Oid, pueblos todos; está atenta, tierra, y cuanto hay en ti; Y Jehová el Señor, el Señor desde su santo templo, sea testigo contra vosotros. Porque he aquí, Jehová sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de la tierra. (Miq. 1: 2, 3).
Es en la crisis cuando se revela el carácter. . . La gran prueba final viene a la terminación del tiempo de gracia, cuando será demasiado tarde para que la necesidad del alma sea suplida.
Dios lleva cuenta con las naciones. A través de cada siglo de la historia de este mundo los malhechores han estado atesorando ira para el día de la ira; y cuando llegue el tiempo en que la iniquidad haya rebasado los límites de la misericordia de Dios, su paciencia habrá terminado. Cuando las cifras acumuladas en los libros de registro del cielo señalen la suma total de la transgresión, vendrá la ira sin mezcla de misericordia; entonces se verá lo tremendo que será el haber agotado la paciencia divina. Esta crisis se producirá cuando las naciones se unan para abolir la ley de Dios.
Vendrán días cuando los justos serán movidos a sentir celo por Dios a causa de la abundante iniquidad. Nada sino el poder divino puede enfrentar la arrogancia de Satanás unido con malos hombres; pero en la hora de mayor peligro para la iglesia el remanente fiel ofrecerá las más fervientes oraciones en su favor, y Dios oirá y responderá en el momento mismo cuando la culpabilidad de los transgresores haya llegado al máximo. Entonces "hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche" y no "se tardará en responderles" (Luc. 18: 7).
La sustitución de lo verdadero por lo falso es el último acto del drama. Cuando esta sustitución se torne universal, Dios se revelará a sí mismo. Cuando las leyes de los hombres sean exaltadas por encima de las leyes de Dios, cuando los poderes de esta tierra procuren forzar a los hombres a guardar el primer día de la semana, sabed que ha llegado el tiempo cuando Dios actuará. Se levantará en su majestad y sacudirá terriblemente la tierra. Saldrá de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad. La tierra descubrirá sus sangres y no cubrirá más a sus muertos.
Maranata, E. G. W., p.260
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