Saturday, September 10, 2016

Ninguna mente mortal puede penetrar el encubrimiento dentro del cual el Omnipotente mora y obra.


Nunca podremos descubrir a Dios por medio de la investigación. El no plantea sus designios ante la mente cuidadosa e inquisitoria. No intentemos con mano insolente descorrer la cortina tras la cual él vela su majestad. El apóstol exclamó: “¡Cuán inescrutables son sus juicios, e insondables sus caminos!” Romanos 11:33. La ocultación de su poder, el hecho de que está envuelto en pavorosas nubes de misterio y oscuridad, es evidencia de su misericordia, porque levantar el velo que oculta su divina presencia significaría la muerte. Ninguna mente mortal puede penetrar el encubrimiento dentro del cual el Omnipotente mora y obra. No podemos comprender más acerca de su trato con nosotros y de los motivos que

lo impulsan, que lo que él se digna revelar. El ordena todo con justicia, y nosotros no hemos de estar insatisfechos o desconfiar, sino más bien debiéramos postrarnos en sumisión reverente. El nos revelará tantos de sus propósitos como sea conveniente que conozcamos; y más allá de eso hemos de confiar en su mano omnipotente y en su corazón lleno de amor.


Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, pp.281,282.


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