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Sunday, March 15, 2015

El Vaticano apoya el uso de la fuerza militar para detener el «genocidio» de ISIS



SI NO ES POSIBLE SIN VIOLENCIA, SERÁ NECESARIO USAR LA FUERZA.


En un respaldo inusualmente contundente a la acción militar, el principal representante diplomático del Vaticano ante las Naciones Unidas en Ginebra ha pedido que se forme una fuerza internacional coordinada para impedir que el llamado Estado Islámico siga protagonizando ataques en Siria e Irak contra los cristianos y otros grupos minoritarios.

15/03/15 4:17 PM 




(Cruxnow/Infocatólica) «Tenemos que parar esta especie de genocidio», dijo el arzobispo italiano Silvano Tomasi, representante del Vaticano en Ginebra. «De lo contrario, en el futuro nos preguntaremos por qué no hicimos nada, por qué permitimos que una tragedia tan terrible sucediera».

Monseñor Tomasi afirmó que cualquier coalición anti-ISIS tiene que incluir a los estados musulmanes de Oriente Medio y no puede constituir simplemente una «iniciativa occidental». También dijo que debería desarrollarse bajo la égida de las Naciones Unidas.

La petición de que se use la fuerza es sorprendente, dado que el Vaticano tradicionalmente se ha opuesto a las intervenciones militares en Oriente Medio, incluidas las dos guerras del Golfo lideradas por Estados Unidos. Se basa, sin embargo, en los comentarios del Papa Francisco que consideraban que el uso de la fuerza es «legítimo [...] para detener a un agresor injusto».

El representante vaticano hizo estas afirmaciones en una entrevista con el informativo Crux el mismo día que presentó al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra una declaración titulada «Apoyo a los Derechos Humanos de los cristianos y otras comunidades, especialmente en Oriente Medio», elaborada conjuntamente con la Federación de Rusia y el Líbano. La declaración ha reunido a casi 70 naciones como firmantes, entre ellas Estados Unidos.

Monseñor Tomasi señaló a Crux que, como primer paso, espera que la declaración galvanice naciones de todo el mundo, de modo que proporcionen ayuda humanitaria a los cristianos y otros grupos que sufren a manos de ISIS, «para que puedan sobrevivir y defender sus propios derechos». Además de eso, según Monseñor Tomasi, la crisis requiere «una protección más coordinada, incluido el uso de la fuerza para detener a un agresor». «A las Naciones Unidas y sus Estados miembros, especialmente el Consejo de Seguridad, les corresponderá determinar la forma exacta de la intervención que se necesita», dijo, «pero está claro que hay cierta responsabilidad [de actuar]».
El arzobispo aplaudió la iniciativa de Francia de convocar una reunión especial del Consejo de Seguridad a finales de este mes para discutir la situación de los cristianos en Oriente Medio. Se cree que miles de cristianos han sido asesinados en diversas partes de Oriente Medio, principalmente en Irak y Siria, desde el estallido de la guerra civil de Siria en 2011 y el establecimiento de un «Califato» liderado por ISIS. Cientos de miles de cristianos y otros grupos minoritarios han sido enviados al exilio.

Para que sea eficaz, según Monseñor Tomasi, una coalición anti-ISIS debería incluir a «los países más directamente involucrados en Oriente Medio», es decir los Estados musulmanes de la región. «Lo que se necesita es una coalición coordinada y bien pensada, con objeto de hacer todo lo posible para lograr una solución política sin violencia», explicó, «pero si eso no es posible, entonces será necesario usar la fuerza».

El arzobispo afirmó que este tipo de acción militar internacional en defensa de las minorías asediadas constituye «una doctrina que se ha desarrollado tanto en las Naciones Unidas como en la doctrina social de la Iglesia Católica».

La declaración conjunta del 13 de marzo sobre los cristianos y otras minorías en Oriente Medio fue, según Monseñor Tomasi, una novedad en las Naciones Unidas, ya que es la primera vez que la situación de los cristianos ha sido tratada específicamente en el Consejo de Derechos Humanos. Explicó que la declaración fue una iniciativa de Rusia, que tradicionalmente se ve a sí misma como protectora de los cristianos ortodoxos en Oriente Medio. El Líbano fue invitado a participar porque es un país de Oriente Medio, donde los cristianos siempre han prosperado junto a sus vecinos musulmanes.

Más allá de la geopolítica, Monseñor Tomasi también ofreció algunas reflexiones sobre lo que pueden hacer los cristianos de todo el mundo puede para apoyar a sus hermanos en la fe en Oriente Medio. «En primer lugar, es importante orar y practicar una comunión espiritual con estas personas», dijo. «En segundo lugar, se puede llamar la atención sobre la situación política que convierte a estos cristianos en víctimas estructurales en sus propios países». En tercer lugar, cada persona puede ayudar a formar un clima de opinión pública que considere «la protección humanitaria y eficaz de los derechos de estas personas» como una prioridad.

El representante de la Santa Sede destacó que, desde el punto de vista del Vaticano, lo más importante no es que estas víctimas sean cristianos, sino que son seres humanos cuya vida y cuya dignidad están en peligro. «No estamos luchando a favor de los cristianos, simplemente porque sean cristianos». «Partimos de la base de que son seres humanos con los mismos derechos que los demás».

«Los cristianos, yazidis, chiítas, sunnitas o alauitas son todos seres humanos cuyos derechos merecen ser protegidos», dijo. «Los cristianos son un objetivo especial de ataques en este momento, pero queremos ayudarlos sin excluir a nadie». «Hay una dignidad humana común que todos compartimos y debe ser protegida a toda costa».


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Sunday, August 17, 2014

Las difusa división de las minorías en Irak




El 5% de los 35 millones de iraquíes perteneces a minorías como los turcomanos y yazidíes

ÁNGELES ESPINOSA 16 AGO 2014 - 22:19 CEST18




Una iraquí yazidí con sus bebé en Dohuk tras huir de los yihadistas. / AHMAD AL RUBAYE (AFP)




A falta de un censo actualizado, se estima que el 60% de los 35 millones de iraquíes son árabes de confesión chií, algo menos del 20% árabes suníes, otra cifra similar kurdos (la mayoría suníes, pero también chiíes) y en torno al 5% restante, otras minorías como los turcomanos, los armenios o los shabak, pero también dentro de esas comunidades hay grupos confesionales minoritarios como los yazidíes o los kakais (ambos kurdos). A menudo, las líneas étnico-religiosas son difusas, como en el caso de los cristianos. Sólo en la región actualmente en conflicto por la presencia del Estado Islámico se encuentran los siguientes:

Turcomanos. Tercer grupo étnico de Irak, cuyas cifras varían entre medio millón y tres millones, según las fuentes. Son descendientes de las sucesivas migraciones túrquicas a Mesopotamia desde el siglo VII hasta el imperio otomano. Se concentran en Kirkuk, Erbil, Mosul y Tell Afar. Tres quintos de ellos siguen el islam suní, y el resto, el chií.

Cristianos. Son una verdadera sopa de letras de ritos y procedencias. Los más numerosos son los caldeos (que siguen el rito católico oriental). Además hay asirios (o nestorianos), siriacos (ortodoxos orientales) y, más recientemente, incluso protestantes. Llegaron a sumar el 5% de la población, pero ya desde las sanciones internacionales de los años noventa emigraron en una proporción más alta que el resto. Hoy no alcanzan el 2%. Además de armenios (entre los que hay católicos romanos y ortodoxos orientales), los cristianos pueden ser árabes o kurdos (en las montañas de Kurdistán se visitan iglesias excavadas en la roca que datan del siglo III).

Yazidíes. Grupo etnoreligioso de cultura y habla kurda, cuyas creencias se remontan al zoroastrismo, pero han sido luego influidas por otros credos, sobre todo el sufismo. Han sido víctimas del perjuicio popular que les considera adoradores del diablo por su veneración al ángel caído que otros credos llaman Lucifer o Satán. Se estima que medio millón de personas siguen ese credo en todo el mundo. Más de la mitad de ellos viven en Irak, sobre todo en los alrededores de Mosul, aunque ahora sus líderes elevan esa cifra. También hay comunidades menores en Armenia, Georgia, Irán, Rusia, Siria y Turquía.

Kakais. Denominación que se dan los yarsan de Irak. Yarsan es una religión sincrética fundada en el siglo XIV en el principado de Ardalan (en el oeste del actual Irán) y muy vinculada al dialecto kurdo goraní que se habla en esa zona. La mayoría de sus seguidores son kurdos de Irán e Irak, aunque también hay pequeños grupos de persas, árabes, loris y azeríes. También conocida como Ahl-e Haqq (Pueblo del Espíritu) por su veneración a los ángeles que hace que algunos autores la relacionen con los credos yazidi y alevi.

Shabaks. Grupo etnorreligioso que cuenta con su propio idioma, el shabaki, muy próximo al kurdo goraní del noroeste de Irán, de donde se cree que emigraron en el siglo XVII. Su número se estima en unos 60.000, la mayoría en la comarca de Sinjar, de la provincia de Nínive. El 70% son chíes y el resto suníes, aunque algunos elementos de su cultura dan un toque peculiar a sus ritos.

Fuente
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Thursday, August 14, 2014

Roma: los líderes musulmanes deben condenar la violencia en Irak



08/12/2014


(©Lapresse)
(©LAPRESSE) LOS CRISTIANOS EN IRAK



Nota del Pontificio Consejo para el Diálogo Religioso del cardenal Tauran sobre la “barbarie” de los yihaistas en contra de los cristianos y yazidis: nadie podría justificarlo

IACOPO SCARAMUZZI
CIUDAD DEL VATICANO

El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso pide «una postura clara y valiente por parte de los responsables religiosos, sobre todo musulmanes, de las personas comprometidas en el diálogo interreligioso y de todas las personas de “buena voluntad”» sobre la violencia que los yihadistas del autoproclamado Califato están ejerciendo en Irak en contra de los cristianos, yazidis y otras minorías religiosas. La declaración de hoy subraya que «nadie podría justificar tal barbarie», sobre todo una religión, y llama a los líderes religiosos a usar «su influencia frente a los gobiernos para que cesen estos crímenes, para castigar a los que los cometen y para restablecer un estado de derecho» en el país.

«El mundo entero ha asistido, estuperfacto, a lo que se llama “la restauración del califato” que había sido abolido el 29 de cotubre de 1923 por Kamal Ataturk, fundador de la Turquía moderna», indica la declaración publicada en francés por el dicasterio vaticano guiado por el cardenal Jean-Louis Tauran. La mayor parte de las instituciones religiosas y políticas musulmanas han contestado esta “restauración”, pero los yihadistas del Estado Islámico continúan cometiendo acciones criminales.

«El Pontificio Consejo, todos los que están comprometidos en el diálogo interreligioso, los seguidores de todas las religiones así como todos los hombres y mujeres de buena voluntad no pueden más que denunciar y condenar sin ambigüedades estar orácticas indignas del hombre», prosigue la declaración. «La masacre de personas por el simple motivo de su pertenencia religiosa; la práctica execrable de la decapitación, de la crucificción y de la ostentación de cadáveres en los lugares públicos; la decisión impuesta a los cristianos y a los yazidis entre la conversión al Islam, el pago de un tributo (“jizya”) o el éxodo; la expulsión forzada de decenas de miles de personas, incluidos niños, ancianos, mujeres embarazadas y enfermos; el secuestro de chicas y mujeres de las comunidades yazidi y cristiana como botín de guerra (“sabaya”); la imposición de la bárbara práctica de la infibulación; la destrucción de los lugares de culto y de los mausoleos cristianos y musulmanes; la ocupación forzada o la profanación de las Iglesias y de los monasterios; el retiro de crucifijos y demás símbolos religiosos cristianos así como los de otras comunidades religiosas; la destrucción del patrimonio religioso-cultural cristiano de un valor inestimable; la violencia con el objetivo de terrorizar a las personas para obligarlas a rendirse o huir. Ninguna causa podría justificar tal barbarie y, ciertamente, no una religión», afirmó el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. «Se trata de una ofensa de extrema gravedad hacia la humanidad y hacia Dios, que es su creador, como a menudo lo ha recordado Papa Francisco».

«No se puede olvidar que los cristianos y los musulmanes han podido vivir juntos (con altibajos) durante los siglos, construyendo una cultura de la convivencia y una civilización de la que están orgullosos. Por lo demás, es sobre esta base que, durante los últimos años, el diálogo entre los cristianos y musulmanes ha continuado y se ha profundizado».

«La situación dramática de los cristianos, de los yazidis y de las demás comunidades religiosas y étnicas numéricamente minoritarias en Irak –afirma el dicasterio vaticano– exige una postura clara y valiente por parte de los responsables religiosos, sobre todo musulmanes, de las personas comprometidas en el diálogo interreligioso y de todas las personas de buena voluntad. Todos deben ser unánimes en la condena sin ninguna ambigüedad de estos crímenes y denunciar la invocación de la religión para justificarlos. De lo contrario, ¿cuál credibilidad podrán tener las religiones, sus seguidores y sus líderes? ¿Cuál credibilidad podría tener todavía el diálogo interreligioso pacientemente perseguido durante estos últimos años?».

«Los responsables religiosos también han sido llamados a ejercer su influencia frente a los gobiernos para que cesen estos crímenes, para castigar a los que los cometen y para restablecer un estado de derecho en todo el territorio, garantizando al mismo tiempo el regreso de las personas expulsadas de sus casas. Recordando la necesidad de una ética en la gestión de las sociedades humanas, los mismos líderes treligiosos no dejarán de subrayar que el apoyo, el financiamiento y el armamento de los terroristas es moralmente condenable. Dicho lo anterior, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso expresa su reconocimiento a todos los hombres y las mujeres que ya han elevado sus voces para denunciar el terrorismo, sobre todo el que usa a la religión para justificarse. Unamos, pues, nuestras voces –concluye la nota– a la de Papa Francisco: “Que el Dios de la paz suscite en todos un auténtico deseo de diálogo y de reconciliación. La violencia no se vence con violencia. La violencia se vence con la paz».


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