EL REINO DE AMOR DE CRISTO
El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo. (Dan. 7: 27).
El gobierno del reino de Cristo no se asemeja a ningún gobierno terreno. Es un reflejo de los caracteres de quienes componen el reino. . . En su corte preside el amor santo, y sus cargos y funciones están adornados por el ejercicio de la caridad. Pide a sus siervos que incorporen compasión y benevolencia, sus propios atributos, en todas sus tareas. . .
Sólo el poder de Cristo puede obrar la transformación en el corazón y la mente a fin de que todos los que quieran puedan participar con él de la nueva vida en el reino de Dios. . . A fin de servirle rectamente, debemos nacer del Espíritu divino. Esto purificará el corazón y renovará la mente y nos dará una nueva capacidad para conocer y amar a Dios. Nos dará obediencia voluntaria a todos sus requerimientos. Esa es la verdadera adoración.
"Tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos. . . Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. . . No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad" (Isa. 33: 20-24).
"Os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado" asegura el Señor; "porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. . .Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. . . No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová" (Isa. 65: 18-25).
Maranata, Ellen G. White, Pagina 368.
No comments:
Post a Comment