Los tres países han incrementado mucho el gasto y las amenazas a EEUU apoyándose en el crudo por las nubes. Con la caída de los precios, ¿podrán mantenerlo?.
Michael Slackman / NYT
A medida que el precio del petróleo subía y subía en los últimos años, los líderes de Venezuela, Irán y Rusia irrumpían con fuerza en la escena mundial, utilizando la diplomacia de la chequera y, en ocasiones, la intimidación. Hoy, el hundimiento del crudo pone sobre la mesa la cuestión de si estos países pueden mantener el gasto... y su desafío a la hegemonía de EEUU. Para los tres países, el dinero del petróleo es un medio para un fin ideológico.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo usó para arrancar en frío una revolución socialista y respaldar a un puñado de líderes afines en Latinoamérica que tratan de erosionar la influencia americana.
A Irán le ha servido para extender su influencia por Oriente Medio, promoverse como un líder del mundo islámico y ha usado sus petrodólares para tratar de desafiar los esfuerzos de Occidente para bloquear su programa nuclear. Si los precios siguen cayendo, tal vez tendría que replantearse una mayor cooperación en este asunto para llegar a un acuerdo.
En cuanto a Rusia, que sufrió un humillante colapso económico en los años 90 tras la caída del comunismo, ha recuperado parte de su anterior estatus en el mundo. Ha comenzado a reconstruir su Ejército, se hizo con el control de los oleoductos de petróleo y gas y ha hecho frente a la extensión de los tentáculos de Occidente, especialmente de EEUU, sobre el antiguo imperio soviético.
El país deposita una significativa parte de sus ingresos petroleros en dos fondos de estabilización, que a comienzos de este mes ascendían a 190.000 millones de dólares.
Más dificultades
El Kremlin ha comenzado a recurrir a estos fondos para apuntalar el sector bancario y los mercados financieros, gravemente tocados por la crisis. Estos rescates, unido a un descenso de los ingresos por gas y petróleo, podría hacer difícil para el Kremlin llevar a cabo planes para modernizar sus infraestructuras y promover sus ambiciones exteriores. Aún así, el poder de Putin permanece inalterado. Pero es difícil financiar estas ambiciones cuando el petróleo apenas supera los 60 dólares, como ocurría ayer, frente a los 147 dólares de hace tres meses.
Esto no significa que alguno de estos países afronte un inmediato desastre económico o que vaya a abandonar sus objetivos políticos. Y el precio del crudo, que sigue siendo el doble de lo que era considerado alto hace apenas unos años, puede volver a remontar. Eso sí, futuras caídas podrían llevarles al déficit o al menos obligarles a elegir entre sus prioridades. Una recesión mundial, que algunos economistas consideran probable, empeoraría más las cosas, enfriando la demanda de energía y hundiendo los precios.
No está claro hasta qué punto las nuevas presiones podrían crear más oportunidades para EEUU para rebajar la tensión, o si los líderes de los tres países elevarán el tono de sus críticas aunque no puedan permitirse acciones. Chávez continúa con su propuestas a Rusia. Y tanto él como el primer ministro ruso Vladimir Putin o el iraní Mahmud Ahmadineyad pueden ver a EEUU, seriamente afectado por la crisis financiera, como más vulnerable.
Para Daniel Yergin, director de una firma de consultoría sobre energía en Cambridge, los estados petroleros deben afrontar unos nuevos cálculos. En principio, vieron la crisis económica como un problema sobre todo para EEUU, pero entonces los precios del petróleo entraron en caída libre. “Ahora, los productores están experimentando un shock petrolero inverso. A medida que los ingresos aumentaban, también lo hacía el gasto público y la perspectiva de más beneficios llevó a mayores ambiciones, pero están descubriendo cómo están de integrados en el mundo globalizado”, señala el analista.
A medida que el precio del petróleo subía y subía en los últimos años, los líderes de Venezuela, Irán y Rusia irrumpían con fuerza en la escena mundial, utilizando la diplomacia de la chequera y, en ocasiones, la intimidación. Hoy, el hundimiento del crudo pone sobre la mesa la cuestión de si estos países pueden mantener el gasto... y su desafío a la hegemonía de EEUU. Para los tres países, el dinero del petróleo es un medio para un fin ideológico.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo usó para arrancar en frío una revolución socialista y respaldar a un puñado de líderes afines en Latinoamérica que tratan de erosionar la influencia americana.
A Irán le ha servido para extender su influencia por Oriente Medio, promoverse como un líder del mundo islámico y ha usado sus petrodólares para tratar de desafiar los esfuerzos de Occidente para bloquear su programa nuclear. Si los precios siguen cayendo, tal vez tendría que replantearse una mayor cooperación en este asunto para llegar a un acuerdo.
En cuanto a Rusia, que sufrió un humillante colapso económico en los años 90 tras la caída del comunismo, ha recuperado parte de su anterior estatus en el mundo. Ha comenzado a reconstruir su Ejército, se hizo con el control de los oleoductos de petróleo y gas y ha hecho frente a la extensión de los tentáculos de Occidente, especialmente de EEUU, sobre el antiguo imperio soviético.
El país deposita una significativa parte de sus ingresos petroleros en dos fondos de estabilización, que a comienzos de este mes ascendían a 190.000 millones de dólares.
Más dificultades
El Kremlin ha comenzado a recurrir a estos fondos para apuntalar el sector bancario y los mercados financieros, gravemente tocados por la crisis. Estos rescates, unido a un descenso de los ingresos por gas y petróleo, podría hacer difícil para el Kremlin llevar a cabo planes para modernizar sus infraestructuras y promover sus ambiciones exteriores. Aún así, el poder de Putin permanece inalterado. Pero es difícil financiar estas ambiciones cuando el petróleo apenas supera los 60 dólares, como ocurría ayer, frente a los 147 dólares de hace tres meses.
Esto no significa que alguno de estos países afronte un inmediato desastre económico o que vaya a abandonar sus objetivos políticos. Y el precio del crudo, que sigue siendo el doble de lo que era considerado alto hace apenas unos años, puede volver a remontar. Eso sí, futuras caídas podrían llevarles al déficit o al menos obligarles a elegir entre sus prioridades. Una recesión mundial, que algunos economistas consideran probable, empeoraría más las cosas, enfriando la demanda de energía y hundiendo los precios.
No está claro hasta qué punto las nuevas presiones podrían crear más oportunidades para EEUU para rebajar la tensión, o si los líderes de los tres países elevarán el tono de sus críticas aunque no puedan permitirse acciones. Chávez continúa con su propuestas a Rusia. Y tanto él como el primer ministro ruso Vladimir Putin o el iraní Mahmud Ahmadineyad pueden ver a EEUU, seriamente afectado por la crisis financiera, como más vulnerable.
Para Daniel Yergin, director de una firma de consultoría sobre energía en Cambridge, los estados petroleros deben afrontar unos nuevos cálculos. En principio, vieron la crisis económica como un problema sobre todo para EEUU, pero entonces los precios del petróleo entraron en caída libre. “Ahora, los productores están experimentando un shock petrolero inverso. A medida que los ingresos aumentaban, también lo hacía el gasto público y la perspectiva de más beneficios llevó a mayores ambiciones, pero están descubriendo cómo están de integrados en el mundo globalizado”, señala el analista.
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