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Wednesday, November 27, 2013

Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista; Para poner en libertad á los quebrantados...


14 Y Jesús volvió en virtud del Espíritu á Galilea, y salió la fama de él por toda la tierra de alrededor,

15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos.

16 Y vino á Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme á su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó á leer.

17 Y fuéle dado el libro del profeta Isaías; y como abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

18 El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres: Me ha enviado para sanar á los quebrantados de corazón; Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista; Para poner en libertad á los quebrantados:

19 Para predicar el año agradable del Señor.


20 Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

21 Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos.

22 Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?

23 Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate á ti mismo: de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.

24 Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su tierra.

25 Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fué cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra;

26 Pero á ninguna de ellas fué enviado Elías, sino á Sarepta de Sidón, á una mujer viuda.

27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fué limpio, sino Naamán el Siro.

28 Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas;

29 Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.

30 Mas él, pasando por medio de ellos, se fué.

31 Y descendió á Capernaum, ciudad de Galilea. Y los enseñaba en los sábados.

32 Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad.

33 Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó á gran voz,

34 Diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿has venido á destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.

35 Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno.

36 Y hubo espanto en todos, y hablaban unos á otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda á los espíritus inmundos, y salen?

37 Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca.

38 Y levantándose Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón: y la suegra de Simón estaba con una grande fiebre; y le rogaron por ella.

39 E inclinándose hacia ella, riñó á la fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía.

40 Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían á él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.

41 Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.

42 Y siendo ya de día salió, y se fué á un lugar desierto: y las gentes le buscaban, y vinieron hasta él; y le detenían para que no se apartase de ellos.

43 Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado.

44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.

Lucas 4:14-44
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Friday, October 7, 2011

La sinagoga de Satanás



Yo sé tus obras, y tu tribulacion, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser Judíos, y no lo son, mas son sinagoga de Satanás.
Apocalipsis 2:9.

La sinagoga de Satanás.
-Cristo dice que la iglesia sobre la cual Satanás preside es la sinagoga de Satanás. Sus miembros son los hijos de desobediencia. Son los que prefieren pecar, que trabajan para anular la santa ley de Dios. La obra de Satanás es mezclar el mal con el bien y eliminar la distinción entre uno y otro. Cristo desea tener una iglesia que trabaja para separar el mal del bien, cuyos miembros no toleran voluntariamente la maldad, sino que la eliminan del corazón y de la vida (RH 4-12-1900).


Sunday, November 21, 2010

Os echarán de las sinagogas


1Estas cosas os he hablado, para que no os escandalicéis.
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2Os echarán de las sinagogas; y aun viene la hora, cuando cualquiera que os matare, pensará que hace servició á Dios.

3Y estas cosas os harán, porque no conocen al Padre ni á mí.

4Mas os he dicho esto, para que cuando aquella hora viniere, os acordeis que yo os lo había dicho. Esto empero no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.

Juan 17:1-4.

Wednesday, April 7, 2010

Por causa de los Fariseos no lo confesaban, por no ser echados de la sinagoga


Juan 12


1Y JESUS, seis días antes de la Pascua, vino á Bethania, donde estaba Lázaro, que había sido muerto, al cual había resucitado de los muertos.

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2E hiciéronle allí una cena y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados á la mesa juntamente con él.

3Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos: y la casa se llenó del olor del ungüento.

4Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar:

5¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos dineros, y se dió á los pobres?

6Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres: sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo que se echaba en ella.

7Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto;

8Porque á los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas á mí no siempre me tenéis.

9Entonces mucha gente de los Judíos entendió que él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús, mas también por ver á Lázaro, al cual había resucitado de los muertos.

10Consultaron asimismo los príncipes de los sacerdotes, de matar también á Lázaro;

11Porque muchos de los Judíos iban y creían en Jesús por causa de él.

12El siguiente día, mucha gente que había venido á la fiesta, como oyeron que Jesús venía á Jerusalem,

13Tomaron ramos de palmas, y salieron á recibirle, y clamaban: ¡Hosanna, Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!

14Y halló Jesús un asnillo, y se sentó sobre él, como está escrito:

15No temas, hija de Sión: he aquí tu Rey viene, sentado sobre un pollino de asna.

16Estas cosas no las entendieron sus discípulos de primero: empero cuando Jesús fué glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de él, y que le hicieron estas cosas.

17Y la gente que estaba con él, daba testimonio de cuando llamó á Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos.

18Por lo cual también había venido la gente á recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal;

19Mas los Fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada aprovecháis? he aquí, el mundo se va tras de él.

20Y había ciertos Griegos de los que habían subido á adorar en la fiesta:

21Estos pues, se llegaron á Felipe, que era de Bethsaida de Galilea, y rogáronle, diciendo: Señor, querríamos ver á Jesús.

22Vino Felipe, y díjolo á Andrés: Andrés entonces, y Felipe, lo dicen á Jesús.

23Entonces Jesús les respondió, diciendo: La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado.

24De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva.

25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

26Si alguno me sirve, sígame: y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

27Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora. Mas por esto he venido en esta hora.

28Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.

29Y la gente que estaba presente, y había oído, decía que había sido trueno. Otros decían: Angel le ha hablado.

30Respondió Jesús, y dijo: No ha venido esta voz por mi causa, mas por causa de vosotros.

31Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.

32Y yo, si fuere levantado de la tierra, á todos traeré á mí mismo.

33Y esto decía dando á entender de qué muerte había de morir.

34Respondióle la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre: ¿cómo pues dices tú: Conviene que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?

35Entonces Jesús les dice: Aun por un poco estará la luz entre vosotros: andad entre tanto que tenéis luz, porque no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe dónde va.

36Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y fuése, y escondióse de ellos.

37Empero habiendo hecho delante de ellos tantas señales, no creían en él.

38Para que se cumpliese el dicho que dijo el profeta Isaías: ¿Señor, quién ha creído á nuestro dicho? ¿Y el brazo del Señor, á quién es revelado?

39Por esto no podían creer, porque otra vez dijo Isaías:

40Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Porque no vean con los ojos, y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.

41Estas cosas dijo Isaías cuando vió su gloria, y habló de él.

42Con todo eso, aun de los príncipes, muchos creyeron en él; mas por causa de los Fariseos no lo confesaban, por no ser echados de la sinagoga.

43Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.

44Mas Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;

45Y el que me ve, ve al que me envió.

46Yo la luz he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

47Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo.

48El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

49Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dió mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.

50Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.



Reina-Valera Antigua (RVA)
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Sunday, January 17, 2010

Benedicto XVI, acogido entre aplausos en la gran Sinagoga


ZS10011712 - 17-01-2010
Permalink: http://www.zenit.org/article-33960?l=spanish

Benedicto XVI, acogido entre aplausos en la gran Sinagoga


Con ocasión de su visita a la Comunidad judía de Roma


ROMA, domingo 17 de enero de 2010 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI a la Comunidad judía de Roma, este domingo por la tarde, ha sido un éxito, atestiguado por los aplausos con los que el Pontífice fue recibido dentro y fuera de la gran Sinagoga.

El Papa llegó al Templo mayor hacia las 16,25, siendo acogido, entre otras personalidades, por el presidente de la comunidad judía de Roma, Riccardo Pacifici, por el presidente de las Comunidades judías de Italia, Renzo Gattegna, y por el Gran Rabino, Riccardo Di Segni.

Antes de su entrada en la Sinagoga, el Pontífice depositó una ofrenda floral ante las lápidas que recuerdan dos de los momentos más oscuros de la Comunidad judía romana: la que conmemora la deportación de 1.022 judíos, realizada el 16 de octubre de 1943, y la que recuerda el atentado terrorista del 9 de octubre de 1982 al Templo, durante el cual murió un niño de dos años, Stefano Taché, y otras 37 personas resultaron heridas.

Benedicto XVI, segundo Papa en visitar la Sinagoga de Roma tras Juan Pablo II en 1986, ha sido el primer Pontífice en detenerse ante la lápida que recuerda la muerte del pequeño, junto a la que depositó un ramo de flores blancas. También saludó a los padres del niño muerto y a heridos supervivientes del atentado, entre ellos a Emanuele Pacifici, padre del presidente de la Comunidad judía romana.

Minutos antes había depositado flores rojas ante la lápida que recuerda la deportación durante la Segunda Guerra Mundial.

La llegada del Obispo de Roma fue acogida con aplausos calurosos y gritos de "Viva el Papa". Un poco antes de hacer su entrada en el Templo, Benedicto XVI se volvió para saludar una vez más a los presentes, que seguían aplaudiendo. Entró en la Sinagoga mientras el coro cantaba al órgano, instrumento característico de la Comunidad judía romana y que no utilizan otras comunidades.

Tras las intervenciones de saludo de Pacifici, Gattegna y del Rabino Di Segni, el Papa comenzó su discurso, interrumpido en siete ocasiones por los aplausos de los presentes. La Sinagoga estaba abarrotada con más de mil personas, entre judíos, cristianos y musulmanes.

En su intervención, recordó el horror de la Shoah y auguró una mayor colaboración entre judíos y cristianos, unidos por el Decálogo y comprometidos en dar testimonio del único Dios y a despertar en la sociedad el anhelo de la trascendencia.

Entre los presentes en el Templo mayor había también supervivientes de los campos de exterminio nazis, visiblemente conmovidos cuando el Pontífice recorrió una de las más grandes tragedias de la historia de la humanidad.

En su discurso de saludo al Papa, el presidente de la comunidad judía romana, Pacifici, afirmó que su visita “dejará un signo profundo”, no sólo desde el punto de vista religioso, "sino por la repercusión que esperamos pueda tener sobre la sociedad civil”.

De la misma forma, subrayó su aprecio por la “actitud valiente” del Pontífice sobre la inmigración y auguró una laicidad “que nunca se contraponga con la contribución que las religiones monoteístas pueden dar".

Recordando que su propio padre, Emanuele Pacifici, se salvó del Holocausto al esconderse en el convento de las Hermanas de Santa Marta en Florescencia, el presidente de la Comunidad judía de Roma constató que miles de católicos ayudaron a los judíos, subrayando que lo hicieron “sin pedir nada a cambio”.

En este contexto, se refirió al presunto silencio del Papa Pío XII como una “omisión” que habría podido dar ánimo y esperanza a quienes huían del exterminio.

Pacifici concluyó su discurso subrayando que el diálogo entre judíos y católicos “puede y debe continuar”, concepto retomado del presidente de las Comunidades judías de Italia Renzo Gattegna, quien auguró que “las diversidades no sean nunca más causas de conflictos ideológicos o religiosos, sino de recíproco enriquecimiento cultural y moral”.

El Rabino Di Segni dirigió a Benedicto XVI un "saludo grato" por su visita, recordando la necesidad de un diálogo que ponga en primer lugar los objetivos comunes entre los dos credos.

El Papa regaló a Riccardo Pacifici una panorámica de la Isla Tiberina, lienzo de Giovanni Battista Piranesi, y recibió a su vez, por parte de la la Comunidad judía una obra del artista veneciano Tobia Donà, que representa un bosque azul cuya imagen ha sido realizada con números, letras y palabras judías.

En Italia hay cerca de 35.000 judíos, organizados sobre todo en las dos comunidades mayores de Roma y Milán. La Comunidad judía romana cuenta con alrededor de 15.000 miembros.

[Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Inma Álvarez]

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Thursday, November 5, 2009

Predicaba y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos


14Y Jesús volvió en virtud del Espíritu á Galilea, y salió la fama de él por toda la tierra de alrededor,

15Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos.

16Y vino á Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme á su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó á leer.

17Y fuéle dado el libro del profeta Isaías; y como abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

18El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres: Me ha enviado para sanar á los quebrantados de corazón; Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista; Para poner en libertad á los quebrantados:

19Para predicar el año agradable del Señor.

20Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

21Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos.

22Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?

23Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate á ti mismo: de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.

24Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su tierra.

25Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fué cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra;

26Pero á ninguna de ellas fué enviado Elías, sino á Sarepta de Sidón, á una mujer viuda.

27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fué limpio, sino Naamán el Siro.

28Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas;

29Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.

30Mas él, pasando por medio de ellos, se fué.

31Y descendió á Capernaum, ciudad de Galilea. Y los enseñaba en los sábados.

32Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad.

33Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó á gran voz,

34Diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿has venido á destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.

35Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno.

36Y hubo espanto en todos, y hablaban unos á otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda á los espíritus inmundos, y salen?

37Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca.

38Y levantándose Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón: y la suegra de Simón estaba con una grande fiebre; y le rogaron por ella.

39E inclinándose hacia ella, riñó á la fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía.

40Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían á él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.

41Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.

42Y siendo ya de día salió, y se fué á un lugar desierto: y las gentes le buscaban, y vinieron hasta él; y le detenían para que no se apartase de ellos.

43Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado.

44Y predicaba en las sinagogas de Galilea.


Lucas 4:14-44.

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