Sunday, September 28, 2025

La Gran Ramera en la apología católica

Publicado el septiembre 28, 2025 por Freddy Silva




En promedio los católicos jamás aceptarán las interpretaciones historicistas que se le hacen a su iglesia, pero no son capaces de explicar las interpretaciones que su iglesia maneja. En este post les compartimos sus interpretaciones y como con la Biblia misma pierde el fundamento:

1. Una ciudad, no una iglesia

Texto bíblico:“La mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra” (Ap 17:18).
“¡Ay, ay de la gran ciudad, Babilonia, ciudad poderosa!” (Ap 18:10).

Apología católica:
El Apocalipsis mismo define a la mujer como una ciudad. Por lo tanto, no se refiere a una institución religiosa, sino a un poder político y urbano. Esto coincide con cómo el profeta Daniel habla de “Babilonia” como ciudad-reino (Dn 4:30).

2. No una empresa mercantil

Texto bíblico:“Los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan por ella, porque nadie compra ya sus mercaderías” (Ap 18:11).

Apología católica:
La Iglesia no es una compañía de comercio. La descripción corresponde a un poder político y económico, como lo fue Roma imperial. De hecho, la Biblia presenta a Tiro de modo semejante: “Con la abundancia de tus riquezas y de tu comercio llenaste de violencia” (Ez 28:16).

3. El color púrpura y escarlata

Texto bíblico:“La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, adornada de oro, piedras preciosas y perlas” (Ap 17:4).

Apología católica:
El púrpura era símbolo de poder y riqueza en el mundo antiguo. Así vestían los emperadores romanos (cf. Lc 16:19: “un hombre rico se vestía de púrpura y lino”). El color no necesariamente significa corrupción religiosa, sino suntuosidad imperial.

4. La Bestia y Roma

Texto bíblico:“La bestia que has visto, era y no es; y está para subir del abismo e ir a la perdición” (Ap 17:8).

Apología católica:
Los cristianos del siglo I veían en Roma un poder aparentemente eterno, “la ciudad eterna”. Pero Juan anuncia que, como Babilonia, caerá. El contraste se da con Dios: “Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que ha de venir” (Ap 1:8).

5. La Bestia como poder político

Texto bíblico:“Las siete cabezas son siete montes sobre los que se sienta la mujer, y son siete reyes” (Ap 17:9-10).
“Los diez cuernos… son diez reyes, que todavía no han recibido reino, pero recibirán autoridad” (Ap 17:12).

Apología católica:
La bestia representa el poder político romano. Las siete cabezas se interpretan como los siete emperadores o los siete montes de Roma. Los diez cuernos son las naciones bárbaras que luego destruirían a Roma. Es un esquema similar al de Daniel 7, donde las bestias representan reinos.
6. Jerusalén como la Gran Ramera

Texto bíblico:“Salid de ella, pueblo mío” (Ap 18:4).
“En ella fue hallada la sangre de los profetas y de los santos” (Ap 18:24).
“Hijo de hombre, ¿juzgarás tú a Jerusalén la ciudad sanguinaria?… con tus ídolos te has prostituido” (Ez 16:2, 15).

Apología católica:
Muchos exegetas ven en Jerusalén a la “ramera” por su infidelidad al pacto. Jesús mismo acusa a la ciudad: “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas” (Mt 23:37). Sus sacerdotes vestían de púrpura y lino (Ex 28:4-6). Para la apología católica, Apocalipsis no condena a la Iglesia fundada por Cristo, sino que recoge la tradición profética que denuncia a Jerusalén como infiel al Dios del pacto.

 En resumen, la apología católica afirma que la Gran Ramera del Apocalipsis debe entenderse en clave histórica y simbólica:Roma imperial por su poder político, persecución y comercio.
O Jerusalén por su infidelidad al pacto y derramamiento de sangre profética.
Nunca como la Iglesia de Cristo, que es presentada en Ap 12 como la mujer fiel perseguida por el dragón.

Friday, September 12, 2025

Guía para Personas con Necesidades Migratorias

Guía para Personas con Necesidades Migratorias
(See below for English)

(Descargue el PDF)


Queridos hermanas y hermanos en Cristo,

Nuestra fe católica se fundamenta en el amor y la caridad de Nuestro Señor, expresados en su sacrificio por nosotros en la Cruz y que hoy continúan en el mundo a través de su Iglesia. Esta comunidad eclesial, el Cuerpo Místico de Cristo, sólo puede vivir su vocación cuando trabajamos juntos como una comunidad, unidos los unos a los otros, independientemente de quiénes seamos o de dónde vengamos.


Al igual que Cristo salió a las periferias, atendió a los gentiles y abrió sus brazos a todos, nosotros debemos practicar plenamente nuestra fe católica y hacer lo mismo con nuestro prójimo. Nuestra vocación cristiana de amarnos y servirnos los unos a los otros se extiende más allá de los miembros de nuestra comunidad de fe, especialmente cuando nos resulta difícil.


Cristo compartió la historia del Buen Samaritano, enseñándonos a extender la mano y ayudar a cualquiera que lo necesite, sin preguntar por el origen, la etnia o el grupo social de la víctima. La esencia del Gran Mandamiento del amor nos exige mostrar misericordia y debemos obedecer el mandato de Cristo al máximo: «Ve y haz tú lo mismo» (Lc 10,37).


Ésta es nuestra sagrada responsabilidad de amar y cuidar a nuestro prójimo. La Doctrina Social Católica exige que los fieles sean obedientes a la ley, manteniendo al mismo tiempo la dignidad de cada persona. La situación de la inmigración en nuestro país es compleja y también se debe seguir estudiando la raíz del problema. Pero no podemos permanecer indiferentes, ciegos y sordos ante el sufrimiento de los necesitados, especialmente los indocumentados y los refugiados.


Como su obispo, me solidarizo con nuestros hermanos y hermanas que se sienten atemorizados o amenazados. Nuestra Iglesia está orando por ustedes, les ofrece esperanza y les ayuda a encontrar caminos de sanación. Con la ayuda del Consejo Presbiteral de la Diócesis de Salt Lake City y de la Iglesia Católica Santa María de la Asunción, me complace ofrecerles esta Guía para Personas con Necesidades Migratorias como apoyo de la diócesis a nuestra comunidad inmigrante. Gracias también al Padre Langes Silva, JCD, al Padre Rogelio Félix-Rosas y al Padre Christopher Gray por sus esfuerzos en la elaboración de esta guía.


Que, como diócesis, unidos en la caridad y la oración, seamos las manos, los pies, y el Sagrado Corazón de Cristo para los más necesitados.

Reverendísimo Oscar A. Solis, DD
Obispo de Salt Lake City

23 de enero del 2025