Thursday, December 3, 2009

La cara más decadente de las FARC sale a la luz

Salud Hernández-Mora Bogotá
Actualizado miércoles 02/12/2009 13:51 horas

Guerrilleros borrachos, niñas reclutas, partes de guerra desesperados, pagos a prostitutas, relaciones de viejos comandantes con niñas, ejecuciones sumarias, paranoia de los altos mandos... Las FARC están en franca decadencia, una verdad que reflejan los cientos de miles de fotos y documentos guardados en cuarenta y dos ordenadores e infinidad de memorias UBS y CDs que las Fuerzas Militares encontraron en diversos campamentos guerrilleros cuando los asaltaron.

Nunca imaginaron los comandantes subversivos que sus enemigos llegarían al corazón de sus guaridas y les arrebatarían información valiosa. En unos casos detallan la estructura de narcotráfico, con socios y cifras de envíos; en otros aparecen las fichas de inscripción de los integrantes de los Frentes o los nombres de los guerrilleros ajusticiados porque sospechaban de ellos.

Uno de los más jugosos, revelado, al igual que el resto, por la revista Semana, es el encontrado a “John 40”, cabeza del Frente 43. Famoso por su comportamiento mafioso, el material incautado no hace sino confirmar lo que las autoridades conocían del mayor comandante narcotraficante que tiene en estos momentos las FARC. Facturas de billetes de avión a prostitutas de Antioquia y el Eje Cafetero para animar sus fiestas en plena selva, compra de caballos caros, grabación de los llamados narcocorridos, cirugías estéticas para algunas mujeres.

"Preocupado por la situación del Frente... los gastos extravagantes dejaron huella en el subconsciente de las masas y por supuesto de los guerrilleros y de la jefatura que se formó al calor de esas actividades. Los casos de la traída (y los gastos que eso implica) de mujeres modelos, es una debilidad, una falta de uno autodisciplinarse, un socavamiento moral de las unidades. Una debilidad no invalida toda una vida de lucha, pero sí la mancha”, le reprimen con delicadeza a “John 40” sus jefes del Secretariado.

Sin embargo, el regañado no es tan magnánimo con los suyos. Registra en sus archivos los castigos severos y fusilamientos a los miembros de su tropa por pasarse de copas, “desperdiciar comida” o “robarse una panela”.

"Nuestro talón de Aquiles es la débil formación de los mandos medios e incluso de miembros de Estados Mayores de los Frentes. Más que los méritos del enemigo, esta es la causa de la gran mayoría de los golpes que hemos recibido. Falta don de mando con carácter. Nos hace falta crear una escuela para formación de mandos con rescate de la doctrina fariana. Las relaciones entre los propios mandos y entre estos y los guerrilleros deben ser replanteadas. Se ve mucha flojera, compinchería, alcahuetería, amiguismo", señalaba el comandante “Iván Ríos”.

Sus apreciaciones se quedaron cortas. Murió asesinado en 2008, mientras dormía, por uno de sus hombres de confianza que le cortó la mano para mostrar a los militares lo que había hecho y cobrar la recompensa multimillonaria que se ofrecía por el citado guerrillero. Y eso que durante dos años “Iván Ríos” celebró trescientos consejos de guerra, según dejó documentado, con igual número de ejecuciones, por causas como “desmoralización insuperable” o sospechas de que se trataban de infiltrados de los paramilitares o el Ejército.

Para compensar las pérdidas, se lanzó a una campaña de reclutamiento obligatorio masivo en donde abundaban los menores de edad. Muchos de ellos, tanto en los Frentes del fallecido comandante como en otros, son sometidos a duros castigos y hasta fusilados por dormirse en una guardia o ser sospechosos de deserción. Y son sus propios compañeros, que conforman el jurado, los que los sentencian a muerte.

"En lo que va corrido del año han desertado 112, se capturaron 33, se les hizo consejo de guerra y salieron fusilados 22. Más 6 que en la persecución se dieron de baja. Se entregaron al enemigo 26 con 23 fusiles, 14 pistolas y 260 millones de pesos... Les va mi abrazo. Jorge". Quien envía el correo es Jorge Briceo, alias “Mono Jojoy”, miembro del Secretariado y el jefe más popular entre la tropa de las FARC. Desde hace meses sobrevive en cuevas y en los lugares más inhóspitos de la Cordillera Oriental, sometido a una cacería implacable de los militares, rodeado de una guardia pretoriaza compuesta por familiares e íntimos porque no se fía de nadie.

El rosario de datos no deja lugar a dudas: las FARC están infectadas de los virus que corroen las bandas terroristas y mafiosas.


Fuente: http://www.elmundo.es/america/2009/12/02/colombia/1259771849.html

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