Saturday, February 15, 2020

Grupitos de almas inquietas



Continuamente surgen grupitos de personas que creen que Dios está únicamente con los muy pocos y muy dispersos. La influencia de los tales tiende a derribar y dispersar lo que edifican los siervos de Dios. Los espíritus inquietos que desean constantemente ver y creer algo nuevo surgen de continuo, algunos en un lugar y otros en otro, haciendo todos una obra especial por el enemigo y, sin embargo, pretendiendo tener la verdad. Se destacan como separados del pueblo a quien Dios está conduciendo y prosperando, y por medio de quien él va a hacer su gran obra. Expresan constantemente sus temores de que el cuerpo de los observadores del sábado se está volviendo como el mundo; pero apenas habrá dos de estas personas que concuerden en sus opiniones. Están dispersas y confusas, y sin embargo, se engañan hasta el punto de creer que Dios las acompaña en forma especial. Algunas de ellas profesan tener entre sí los dones; pero por la influencia y enseñanza de estos dones son inducidas a dudar de aquellos a quienes Dios ha impuesto la carga especial de su obra, y a desviar del cuerpo a una clase de personas. Los que, de acuerdo con la Palabra de Dios están haciendo todo esfuerzo para unirse, que están establecidos en el mensaje del tercer ángel, son considerados sospechosos, por la razón de que están extendiendo sus labores y ganando almas para la verdad. Se los considera mundanos porque ejercen influencia sobre el mundo y porque sus actos atestiguan que esperan que Dios haga todavía una obra grande y especial en la tierra para sacar un pueblo y prepararlo para la aparición de Cristo.

Esta clase de personas no sabe realmente lo que cree, ni las razones de su creencia. Nunca aprenden y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Se levanta un hombre con opiniones extraviadas y erróneas, y asevera que Dios le ha enviado con una luz nueva y gloriosa, y que todos deben creer lo que predica. Algunos que no tienen fe establecida, que no están sujetos al cuerpo, sino que andan al garete sin ancla que los retenga, reciben ese viento de doctrina. La luz de aquel hombre resplandece de tal manera que induce al mundo a apartarse de él con disgusto y aborrecimiento. Entonces se coloca con espíritu blasfemo al lado de Cristo, y asevera que el mundo le aborrece por la misma razón que aborreció a Cristo.

Se levanta otro aseverando ser conducido por Dios, y presenta la doctrina de que los impíos no resucitarán, herejía que es una de las obras maestras del engaño satánico. Otro alberga opiniones erróneas acerca de la edad futura. Otro insiste celosamente en que se adopte el traje americano [moda extravagante que se procuraba implantar entonces en los Estados Unidos]. Todos quieren plena libertad religiosa y cada uno actúa independientemente de los demás, y sin embargo aseveran que Dios obra especialmente entre ellos. 


Joyas de los Testimonios, Tomo 1, pp. 166,167.




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