judicial de desalojo del mayor asentamiento "rebelde" en Cisjordania.
El Tribunal Supremo del país rechazó ayer la solicitud del gobierno de aplazar el desalojo hasta 2015 y los ultraderechistas amenazaron con salir del gobierno si el puesto externo de Migron era desalojado, informó la agencia de noticias DPA.
La fiscalía israelí y los residentes de Migron, ubicado al norte de Jerusalén, habían llegado antes a un acuerdo para el desmantelamiento pacífico de este asentamiento "rebelde".
El Tribunal Supremo ordenó el desalojo de este puesto externo en un principio para fines de este marzo, porque la construcción se hizo en un terreno privado palestino y según este acuerdo, los colonos tendrían tres años para ser realojados en el asentamiento oficial de Psago, ubicado a dos kilómetros.
Netanyahu aclaró que su gobierno acatará la sentencia, pero a las pocas horas dio a conocer la información de la interrupción del diálogo con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Vale recordar también que las autoridades israelíes ordenaron igualmente que se prohíba la entrada en la zona a la comisión de investigación creada por el Consejo para investigar la construcción de asentamientos en Cisjordania.
"No vamos a permitir que los miembros del Consejo de Derechos Humanos visiten Israel. Nuestro embajador ha recibido instrucciones de ni siquiera contestar las llamadas telefónicas", explicó un responsable de la Cancillería israelí al diario Haaretz.
La fuente menciona igualmente a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay.
"El secretariado del Consejo de Derechos Humanos y Navi Pillay provocaron este proceso creando una comisión internacional de investigación sobre los asentamientos. En consecuencia, no vamos a colaborar con ellos a partir de ahora y no acudiremos al Consejo", explicó, según informa la agencia de noticias Europa Press.
El pasado viernes, el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, criticó la decisión del Consejo y aseguró que es una prueba de que los palestinos no quieren reanudar las negociaciones con Israel.
"Nos enfrentamos al terror de Al Qaeda por un lado y al terror diplomático de Abu Mazen por el otro", dijo Lieberman, en referencia al
apodo del presidente palestino, Mahmud Abbas.
En Cisjordania y en Jerusalén Este viven cerca de medio millón de colonos -en asentamientos que según la legislación internacional son ilegales- rodeados de unos 2,5 millones de palestinos. Su desmantelamiento es un reclamo central de los palestinos para volver a sentarse a la mesa de negociación por la paz.
Sin embargo, para Israel existen dos clases de asentamientos: los que son construidos con permiso y los puestos externos ilegales.
El Gobierno israelí dice responder así a la decisión del Consejo de abrir una investigación sobre los asentamientos judíos de Cisjordania, aprobada el pasado jueves, aunque la realidad refleja el conflictivo frente interno que tiene abierto por ese mismo tema.
Es que hoy, la coalición de Netanyahu enfrentó un nuevo tembladeral producido por el partido nacional religioso Habait Hayehudi, que amenazó con abandonar el espacio debido a la orden judicial de desalojo del mayor asentamiento "rebelde" en Cisjordania.
El Tribunal Supremo del país rechazó ayer la solicitud del gobierno de aplazar el desalojo hasta 2015 y los ultraderechistas amenazaron con salir del gobierno si el puesto externo de Migron era desalojado, informó la agencia de noticias DPA.
La fiscalía israelí y los residentes de Migron, ubicado al norte de Jerusalén, habían llegado antes a un acuerdo para el desmantelamiento pacífico de este asentamiento "rebelde".
El Tribunal Supremo ordenó el desalojo de este puesto externo en un principio para fines de este marzo, porque la construcción se hizo en un terreno privado palestino y según este acuerdo, los colonos tendrían tres años para ser realojados en el asentamiento oficial de Psago, ubicado a dos kilómetros.
Netanyahu aclaró que su gobierno acatará la sentencia, pero a las pocas horas dio a conocer la información de la interrupción del diálogo con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Vale recordar también que las autoridades israelíes ordenaron igualmente que se prohíba la entrada en la zona a la comisión de investigación creada por el Consejo para investigar la construcción de asentamientos en Cisjordania.
"No vamos a permitir que los miembros del Consejo de Derechos Humanos visiten Israel. Nuestro embajador ha recibido instrucciones de ni siquiera contestar las llamadas telefónicas", explicó un responsable de la Cancillería israelí al diario Haaretz.
La fuente menciona igualmente a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay.
"El secretariado del Consejo de Derechos Humanos y Navi Pillay provocaron este proceso creando una comisión internacional de investigación sobre los asentamientos. En consecuencia, no vamos a colaborar con ellos a partir de ahora y no acudiremos al Consejo", explicó, según informa la agencia de noticias Europa Press.
El pasado viernes, el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, criticó la decisión del Consejo y aseguró que es una prueba de que los palestinos no quieren reanudar las negociaciones con Israel.
"Nos enfrentamos al terror de Al Qaeda por un lado y al terror diplomático de Abu Mazen por el otro", dijo Lieberman, en referencia al
apodo del presidente palestino, Mahmud Abbas.
En Cisjordania y en Jerusalén Este viven cerca de medio millón de colonos -en asentamientos que según la legislación internacional son ilegales- rodeados de unos 2,5 millones de palestinos. Su desmantelamiento es un reclamo central de los palestinos para volver a sentarse a la mesa de negociación por la paz.
Sin embargo, para Israel existen dos clases de asentamientos: los que son construidos con permiso y los puestos externos ilegales.
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