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Wednesday, December 22, 2010

Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos...


17No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir.

18Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.

19De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

20Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Mateo 5:17-20 (Reina-Valera Antigua)
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Saturday, July 31, 2010

¿Qué pues, les hará el señor de la viña?


9Y comenzó á decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y arrendóla á labradores, y se ausentó por mucho tiempo.

10Y al tiempo, envió un siervo á los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; mas los labradores le hirieron, y enviaron vacío.
11Y volvió á enviar otro siervo; mas ellos á éste también, herido y afrentado, le enviaron vacío.

12Y volvió á enviar al tercer siervo; mas ellos también á éste echaron herido.

13Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado: quizás cuando á éste vieren, tendrán respeto.

14Mas los labradores, viéndole, pensaron entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle para que la heredad sea nuestra.

15Y echáronle fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué pues, les hará el señor de la viña?

16Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros.
Y como ellos lo oyeron, dijeron: ¡Dios nos libre!

17Mas él mirándolos, dice: ¿Qué pues es lo que está escrito: La piedra que condenaron los edificadores, Esta fué por cabeza de esquina?

18Cualquiera que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre el que la piedra cayere, le desmenuzará.

19Y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola: mas temieron al pueblo.


Lucás 20:9-19.

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Saturday, July 3, 2010

Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar


¡Jerusalem, Jerusalem! que matas á los profetas, y apedreas á los que son enviados á ti: ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste!

He aquí, os es dejada vuestra casa desierta: y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.




Lucas 13: 34, 35.



1Y COMENZO á hablarles por parábolas: Plantó un hombre una viña, y la cercó con seto, y cavó un lagar, y edificó una torre, y la arrendó á labradores, y se partió lejos.
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2Y envió un siervo á los labradores, al tiempo, para que tomase de los labradores del fruto de la viña.

3Mas ellos, tomándole, le hirieron, y le enviaron vacío.

4Y volvió á enviarles otro siervo; mas apedreándole, le hirieron en la cabeza, y volvieron á enviarle afrentado.

5Y volvió á enviar otro, y á aquél mataron; y á otros muchos, hiriendo á unos y matando á otros.

6Teniendo pues aún un hijo suyo amado, enviólo también á ellos el postrero, diciendo: Tendrán en reverencia á mi hijo.

7Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.

8Y prendiéndole, le mataron, y echaron fuera de la viña.

9¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros.

10¿Ni aun esta Escritura habéis leído: La piedra que desecharon los que edificaban, Esta es puesta por cabeza de esquina;

11Por el Señor es hecho esto, Y es cosa maravillosa en nuestros ojos?

12Y procuraban prenderle, porque entendían que decía á ellos aquella parábola; mas temían á la multitud; y dejándole, se fueron.


Marcos 12:1-12 (Reina-Valera Antigua)

Thursday, June 17, 2010

Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada


1ENTONCES llegaron á Jesús ciertos escribas y Fariseos de Jerusalem, diciendo:

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2¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos? porque no se lavan las manos cuando comen pan.

3Y él respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?

4Porque Dios mandó, diciendo: Honra al padre y á la madre, y, El que maldijere al padre ó á la madre, muera de muerte.

5Mas vosotros decís: Cualquiera que dijere al padre ó á la madre: Es ya ofrenda mía á Dios todo aquello con que pudiera valerte;

6No deberá honrar á su padre ó á su madre con socorro. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.

7Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:

8Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón lejos está de mí.

9Mas en vano me honran, Enseñando doctrinas y mandamientos de hombres.

10Y llamando á sí las gentes, les dijo: Oid, y entended:

11No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

12Entonces llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta palabra se ofendieron?

13Mas respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.

14Dejadlos: son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.

15Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.

16Y Jesús dijo: ¿Aun también vosotros sois sin entendimiento?

17¿No entendéis aún, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina?

18Mas lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.

19Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.

20Estas cosas son las que contaminan al hombre: que comer con las manos por lavar no contamina al hombre
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Mateo 15:1-20.

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Tuesday, May 18, 2010

¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con palos á prenderme?


Mateo 26


1Y ACONTECIO que, como hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo á sus discípulos:
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2Sabéis que dentro de dos días se hace la pascua, y el Hijo del hombre es entregado para ser crucificado.

3Entonces los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo se juntaron al patio del pontífice, el cual se llamaba Caifás;

4Y tuvieron consejo para prender por engaño á Jesús, y matarle.

5Y decían: No en el día de la fiesta, porque no se haga alboroto en el pueblo.

6Y estando Jesús en Bethania, en casa de Simón el leproso,

7Vino á él una mujer, teniendo un vaso de alabastro de unguento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado á la mesa.

8Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto?

9Porque esto se podía vender por gran precio, y darse á los pobres.

10Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena á esta mujer? Pues ha hecho conmigo buena obra.

11Porque siempre tendréis pobres con vosotros, mas á mí no siempre me tendréis.

12Porque echando este unguento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho.

13De cierto os digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.

14Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fué á los príncipes de los sacerdotes,

15Y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas de plata.

16Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

17Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos á Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la pascua?

18Y él dijo: Id á la ciudad á cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa haré la pascua con mis discípulos.

19Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y aderezaron la pascua.

20Y como fué la tarde del día, se sentó á la mesa con los doce.

21Y comiendo ellos, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar.

22Y entristecidos ellos en gran manera, comenzó cada uno de ellos á decirle: ¿Soy yo, Señor?

23Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de entregar.

24A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal hombre no haber nacido.

25Entonces respondiendo Judas, que le entregaba, dijo. ¿Soy yo, Maestro? Dícele: Tú lo has dicho.

26Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió á sus discípulos, y dijo: Tomad, comed. esto es mi cuerpo.

27Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dió, diciendo: Bebed de él todos;

28Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados.

29Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

30Y habiendo cantado el himno, salieron al monte de las Olivas.

31Entonces Jesús les dice: Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas.

32Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.

33Y respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado.

34Jesús le dice: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

35Dícele Pedro. Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

36Entonces llegó Jesús con ellos á la aldea que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.

37Y tomando á Pedro, y á los dos hijos de Zebedeo, comenzó á entristecerse y á angustiarse en gran manera.

38Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

39Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; empero no como yo quiero, sino como tú.

40Y vino á sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora?

41Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma.

42Otra vez fué, segunda vez, y oró diciendo. Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

43Y vino, y los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.

44Y dejándolos fuése de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras.

45Entonces vino á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.

46Levantaos, vamos: he aquí ha llegado el que me ha entregado.

47Y hablando aún él, he aquí Judas, uno de los doce, vino, y con él mucha gente con espadas y con palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los ancianos del pueblo.

48Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquél es: prendedle.

49Y luego que llegó á Jesús, dijo: Salve, Maestro. Y le besó.

50Y Jesús le dijo: Amigo, ¿á qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano á Jesús, y le prendieron.

51Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, é hiriendo á un siervo del pontífice, le quitó la oreja.

52Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada á su lugar; porque todos los que tomaren espada, á espada perecerán.

53¿Acaso piensas que no puedo ahora orar á mi Padre, y él me daría más de doce legiones de ángeles?

54¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras, que así conviene que sea hecho?

55En aquella hora dijo Jesús á las gentes: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con palos á prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.

56Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos huyeron, dejándole.

57Y ellos, prendido Jesús, le llevaron á Caifás pontífice, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.

58Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del pontífice; y entrando dentro, estábase sentado con los criados, para ver el fin.

59Y los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregale á la muerte;

60Y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se llegaban; mas á la postre vinieron dos testigos falsos,

61Que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

62Y levantándose el pontífice, le dijo: ¿No respondes nada? ¿qué testifican éstos contra ti?

63Mas Jesús callaba. Respondiendo el pontífice, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.

64Jesús le dijo: Tú lo has dicho: y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo de los hombres sentado á la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo.

65Entonces el pontífice rasgó sus vestidos, diciendo: Blasfemado ha: ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.

66¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.

67Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con mojicones,

68Diciendo: Profetízanos tú, Cristo, quién es el que te ha herido.

69Y Pedro estaba sentado fuera en el patio: y se llegó á él una criada, diciendo: Y tú con Jesús el Galileo estabas.

70Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.

71Y saliendo él á la puerta, le vió otra, y dijo á los que estaban allí: También éste estaba con Jesús Nazareno.

72Y nego otra vez con juramento: No conozco al hombre.

73Y un poco después llegaron los que estaban por allí, y dijeron á Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto.

74Entonces comienzó á hacer imprecaciones, y á jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y el gallo cantó luego.

75Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.


Reina-Valera Antigua (RVA)
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Wednesday, December 30, 2009

¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová es con nosotros?


Jeremías 8


1EN aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalem, fuera de sus sepulcros;

2Y los esparcirán al sol, y á la luna, y á todo el ejército del cielo, á quien amaron, y á quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, y á quienes preguntaron, y á quienes se encorvaron. No serán recogidos, ni enterrados: serán por muladar sobre la haz de la tierra.

3Y escogeráse la muerte antes que la vida por todo el resto que quedare de esta mala generación, en todos los lugares á donde los arrojaré yo á los que quedaren, dice Jehová de los ejércitos.

4Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: ¿El que cae, no se levanta? ¿el que se desvía, no torna á camino?

5¿Por qué es este pueblo de Jerusalem rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, no han querido volverse.

6Escuché y oí; no hablan derecho, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió á su carrera, como caballo que arremete con ímpetu á la batalla.

7Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; mas mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.

8¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová es con nosotros? Ciertamente, he aquí que en vano se cortó la pluma, por demás fueron los escribas.

9Los sabios se avergonzaron, espantáronse y fueron presos: he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?

10Por tanto daré á otros sus mujeres, y sus heredades á quien las posea: porque desde el chico hasta el grande cada uno sigue la avaricia, desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño.

11Y curaron el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.

12¿Hanse avergonzado de haber hecho abominación? Por cierto no se han corrido de vergüenza, ni supieron avergonzarse; caerán por tanto entre los que cayeren, cuando los visitaré: caerán, dice Jehová.

13Cortarélos de por junto, dice Jehová. No habrá uvas en la vid, ni higos en la higuera, y caeráse la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.

14¿Sobre qué nos aseguramos? Juntaos, y entrémonos en las ciudades fuertes, y allí reposaremos: porque Jehová nuestro Dios nos ha hecho callar, y dádonos á beber bebida de hiel, porque pecamos contra Jehová.

15Esperamos paz, y no hubo bien; día de cura, y he aquí turbación.

16Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos: del sonido de los relinchos de sus fuertes tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, ciudad y moradores de ella.

17Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, basiliscos, contra los cuales no hay encantamiento; y os morderán, dice Jehová.

18A causa de mi fuerte dolor mi corazón desfallece en mí.

19He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿no está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?

20Pasóse la siega, acabóse el verano, y nosotros no hemos sido salvos.

21Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.

22¿No hay bálsamo en Galaad? ¿no hay allí médico? ¿Por qué pues no hubo medicina para la hija de mi pueblo?



Reina-Valera Antigua (RVA).
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Saturday, August 29, 2009

Los fariseos no se opusieron ciegamente a Cristo


[Lucas 29-30] (Mat. 13: 15; Juan 12: 39-40).

Los fariseos no se opusieron ciegamente a Cristo.


-Los escribas, fariseos y magistrados habían decidido no ver las evidencias de la verdad, y evadían las conclusiones más claras. Para justificar su obstinada incredulidad, no perdían ninguna oportunidad posible de aprovechar cualquier detalle de las enseñanzas de Jesús que pudieran interpretar falsamente, tergiversar o falsificar. Cuando no había ninguna posibilidad de poder tergiversar la verdad de las palabras de Cristo, esos hombres que rechazaban el consejo de Dios para su propio mal, dirigían preguntas que no tenían nada que ver con lo que se estaba tratando, para desviar la atención de la gente de las lecciones que Jesús procuraba enseñar, y evadir hábilmente la verdad. Los fariseos no se oponían ciegamente a las doctrinas de Cristo, pues la verdad los impresionaba profundamente; pero resistían la verdad e iban contra sus convicciones, cerrando sus ojos para no ver, endureciendo el corazón por miedo a percibir [la verdad] y ser convertidos, y que Cristo los sanara. (RH 18-10-1892).
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