Algunos cristianos siguen rechazando la Navidad
25/12/07
25/12/07
Pese a que se acerca la Navidad, el pastor John Foster no decorará el tradicional arbolito, no comprará regalos ni preparará un sermón navideño para su feligresía. Después de todo, ya lleva 50 años en los que la Navidad ha sido para él un día como cualquier otro.
Es uno de los muy pocos cristianos estadounidenses que sigue lo que solía ser la norma en muchas denominaciones protestantes: el rechazo de la celebración de Navidad por motivos religiosos.
"La gente no lo piensa, pero en realidad es una celebración muy secular", explicó Foster, un pastor de la Iglesia Unida de Dios con sede en Princeton. La última vez que celebró la Navidad fue cuando tenía 8 años.
La objeción de su iglesia a la Navidad es inusual entre los cristianos. Las encuestas de Gallup de 1994 al 2005 revelan consistentemente que más del 90% de los adultos dicen celebrar la Navidad, incluyendo el 84% de los no cristianos.
Eso representa un cambio sustancial respecto de una época anterior, cuando muchos protestantes ignoraban o se oponían activamente a esa festividad. Pero a medida que se fue popularizando como celebración familiar, las denominaciones siguieron el ejemplo de sus miembros e hicieron las paces con la Navidad.
El cambio no ocurrió de la noche a la mañana. Durante gran parte del siglo XIX, las escuelas y los negocios funcionaban en la Navidad, el Congreso se reunía en sesiones y algunas iglesias cerraban sus puertas.
"La cultura global no se detenía para la Navidad", dijo Bruce Forbes, profesor de estudios religiosos en el Morningside College en Sioux City, Iowa. "El gobierno funcionaba como siempre, y también los comercios y las escuelas".
En la investigación que hizo para su libro "Christmas: A Candid History" (Navidad: una historia franca), Forbes descubrió que la mayoría de las denominaciones estadounidenses _presbiterianos, bautistas, cuáqueros, metodistas y congregacionalistas_ ignoraron la fecha o desalentaron su celebración hasta fines del siglo XIX.
Ese rechazo estaba arraigado en la ausencia de una sanción bíblica para el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, como también la suspicacia sobre las tradiciones desarrolladas después de los primeros días del cristianismo. En la colonial Nueva Inglaterra, esta desaprobación llegó al extremo de ilegalizar la fiesta, con multas para castigar su celebración.
"Algunos, de alguna manera celebran la fecha", escribió el puritano de Boston Samuel Sewall el día de Navidad en 1685, "pero se enfadan, creo, de que el grueso de la gente la profane, y gracias a Dios ninguna autoridad los obliga a cumplirla".
Unos 322 años después, Sewall se sorprendería de ver que su congregación _conocida hoy como la Antigua Iglesia del Sur_ exhibe orgullosamente un árbol navideño frente al templo.
"Consideramos que es algo gozoso y de temporada", dijo Nancy Taylor, ministra de la iglesia, una de las congregaciones más venerables del país, que cuenta entre sus feligreses del pasado a Benjamin Franklin y Samuel Adams.
Ahora parte de la Iglesia Unida de Cristo, la Old South no solamente tiene un árbol de Navidad, sino también estimula a sus 650 feligreses a intercambiar regalos navideños, aunque enfocados a donaciones y servicios de caridad.
"Somos los descendientes de los puritanos y los peregrinos, pero nos hemos flexibilizado bastante desde entonces", dijo Taylor. "Hemos cambiado y nos hemos adaptado y creo que eso es parte del motivo por cual hemos perdurado".
Al igual que los sucesores de Sewall, las iglesias protestantes tradicionales han aprendido a acomodarse a la Navidad. Pero el cambio provino de la feligresía en vez del púlpito.
La Navidad se benefició de una "domesticación de la religión" en el siglo XIX _dijo Penne Restad, que enseña historia en la Universidad de Texas_ en que la fe y la familia se entrelazaron en un todo complementario de valores y creencias.
La Navidad se tornó aceptable como una festividad centrada en la familia, dijo Restad, después que perdió su significación predominantemente religiosa.
A la vez, algunos aspectos de la festividad como los árboles decorados y el intercambio de regalos se convirtieron en símbolos de estatus para una clase media con aspiraciones. Cuando la Navidad empezó a adquirir dominio sobre las otras festividades se debió a un cambio en la cultura y no a la teología.
"En Estados Unidos hay un dicho según el cual el ministro sigue al feligrés y no a la inversa", dijo Restad. "Este fue más bien un cambio sociológico que religioso. El hogar y el mercado tienen más influencia que la iglesia".
Es por eso que algunos cristianos como los de la Iglesia Unida de Dios rechazan la festividad: dicen que la instrucción divina, y no la cultura y la sociedad, deben determinar si esa fiesta es apropiada.
"Es de conocimiento común que los cristianos y sus costumbres no tienen nada que ver con la Biblia", comentó Clyde Kilough, titular de la iglesia Unida de Dios que tiene filiales en todo el mundo. "La cuestión teológica es muy sencilla: ¿es aceptable para Dios que los seres humanos decidan rendirle culto adoptando las celebraciones más populares del paganismo y llamándolas cristianas?"
Todavía persiste cierta inquietud con la festividad en las denominaciones que la rechazaban en el pasado. Esto se refleja en las preocupaciones que manifiestan por su comercialización.
Phillip Ross es un venerable en la Iglesia Presbiteriana de la Alianza en la ciudad de Vienna, cerca de Parkersburg. Versado en la historia del cristianismo, la Navidad y la fe presbiteriana, Ross sabe que su iglesia objetaba históricamente la Navidad.
Pero a la vez tiene dos hijos, y mientras tomó la decisión de rechazar la Navidad cuando él mismo era adolescente, los primeros años de sus hijos incluyeron regalos y el arbolito decorado.
"Tengo una relación ambigua sobre la Navidad", afirmó. "Me parece evidente que no tiene ningún fundamento en las escrituras, pero eso no basta para convencer a los niños".
Fuente: NoticiaCristiana.com.
Es uno de los muy pocos cristianos estadounidenses que sigue lo que solía ser la norma en muchas denominaciones protestantes: el rechazo de la celebración de Navidad por motivos religiosos.
"La gente no lo piensa, pero en realidad es una celebración muy secular", explicó Foster, un pastor de la Iglesia Unida de Dios con sede en Princeton. La última vez que celebró la Navidad fue cuando tenía 8 años.
La objeción de su iglesia a la Navidad es inusual entre los cristianos. Las encuestas de Gallup de 1994 al 2005 revelan consistentemente que más del 90% de los adultos dicen celebrar la Navidad, incluyendo el 84% de los no cristianos.
Eso representa un cambio sustancial respecto de una época anterior, cuando muchos protestantes ignoraban o se oponían activamente a esa festividad. Pero a medida que se fue popularizando como celebración familiar, las denominaciones siguieron el ejemplo de sus miembros e hicieron las paces con la Navidad.
El cambio no ocurrió de la noche a la mañana. Durante gran parte del siglo XIX, las escuelas y los negocios funcionaban en la Navidad, el Congreso se reunía en sesiones y algunas iglesias cerraban sus puertas.
"La cultura global no se detenía para la Navidad", dijo Bruce Forbes, profesor de estudios religiosos en el Morningside College en Sioux City, Iowa. "El gobierno funcionaba como siempre, y también los comercios y las escuelas".
En la investigación que hizo para su libro "Christmas: A Candid History" (Navidad: una historia franca), Forbes descubrió que la mayoría de las denominaciones estadounidenses _presbiterianos, bautistas, cuáqueros, metodistas y congregacionalistas_ ignoraron la fecha o desalentaron su celebración hasta fines del siglo XIX.
Ese rechazo estaba arraigado en la ausencia de una sanción bíblica para el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, como también la suspicacia sobre las tradiciones desarrolladas después de los primeros días del cristianismo. En la colonial Nueva Inglaterra, esta desaprobación llegó al extremo de ilegalizar la fiesta, con multas para castigar su celebración.
"Algunos, de alguna manera celebran la fecha", escribió el puritano de Boston Samuel Sewall el día de Navidad en 1685, "pero se enfadan, creo, de que el grueso de la gente la profane, y gracias a Dios ninguna autoridad los obliga a cumplirla".
Unos 322 años después, Sewall se sorprendería de ver que su congregación _conocida hoy como la Antigua Iglesia del Sur_ exhibe orgullosamente un árbol navideño frente al templo.
"Consideramos que es algo gozoso y de temporada", dijo Nancy Taylor, ministra de la iglesia, una de las congregaciones más venerables del país, que cuenta entre sus feligreses del pasado a Benjamin Franklin y Samuel Adams.
Ahora parte de la Iglesia Unida de Cristo, la Old South no solamente tiene un árbol de Navidad, sino también estimula a sus 650 feligreses a intercambiar regalos navideños, aunque enfocados a donaciones y servicios de caridad.
"Somos los descendientes de los puritanos y los peregrinos, pero nos hemos flexibilizado bastante desde entonces", dijo Taylor. "Hemos cambiado y nos hemos adaptado y creo que eso es parte del motivo por cual hemos perdurado".
Al igual que los sucesores de Sewall, las iglesias protestantes tradicionales han aprendido a acomodarse a la Navidad. Pero el cambio provino de la feligresía en vez del púlpito.
La Navidad se benefició de una "domesticación de la religión" en el siglo XIX _dijo Penne Restad, que enseña historia en la Universidad de Texas_ en que la fe y la familia se entrelazaron en un todo complementario de valores y creencias.
La Navidad se tornó aceptable como una festividad centrada en la familia, dijo Restad, después que perdió su significación predominantemente religiosa.
A la vez, algunos aspectos de la festividad como los árboles decorados y el intercambio de regalos se convirtieron en símbolos de estatus para una clase media con aspiraciones. Cuando la Navidad empezó a adquirir dominio sobre las otras festividades se debió a un cambio en la cultura y no a la teología.
"En Estados Unidos hay un dicho según el cual el ministro sigue al feligrés y no a la inversa", dijo Restad. "Este fue más bien un cambio sociológico que religioso. El hogar y el mercado tienen más influencia que la iglesia".
Es por eso que algunos cristianos como los de la Iglesia Unida de Dios rechazan la festividad: dicen que la instrucción divina, y no la cultura y la sociedad, deben determinar si esa fiesta es apropiada.
"Es de conocimiento común que los cristianos y sus costumbres no tienen nada que ver con la Biblia", comentó Clyde Kilough, titular de la iglesia Unida de Dios que tiene filiales en todo el mundo. "La cuestión teológica es muy sencilla: ¿es aceptable para Dios que los seres humanos decidan rendirle culto adoptando las celebraciones más populares del paganismo y llamándolas cristianas?"
Todavía persiste cierta inquietud con la festividad en las denominaciones que la rechazaban en el pasado. Esto se refleja en las preocupaciones que manifiestan por su comercialización.
Phillip Ross es un venerable en la Iglesia Presbiteriana de la Alianza en la ciudad de Vienna, cerca de Parkersburg. Versado en la historia del cristianismo, la Navidad y la fe presbiteriana, Ross sabe que su iglesia objetaba históricamente la Navidad.
Pero a la vez tiene dos hijos, y mientras tomó la decisión de rechazar la Navidad cuando él mismo era adolescente, los primeros años de sus hijos incluyeron regalos y el arbolito decorado.
"Tengo una relación ambigua sobre la Navidad", afirmó. "Me parece evidente que no tiene ningún fundamento en las escrituras, pero eso no basta para convencer a los niños".
Fuente: NoticiaCristiana.com.
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