Los expertos aconsejan sobre el Foro Mundial del Trabajo del Movimiento Lausana.
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Esta semana, el Movimiento de Lausana ha reunido a 700 líderes cristianos de 109 países en Manila para su Foro Mundial del Trabajo. Entre los muchos temas en discusión se encuentra el lugar donde el evangelismo debe ubicarse entre las prioridades de los cristianos en el ámbito laboral.
¿Es el ministerio en el ámbito laboral principalmente sobre el evangelismo? Respuestas ordenadas de “sí” a “no”:
Gea Gort, misióloga y autora de BAM Global Movement (Países Bajos):
¡Sí! Porque cada cristiano tiene una misión, ya que heredamos el “ADN” de nuestro Señor Jesucristo. La misión de reconciliar al mundo, en y por medio de Cristo, para volver a la intención original de Dios. Esa es la Buena Noticia; eso es evangelización. Reconciliar y restaurar personas, así como vecindarios, sistemas y formas de pensar. Esto se logrará en el trabajo y a través de nuestro trabajo, es decir, si buscamos intencionalmente y con seriedad la revelación de Dios con respecto a todos los aspectos de nuestro trabajo. Una y otra vez, he sido testigo de esto en mi área de investigación, los negocios como misión. Nuestro mensaje, con y sin palabras, se vuelve poderoso y convincente cuando está respaldado por nuestras actitudes, nuestra cultura empresarial y nuestras acciones en el trabajo. Entonces toda nuestra vida cuente una historia. Y debemos recordarnos a nosotros mismos que no estamos solos en nuestro esfuerzo evangelístico: Dios desea moverse y darse a conocer durante la semana en el mercado y en nuestros edificios de oficinas, ya que todo le pertenece.
Joseph Vijayam, CEO de Olive Technology y Catalizador para Tecnología de Lausana (EEUU/India):
El ministerio en el ámbito laboral tiene que ver con compartir el evangelio con palabras y acciones, que es evangelización, pero también tiene que ver con vivir una vida que dé testimonio del fruto del evangelio. En otras palabras, es tanto la evangelización intencional, que es el “hacer”, como la vida no intencional, que es el “ser”. Tanto el ser como el hacer apuntarán a Cristo y su evangelio. En ese sentido, sí, tiene que ver con la evangelización, aunque no siempre es intencional y ciertamente no se limita a la definición estricta de hablar persuasivamente acerca de la salvación. Un ministro en el ámbito laboral es un embajador del evangelio en todo momento, y según esa definición, se involucra principalmente, aunque no exclusivamente, en la evangelización.
Francis Tsui, presidente de una firma de inversiones (Hong Kong):
Jesús nos enseñó a orar: “Venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo”. Todos los creyentes deben prestar atención a este llamado dondequiera que estén. En el lugar de trabajo, los creyentes deben vivir la presencia del Jesús encarnado como su propósito y su vocación. Jesús leyó del libro de Isaías para pedir que lleven buenas noticias a los pobres, los cautivos, los ciegos y los oprimidos (Lucas 4:18-19). Nosotros, de la misma forma, debemos proclamar buenas noticias a estas personas en nuestro lugar de trabajo. El propósito de las buenas noticias que se proclaman es llevar la presencia de Jesús a cualquier circunstancia en que podrían estar las personas, para que puedan encontrarse con Jesús donde estén y experimenten su compasión, amor y pertinencia en sus contextos. Cuando hagamos eso, se producirá la “evangelización”. La evangelización no se trata solo de recitar el evangelio, llamar a la conversión o producir una transformación espiritual. En nuestro lugar de trabajo, los creyentes debemos ayudar a las personas a encontrarse con Jesús, dejar que él hable a sus vidas y ver cómo la relación reconciliada con Jesús bendice la nueva vida de manera pertinente e integral. Es mucho más dinámico e impactante que nuestra comprensión convencional de la evangelización.
Todo depende de lo que significa la evangelización para nosotros. Mi comprensión de la evangelización es compartir la buena noticia de Jesús en palabra y acción. Damos testimonio a los demás a través de nuestras palabras y nuestros hechos. Debe haber coherencia entre ambos. No podemos hacer fieles seguidores de Jesús a menos que nosotros mismos seamos fieles seguidores. En mi investigación, al entrevistar a 50 empresarios cristianos en el Reino Unido, encontré cuatro respuestas diferentes a la pregunta de si creían que su trabajo estaba contribuyendo al reino de Dios. Todos dijeron que sí, pero se veían haciéndolo de diferentes maneras. El primer grupo, haciendo del mundo un lugar mejor al proporcionar un excelente producto o servicio. El segundo grupo, a través de la incorporación de valores cristianos y altos estándares de ética empresarial a su empresa. El tercer grupo, compartiendo abiertamente su fe con las personas en el lugar de trabajo. El cuarto grupo, a través de donaciones generosas a causas benéficas y cristianas. El tercer grupo era claramente el más directamente evangelístico. Pero las respuestas de los demás son todas importantes en términos de respaldar lo que decimos. Nuestras palabras son cruciales, pero necesitan ser apoyadas por nuestras acciones; solo entonces la evangelización es la máxima prioridad del ministerio en el ámbito laboral.
¡La gente viene a Cristo cuando se sienten amada, no cuando es sermoneada! ¿Tratamos de convencer a las personas para que “firmen un contrato” con Dios para obtener un boleto al cielo, o caminamos con ellas cuando entran en una relación de pacto dinámico con el Dios vivo? Estamos llamados a hacer discípulos proactivamente, no a convertir personas. ¿Estamos tan atascados y fijados en métodos “evangelísticos” que no invertimos en crear entornos laborales que sean propicios para descubrir a Dios? Mi carga de tener que “evangelizar” desapareció cuando comencé a orar a diario: “Dios, ayúdame a llevar a todos los que conozco hoy un paso más cerca de la fe personal en Jesucristo”. El viaje de fe no se reduce a un evento único. Si la evangelización es solo proclamación de la Palabra, entonces nunca debería ser la más alta prioridad del ministerio en el ámbito laboral. Pero si la evangelización incluye trabajar el suelo, influir en las estrategias empresarial, preparar los corazones de las personas para descubrir la realidad amorosa de Dios a través de la gracia, entonces debería ser la más alta prioridad. Sin embargo, en base a la comprensión estrecha actual de la evangelización en uso hoy en día, no es una prioridad.
Wendy Simpson, presidenta de Grupo Wengeo (Australia):
No. Si un plantador de iglesias comenzara una iglesia sin ninguna intención de incluir un ministerio de niños, la gente se horrorizaría. Hoy en día, el ministerio de niños se considera un ministerio vital de la iglesia, pero no siempre fue así. Como persona de negocios, anhelo el día en que las iglesias locales consideren esencial equipar y liberar a los trabajadores en su llamamiento. La máxima prioridad del ministerio en el ámbito laboral debe ser levantar catalizadores para promover el lugar de trabajo como un ministerio clave dentro de las iglesias locales. ¿Cómo puede la iglesia mundial verdaderamente esperar lograr la Gran Comisión y crear discípulos de 24 horas al día y 7 días a la semana si no ha desarrollado su enseñanza sobre cómo los cristianos integran concretamente su fe a las actividades que ocupan la mayor parte de sus vidas diarias? Los trabajadores anhelan descubrir el propósito de Dios en su trabajo diario. Creo que, a medida que la iglesia local muestre a los trabajadores cómo integrar a su vida laboral disciplinas espirituales como la meditación, la oración, el ayuno, la sencillez, la confesión, la adoración y la celebración, el mundo comenzará a ver un cristianismo auténtico y atractivo. Si los cristianos domingueros son el resultado deseado, no hay necesidad de un ministerio en el lugar de trabajo. Si nuestro mandato es un discipulado de toda la vida, tenemos una necesidad urgente de un ministerio en el ámbito laboral en nuestras iglesias.
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