Wednesday, December 18, 2013

Después del apretón de manos con Obama, Castro encarcela a disidentes en Cuba



Ana Quintana

13 / 12 / 2013





En conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, las fuerzas de seguridad de Cuba llevaron a cabo arrestos generalizados y detuvieron a más de 150 disidentes.
La represión comenzó el martes por la mañana y se prolongó hasta el miércoles. Desde activistas a músicos, nadie estuvo a salvo del puño de hierro de la opresión del régimen. Además de las detenciones, el gobierno canceló también los servicios de telefonía fija y celular de muchas personas, impidiéndoles así que dieran la alarma.

Las Damas de Blanco, famosas por sus marchas pacíficas en las que portan flores blancas, vieron como 20 de sus miembros eran violentamente introducidas a empujones en autos que las estaban esperando. Por toda la isla, turbas de civiles organizadas por el gobierno lesionaron y atracaron igualmente a los miembros de la oposición democrática.

Aunque el régimen dictatorial nunca ha sido tolerante con la disidencia, la osadía de estos arrestos no tiene precedentes. La última vez que el régimen llevó a cabo tal represión generalizada fue en la primavera de 2003, cuando arrestó a 75 disidentes. Sabiendo perfectamente la controversia internacional que se generaría, Fidel Castro realizó los arrestos al inicio de la guerra de Irak.

Pero en esta ocasión, Raúl Castro no necesitaba mitigar la publicidad de su opresión.

No es ninguna coincidencia que estos sucesos ocurriesen menos de dos horas después de que Obama estrechara la mano de Castro. La naturaleza simbólica de este gesto le dio al dictador cubano luz verde para continuar con su opresión contra quienes luchan por los mismos valores que defiende Estados Unidos.

Claramente, estaba enviando un mensaje a la comunidad internacional al arrestar a tantos disidentes durante los funerales de Nelson Mandela y en el Día Internacional de los Derechos Humanos.

Como líder del mundo libre, Obama debería entender que sus actos tienen consecuencias. Al proseguir con su idea del apaciguamiento mediante las reverencias ante los dictadores y estrechando las manos manchadas de sangre de tiranos despiadados, les está otorgando la legitimidad que anhelan tan desesperadamente.

Desgraciadamente, la política exterior de la administración Obama no incluye el tomar posiciones frente a la tiranía. Tras su apretón de manos, Obama tiene que denunciar públicamente esta represión y ampliar su respaldo a la valiente oposición democrática. En el Día Internacional de los Derechos Humanos, y cualquier otro día, al régimen de Castro se le debería enviar el mensaje de que, por parte de Estados Unidos, no se tolerarán los abusos contra los derechos humanos.


La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.




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