En mi reciente viaje a Manassas (VA; EEUU), visitando la linda iglesia del pastor Roberto Hidalgo, la Iglesia Bethel, en uno de los recovecos de la carretera yendo para ministrar a esa preciosa congregación hispana, nos encontramos con un cartel anunciador de una iglesia que invitaba al público a una fiesta…
La sorpresa no fue en cuanto a la fiesta en sí, sino al motivo de la misma. Resulta que esa iglesia denominada evangélica, invitaba al personal a participar en su particular versión de ¡Halloween!
Cuando yo vi eso me quedé estupefacto; ¡una iglesia evangélica conmemorando de alguna manera el día de Halloween!
Claro, seguramente el argumento es el de venir a decir que ese día que es fatídico (luego veremos por qué me expreso así) es mejor vivirlo haciendo “fiesta cristiana”; una fiesta inocua y divertida…pero las preguntas que uno debe hacerse al respecto, son: ¿Es eso suficiente? ¿Es esa la voluntad de Dios? ¿Los cristianos debemos dar la espalda y estar distraídos en cuanto a lo que el diablo y sus seguidores en ese día sin titubeos hacen? ¿En la festividad más satánica y satanista del año, debemos los cristianos sencillamente estar de brazos cruzados? Resueltamente la respuesta a todo ello, es un rotundo: ¡No!
Veo una actitud de lasitud e indiferencia abismales.
Veo que la cuestión estriba en que muchos cristianos hoy en día, principiando por muchos ministros del Evangelio, no se aperciben de la gravedad del asunto. De alguna manera han llegado a creer que al dar en lo simplemente natural la espalda a Halloween y lo que implica, con ello el asunto se ha resuelto; todavía no han comprendido que sí tenemos lucha contra las tinieblas y que tales tinieblas son una realidad.
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6: 10-12)
“Hay que desechar esa basura”
Muchos han llegado a creer, y así lo enseñan, que cuando se habla del diablo, eso es darle la gloria. Eso es un gran error. La Biblia nos enseña que debemos reprender las obras de las tinieblas (Ef. 5: 11), por lo tanto debemos ser conscientes de que tales obras del mal existen, y de que hay quienes las ejecutan. Si hacemos caso omiso a todo ello, de hecho, estaremos pecando de permisividad, y hasta de negligencia.
El mejor favor que le podemos hacer al diablo y a sus congéneres, es sencillamente obviando que existen, y obviando lo que hacen. Actuando así, no seremos ningún problema para él, aunque nosotros estaremos en verdaderos problemas.
“La táctica del avestruz de esconder la cabeza en la tierra cuando ve venir al león, es representativa de la simpleza del ignorante”
Dice la Palabra de Dios que Él no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Ti. 1: 7)
Es preciso que entendamos la realidad en la que nos encontramos, que el diablo es nuestro adversario (1 Pr. 5: 8), y que tenemos lucha contra él, y que la solución no está en pasarlo por alto, sino en combatirlo con la verdad y con el poder del Espíritu Santo, por los méritos de Cristo en la cruz y Su sangre.
Debemos entender cuál es la realidad de Halloween, y que es lo que los satanistas hacen, no sólo el 31 de Octubre, sino a lo largo de todo ese mes, y hasta principios de Noviembre, todos los años, entre otras actuaciones.
Ya he escrito en otros ensayos anteriores sobre la cuestión de Halloween, resumiendo aquí diré que tras la costumbre del "regalo o travesura", que en inglés es "trick or treat", está la obra monstruosa de los druidas de la antigüedad (y los actuales) que pedían ofrendas y donaciones para la gran fogata en honor a los demonios.
Las ofrendas o el regalo exigido eran, muchas veces, un niño o una joven virgen para ser sacrificados al dios Samhaim, dios de la muerte. Si alguien no podía satisfacer el pedido de los druidas, dibujaban un símbolo extraño en la puerta y se marchaban, ¡esa era la “travesura!”. Pero esa noche los demonios matarían a alguien en esa casa.
Ese es el trasfondo de Halloween; una fiesta de horror y muerte.
En la actualidad, millones de personas, principalmente en el occidente, se disfrazan, decoran sus casas o lugares de trabajo y celebran su particular fiesta de Halloween, muchos de ellos ignorando (algunos más audaces, obviando, y aún burlándose de la verdad), que infinidad de brujos, hechiceros, satanistas, luciferinos, todos ellos adoradores del diablo, se reúnen desde las semanas anteriores a la “fiesta” para invocar a los demonios, hacer actos para proferir maldiciones y para realizar verdaderos ritos satánicos con sacrificios humanos y animales en honor a Satanás (Dios le reprenda), y al dios de la muerte.
Estos actos desencadenan influencias demoníacas y maldiciones que afectan desde la esfera espiritual, la esfera natural. El principal objetivo de destrucción es la familia, los niños, adolescentes y jóvenes, así como la fe cristiana, y al cristiano mismo (¡No importa si usted lo crea o no!)
“Participar en Halloween, incluso en formas que se pudieran denominar como “inofensivas” o “sólo por juego”, o "inocentes", en realidad no lo son ante Dios en modo alguno”
El Señor aborrece todo lo relacionado con la brujería, hechicería, culto a la muerte y a los muertos, espiritismo, fiesta y exaltación de estas cosas (aunque se tilde de simple broma o diversión). Todo ello es sencillamente ofensivo para Él, ya que nuestro Dios es Santo (Deut. 18: 10-14), y porque es una puerta abierta de par en par para los demonios. Ellos no entienden de bromas.
Es de por sí horroroso ver a niños disfrazarse con esos atuendos satánicos, ¿cómo es que hay padres y educadores que se dicen temerosos de Dios que lo permiten y alientan?”
“Incluso es horroroso ver a jóvenes así, ¿por qué poner esa cara de maldad? ¿Es eso acaso un juego, y si lo es, qué gracia tiene? Ninguna. La Biblia dice: No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas (Ef. 5: 11)”
Como verdaderos cristianos, la respuesta a esa abominable fiesta debe ser el levantarse en armas espirituales, y en oración, ayuno y verdadera guerra espiritual, pelear contra todo ello, en la unidad del Espíritu (Ef. 6: 12; 2 Co. 10: 3-5; Ef. 4: 3)
El Señor quiere que en el contexto de la santidad, su pueblo esté activo en la verdadera guerra espiritual, porque sí tenemos lucha – no contra los satanistas como seres humanos (sangre y carne) – sino contra principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este mundo, huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef. 6: 12)
El Señor no le ha llamado a usted para que sea un eterno bebé espiritual, sino para que crezca, dejando - llegado el momento - la leche, y nutriéndose de alimento sólido, porque “todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño, pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal (Heb. 5: 13, 14)
Es de una resuelta cobardía dar la espalda a todas estas cosas, una simpleza y un desdén a la obra del Señor. Pero los que le amamos, nos apresuramos a ponernos en orden de batalla, para pelear en la batalla del Señor, porque suya, y no nuestra, es la batalla (1 S. 17: 47)
La Biblia dice: “Someteos, pues, a Dios, resistid al diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4: 7)
Ese sometimiento a Dios, lo es tal como todo el consejo de Dios indica y enseña, el cual es la Biblia. Si andamos conforme a la Palabra de Dios, podremos entrar a resistir al diablo, y seguro que deberá huir de nosotros, tal y como la Palabra nos lo dice. Más que nunca antes, es hora de que vivamos conforme a la voluntad de Dios, porque más que nunca antes es más clara la diferenciación entre la luz y las tinieblas:
“Sabemos que somos de Dios y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5: 19)
Más que nunca hemos de proceder conforme a la luz, sabiendo que las tinieblas tienen sus días contados en este mundo.
Relativamente pronto sonará el séptimo ángel su particular trompeta, y cuando esto suceda, el reino de este mundo dejará de estar en las manos del maligno, para llegar a estar en las manos de nuestro Señor y de su Cristo, quien reinará por los siglos de los siglos (Ap. 11: 15)
Como en los momentos antes de ir a la Cruz, en estos últimos días, la hora de las tinieblas es muy acuciante, pero sólo es “una hora”, y pasado ese efímero espacio de tiempo las cosas cambiarán drásticamente.
Mientras tanto, “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Prov. 4: 18)
Más que nunca, obremos conforme la Palabra viva del Señor nos ordena ¡Él ya viene pronto!
La sorpresa no fue en cuanto a la fiesta en sí, sino al motivo de la misma. Resulta que esa iglesia denominada evangélica, invitaba al personal a participar en su particular versión de ¡Halloween!
Cuando yo vi eso me quedé estupefacto; ¡una iglesia evangélica conmemorando de alguna manera el día de Halloween!
Claro, seguramente el argumento es el de venir a decir que ese día que es fatídico (luego veremos por qué me expreso así) es mejor vivirlo haciendo “fiesta cristiana”; una fiesta inocua y divertida…pero las preguntas que uno debe hacerse al respecto, son: ¿Es eso suficiente? ¿Es esa la voluntad de Dios? ¿Los cristianos debemos dar la espalda y estar distraídos en cuanto a lo que el diablo y sus seguidores en ese día sin titubeos hacen? ¿En la festividad más satánica y satanista del año, debemos los cristianos sencillamente estar de brazos cruzados? Resueltamente la respuesta a todo ello, es un rotundo: ¡No!
Veo una actitud de lasitud e indiferencia abismales.
Veo que la cuestión estriba en que muchos cristianos hoy en día, principiando por muchos ministros del Evangelio, no se aperciben de la gravedad del asunto. De alguna manera han llegado a creer que al dar en lo simplemente natural la espalda a Halloween y lo que implica, con ello el asunto se ha resuelto; todavía no han comprendido que sí tenemos lucha contra las tinieblas y que tales tinieblas son una realidad.
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6: 10-12)
“Hay que desechar esa basura”
Muchos han llegado a creer, y así lo enseñan, que cuando se habla del diablo, eso es darle la gloria. Eso es un gran error. La Biblia nos enseña que debemos reprender las obras de las tinieblas (Ef. 5: 11), por lo tanto debemos ser conscientes de que tales obras del mal existen, y de que hay quienes las ejecutan. Si hacemos caso omiso a todo ello, de hecho, estaremos pecando de permisividad, y hasta de negligencia.
El mejor favor que le podemos hacer al diablo y a sus congéneres, es sencillamente obviando que existen, y obviando lo que hacen. Actuando así, no seremos ningún problema para él, aunque nosotros estaremos en verdaderos problemas.
“La táctica del avestruz de esconder la cabeza en la tierra cuando ve venir al león, es representativa de la simpleza del ignorante”
Dice la Palabra de Dios que Él no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Ti. 1: 7)
Es preciso que entendamos la realidad en la que nos encontramos, que el diablo es nuestro adversario (1 Pr. 5: 8), y que tenemos lucha contra él, y que la solución no está en pasarlo por alto, sino en combatirlo con la verdad y con el poder del Espíritu Santo, por los méritos de Cristo en la cruz y Su sangre.
Debemos entender cuál es la realidad de Halloween, y que es lo que los satanistas hacen, no sólo el 31 de Octubre, sino a lo largo de todo ese mes, y hasta principios de Noviembre, todos los años, entre otras actuaciones.
Ya he escrito en otros ensayos anteriores sobre la cuestión de Halloween, resumiendo aquí diré que tras la costumbre del "regalo o travesura", que en inglés es "trick or treat", está la obra monstruosa de los druidas de la antigüedad (y los actuales) que pedían ofrendas y donaciones para la gran fogata en honor a los demonios.
Las ofrendas o el regalo exigido eran, muchas veces, un niño o una joven virgen para ser sacrificados al dios Samhaim, dios de la muerte. Si alguien no podía satisfacer el pedido de los druidas, dibujaban un símbolo extraño en la puerta y se marchaban, ¡esa era la “travesura!”. Pero esa noche los demonios matarían a alguien en esa casa.
Ese es el trasfondo de Halloween; una fiesta de horror y muerte.
En la actualidad, millones de personas, principalmente en el occidente, se disfrazan, decoran sus casas o lugares de trabajo y celebran su particular fiesta de Halloween, muchos de ellos ignorando (algunos más audaces, obviando, y aún burlándose de la verdad), que infinidad de brujos, hechiceros, satanistas, luciferinos, todos ellos adoradores del diablo, se reúnen desde las semanas anteriores a la “fiesta” para invocar a los demonios, hacer actos para proferir maldiciones y para realizar verdaderos ritos satánicos con sacrificios humanos y animales en honor a Satanás (Dios le reprenda), y al dios de la muerte.
Estos actos desencadenan influencias demoníacas y maldiciones que afectan desde la esfera espiritual, la esfera natural. El principal objetivo de destrucción es la familia, los niños, adolescentes y jóvenes, así como la fe cristiana, y al cristiano mismo (¡No importa si usted lo crea o no!)
“Participar en Halloween, incluso en formas que se pudieran denominar como “inofensivas” o “sólo por juego”, o "inocentes", en realidad no lo son ante Dios en modo alguno”
El Señor aborrece todo lo relacionado con la brujería, hechicería, culto a la muerte y a los muertos, espiritismo, fiesta y exaltación de estas cosas (aunque se tilde de simple broma o diversión). Todo ello es sencillamente ofensivo para Él, ya que nuestro Dios es Santo (Deut. 18: 10-14), y porque es una puerta abierta de par en par para los demonios. Ellos no entienden de bromas.
Es de por sí horroroso ver a niños disfrazarse con esos atuendos satánicos, ¿cómo es que hay padres y educadores que se dicen temerosos de Dios que lo permiten y alientan?”
“Incluso es horroroso ver a jóvenes así, ¿por qué poner esa cara de maldad? ¿Es eso acaso un juego, y si lo es, qué gracia tiene? Ninguna. La Biblia dice: No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas (Ef. 5: 11)”
Como verdaderos cristianos, la respuesta a esa abominable fiesta debe ser el levantarse en armas espirituales, y en oración, ayuno y verdadera guerra espiritual, pelear contra todo ello, en la unidad del Espíritu (Ef. 6: 12; 2 Co. 10: 3-5; Ef. 4: 3)
El Señor quiere que en el contexto de la santidad, su pueblo esté activo en la verdadera guerra espiritual, porque sí tenemos lucha – no contra los satanistas como seres humanos (sangre y carne) – sino contra principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este mundo, huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef. 6: 12)
El Señor no le ha llamado a usted para que sea un eterno bebé espiritual, sino para que crezca, dejando - llegado el momento - la leche, y nutriéndose de alimento sólido, porque “todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño, pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal (Heb. 5: 13, 14)
Es de una resuelta cobardía dar la espalda a todas estas cosas, una simpleza y un desdén a la obra del Señor. Pero los que le amamos, nos apresuramos a ponernos en orden de batalla, para pelear en la batalla del Señor, porque suya, y no nuestra, es la batalla (1 S. 17: 47)
La Biblia dice: “Someteos, pues, a Dios, resistid al diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4: 7)
Ese sometimiento a Dios, lo es tal como todo el consejo de Dios indica y enseña, el cual es la Biblia. Si andamos conforme a la Palabra de Dios, podremos entrar a resistir al diablo, y seguro que deberá huir de nosotros, tal y como la Palabra nos lo dice. Más que nunca antes, es hora de que vivamos conforme a la voluntad de Dios, porque más que nunca antes es más clara la diferenciación entre la luz y las tinieblas:
“Sabemos que somos de Dios y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5: 19)
Más que nunca hemos de proceder conforme a la luz, sabiendo que las tinieblas tienen sus días contados en este mundo.
Relativamente pronto sonará el séptimo ángel su particular trompeta, y cuando esto suceda, el reino de este mundo dejará de estar en las manos del maligno, para llegar a estar en las manos de nuestro Señor y de su Cristo, quien reinará por los siglos de los siglos (Ap. 11: 15)
Como en los momentos antes de ir a la Cruz, en estos últimos días, la hora de las tinieblas es muy acuciante, pero sólo es “una hora”, y pasado ese efímero espacio de tiempo las cosas cambiarán drásticamente.
Mientras tanto, “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Prov. 4: 18)
Más que nunca, obremos conforme la Palabra viva del Señor nos ordena ¡Él ya viene pronto!
Maranatha!
Dios les bendiga.
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.Octubre