Protestas contra el racismo (ANSA)
Enfrentar la injusticia social significa reconocer la dignidad humana de cada persona. Palabras del presidente del Comité Ad Hoc contra el racismo. El prelado invita a los fieles a rezar y actuar siguiendo el ejemplo de Jesús.
Isabella Piro-Ciudad del Vaticano
Rezar y actuar siguiendo el ejemplo de Jesús para combatir el racismo, tanto a nivel personal como institucional: esta es la invitación lanzada por Monseñor Shelton J. Fabre, presidente del Comité Ad Hoc de los obispos estadounidenses contra el racismo. Citado por AngelusNews, el sitio de información de la Arquidiócesis de Los Ángeles, el prelado dice: "Con nuestro trabajo y la gracia de Dios, podemos ser parte del proceso de cambio de los corazones de la gente y la sociedad, para erradicar el racismo y la intolerancia". De ahí la exhortación, dirigida a todos, a "salir al encuentro de los marginados" entre los que se siente a menudo la "dolorosa realidad" de los prejuicios raciales. "Enfrentar la injusticia social - es de hecho el énfasis de Monseñor Fabre - significa reconocer la dignidad humana de cada persona, un principio fundamental de la fe católica.
Un ejemplo virtuoso viene de la Iglesia y su unidad en la diversidad, añade el obispo americano: "Aprender a conocer la riqueza de esta diversidad y las muchas culturas diferentes presentes en la Iglesia sólo puede llevarnos a ser los mejores discípulos posibles de Jesucristo. Refiriéndose, pues, a George Floyd, el afroamericano que murió el 25 de junio tras ser detenido por un policía blanco, Monseñor Fabre dice: "Este es el momento de comprender cómo el racismo sigue afectándonos y cómo influye fuertemente en la vida de las personas de color.
Cabe recordar que, como presidente del Comité Episcopal ad hoc contra el Racismo, en 2018 Monseñor Fabre contribuyó a la publicación de la Carta Pastoral "Abrir bien nuestros corazones: una llamada duradera al amor", aprobada por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos. El documento subraya que "sólo una profunda conversión individual del corazón conducirá al cambio y la reforma de nuestras instituciones y sociedades". Por lo tanto, es imperativo abordar las causas fundamentales del racismo y la injusticia que produce". Pero ya en 1979, los prelados de los Estados Unidos habían publicado otra carta sobre el racismo, titulada "Hermanos y hermanas de todos nosotros", en la que se afirmaba que "el racismo es un pecado que divide a la familia humana, borra la imagen de Dios entre miembros específicos de esa familia y viola la dignidad humana fundamental de los que están llamados a ser hijos del mismo Padre".
Enfrentar la injusticia social significa reconocer la dignidad humana de cada persona. Palabras del presidente del Comité Ad Hoc contra el racismo. El prelado invita a los fieles a rezar y actuar siguiendo el ejemplo de Jesús.
Isabella Piro-Ciudad del Vaticano
Rezar y actuar siguiendo el ejemplo de Jesús para combatir el racismo, tanto a nivel personal como institucional: esta es la invitación lanzada por Monseñor Shelton J. Fabre, presidente del Comité Ad Hoc de los obispos estadounidenses contra el racismo. Citado por AngelusNews, el sitio de información de la Arquidiócesis de Los Ángeles, el prelado dice: "Con nuestro trabajo y la gracia de Dios, podemos ser parte del proceso de cambio de los corazones de la gente y la sociedad, para erradicar el racismo y la intolerancia". De ahí la exhortación, dirigida a todos, a "salir al encuentro de los marginados" entre los que se siente a menudo la "dolorosa realidad" de los prejuicios raciales. "Enfrentar la injusticia social - es de hecho el énfasis de Monseñor Fabre - significa reconocer la dignidad humana de cada persona, un principio fundamental de la fe católica.
Un ejemplo virtuoso viene de la Iglesia y su unidad en la diversidad, añade el obispo americano: "Aprender a conocer la riqueza de esta diversidad y las muchas culturas diferentes presentes en la Iglesia sólo puede llevarnos a ser los mejores discípulos posibles de Jesucristo. Refiriéndose, pues, a George Floyd, el afroamericano que murió el 25 de junio tras ser detenido por un policía blanco, Monseñor Fabre dice: "Este es el momento de comprender cómo el racismo sigue afectándonos y cómo influye fuertemente en la vida de las personas de color.
Cabe recordar que, como presidente del Comité Episcopal ad hoc contra el Racismo, en 2018 Monseñor Fabre contribuyó a la publicación de la Carta Pastoral "Abrir bien nuestros corazones: una llamada duradera al amor", aprobada por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos. El documento subraya que "sólo una profunda conversión individual del corazón conducirá al cambio y la reforma de nuestras instituciones y sociedades". Por lo tanto, es imperativo abordar las causas fundamentales del racismo y la injusticia que produce". Pero ya en 1979, los prelados de los Estados Unidos habían publicado otra carta sobre el racismo, titulada "Hermanos y hermanas de todos nosotros", en la que se afirmaba que "el racismo es un pecado que divide a la familia humana, borra la imagen de Dios entre miembros específicos de esa familia y viola la dignidad humana fundamental de los que están llamados a ser hijos del mismo Padre".
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