Una conferencia de obispos católicos está avanzando en un documento sobre la comunión, que establece una posible reprimenda a Biden y a otros políticos católicos de alto nivel
Por: Maria Ortiz 18 de Junio 2021
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La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos procedió el viernes a continuar con un plan que negaría la comunión a las figuras públicas que apoyan el derecho al aborto, creando así una posible reprimenda pública al presidente Joe Biden.
Por 168 votos contra 55 y seis abstenciones, los obispos siguieron adelante con los planes para realizar un informe sobre el significado de la Eucaristía en la Iglesia.
La votación es parte de un proceso más largo y no está asegurado que figure en el documento final la reprimenda a Biden y otros políticos católicos que apoyan el derecho al aborto, y a quienes se ha llegado a proponer que se les cuestione si pueden tomar la comunión o no, cuando asisten a misa.
El informe sobre el ritual católico de la Eucaristía se desarrollará durante el verano y se presentará para enmiendas y aprobación en noviembre. El Vaticano tendría que aprobar cualquier acción en nombre de los obispos y probablemente retrasaría esa aprobación si se emite un informe directo.
Por qué ahora la Iglesia Católica se hace este cuestionamiento
Biden, un defensor del derecho al aborto, es el primer presidente católico de Estados Unidos en casi 60 años, y es el presidente más abiertamente religioso desde Jimmy Carter. Este movimiento está impulsado por el ala extremadamente conservadora de la Iglesia Católica en Estados Unidos.
Algunos de los obispos católicos quieren censurar a los políticos que practican esa religión por apoyar el derecho a abortar, como es el caso del presidente del país, Joe Biden.
Por 168 votos a favor y 55 en contra, además de seis abstenciones, los miembros de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, en inglés) aprobaron la redacción de ese polémico comunicado, que oficialmente estará centrado en “el significado de la eucaristía en la vida de la Iglesia”.
Detrás de esa iniciativa, se esconde la campaña de un grupo de obispos conservadores a los que les incomoda el hecho de que Biden, el primer católico que ocupa el Despacho Oval en seis décadas, sea también un férreo defensor del derecho a abortar.
Inicialmente, la propuesta buscaba llegar al extremo de prohibir la comunión a políticos como Biden por su postura sobre el aborto, pero sus impulsores acabaron dando marcha atrás, después de que el Vaticano les urgiera a rebajar la temperatura del debate.
Durante un largo y tenso debate este jueves durante la reunión virtual anual de la USCCB, los promotores de la medida insistieron en que su plan no eliminaría el derecho a recibir la comunión de Biden u otros políticos católicos que apoyan la libre decisión sobre la interrupción del embarazo.
Sin embargo, el documento está aún por redactar, y varios en el episcopado pidieron el jueves tomar algún tipo de medida contra “un presidente católico que se opone a las enseñanzas de la Iglesia”, en palabras del obispo de Baker (Oregon), Liam Gary.
Una vez redactado el documento, sus impulsores necesitarían el apoyo de dos tercios de los obispos del país y la luz verde del Vaticano para ratificar el comunicado final, un umbral nada fácil de alcanzar.
Incluso si ese comunicado intentara prohibir a Biden el derecho a comulgar, el arzobispo de Washington tendría el poder de decidir si implementa o no ese veto, y ya ha dejado claro que no lo hará.
La posición de Biden
Preguntado este viernes sobre la decisión de los obispos, Biden no se mostró preocupado por el tema. “Ese es un asunto privado, y no creo que eso (vetar su derecho a comulgar) vaya a ocurrir”, afirmó el presidente en respuesta a la pregunta de una periodista en la Casa Blanca.
A Biden, un devoto católico que acude a misa todos los domingos, ya le negaron una vez en 2019 la posibilidad de comulgar debido a esa postura política; y su equipo dedica desde entonces tiempo a asegurarse que, cuando viaja, no acuda a una iglesia en la que puedan impedir su acceso al sacramento.
El debate sobre el tema en la conferencia de obispos refleja el grado al que ha llegado la polarización en Estados Unidos por el derecho a abortar, garantizado en el país desde 1973 pero convertido en caballo de batalla por los conservadores y algunos grupos religiosos en las últimas tres décadas.
Con información de EFE
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