Wednesday, April 9, 2008

ENTRE LA CRISIS Y LA ESPERANZA

Católicos en Estados Unidos
Entre la crisis y la esperanza



El padre Guillermo Nimatuj habla a una comunidad hispana, en Nueva York

Los dolorosos episodios que han sacudido a la Iglesia en Estados Unidos –el tercer país en el mundo con mayor número de católicos, cerca de 60 millones de personas– durante los últimos diecinueve meses la han arrastrado hacia una encrucijada: o se pierde en la mediocridad de otras múltiples manifestaciones religioso-sectarias de este inmenso país, o se renueva y fortalece. Lo que está en juego no es cualquier cosa: se trata del futuro de la fe en el país más poderoso del planeta; y, también, del futuro de la identidad católica del 70 por ciento de los 37 millones de hispanos que hoy habitan legalmente en Estados Unidos

Afirma George Weigel, en su libro El coraje de ser católico, que la crisis de la Iglesia en Estados Unidos es una crisis de fidelidad, que podría superarse si los sacerdotes y los laicos se comprometieran con el magisterio de la Iglesia. El escritor Peter Kreeft opina, asimismo, que no sólo la Iglesia, sino toda la sociedad estadounidense, se encuentra en crisis, debido al matrimonio existente entre sexo y dinero. Para este autor, «el arma secreta que ha de ganar la guerra para la fe es una y muy simple: la santidad». Pero no es fácil convertir a una nación cuyos niveles de consumo triplican los de Europa y septuplican los de países como México.
Mucho de lo que puede pasar en la Iglesia católica de Estados Unidos está en manos de los inmigrantes legales de origen hispano. Una encuesta reciente demuestra que la segunda y la tercera generación de inmigrantes –los hijos y los nietos– se están decantando peligrosamente hacia las diversas formas de protestantismo que existen en el país. La investigación señala que la afiliación católica de los hispanos permanece sobre 70% de la población inmigrante total (unos 37 millones de habitantes); sin embargo, ya hay un 23% que son protestantes, mientras que el 6% pertenecen a otras denominaciones religiosas, y un 1% declara no tener ninguna preferencia. Por lo demás, el dato más explícito es el siguiente: la primera generación de inmigrantes hispanos es un 74% católica; la segunda generación, un 72%; pero de la tercera generación –es decir, los nietos de quienes se quedaron a vivir en Estados Unidos– tan sólo son un 62% católicos.
¿Cuál es el motivo de esta deserción? La situación es compleja. El San Antonio Express News, en su edición del 9 de agosto pasado, presentó el caso de un inmigrante llamado Mario Ramos, de 51 años de edad, hijo de inmigrantes católicos, y que ahora es ministro evangélico. Mario Ramos dejó la Iglesia católica a los 17 años porque su párroco «no contestaba las preguntas que él le hacía, tales como ¿Por qué rezamos a los santos?, o ¿Por qué tenemos que irnos a confesar?» Según Ramos, los ministros evangélicos sí le respondieron con satisfacción.


Abdicación de los hispanos

Otro estudio –éste del Barna Research Group, realizado en el año 2000– demuestra que, cuando los hispanos dejan la Iglesia católica, muchos de ellos escogen la guía religiosa de las Iglesias evangélicas o carismáticas, especialmente las Iglesias pentecostales, en las que 88% de los ex católicos hispanos que dejaron la Iglesia fundada por Cristo, por desgracia, dicen que han vuelto a nacer de nuevo. ¿Cuál es, en el fondo, la oferta? Según el padre Virgilio Elizondo, codirector del proyecto de investigación sobre el papel de las Iglesias hispanas en la vida pública de Estados Unidos, tiene la respuesta: «La agresiva oferta pública de muchas Iglesias evangélicas, sus excitantes servicios religiosos, su predicación dinámica de la Biblia y su énfasis en las características de la cultura hispana atraen a muchos inmigrantes». La cultura católica corre peligro de desaparecer entre la oferta de ensaladas que ofrece el mercado religioso de Estados Unidos, en especial a personas con alto sentido religioso, como son los inmigrantes hispanos en general, y mexicanos en particular.
En Estados Unidos nacen nuevas confesiones religiosas cada día. Un país en cuyos billetes está la leyenda In God we Trust (En Dios confiamos) no puede ser más que un país profundamente marcado por una espiritualidad mercadotécnica, algo financiera, sin la profundidad que representa la encarnación de Cristo. Las preguntas de Ramos a su párroco son sintomáticas de la red que tiende el mercado para captar almas. La austeridad del confesionario, donde el hombre se reconoce humilde ante Dios, está siendo sustituida en Estados Unidos por la mullida atracción de la religiosidad a la carta, donde cada quien hace su menú y puede guiar a sus semejantes hacia una forma de negocio que transita en los límites del cinismo. En un barrio de clase media alta de Houston, por ejemplo, acaba de nacer la Iglesia Unificada de Champion Forest, con dos o tres mil familias que le rezan a quién sabe quién, pero que aportan, eso sí, cantidades ingentes de dinero a su líder espiritual. ¿Las instalaciones? Lo más parecido a un centro de atracciones que usted haya visto jamás.

Jaime Septién

Fuente: http://www.alfayomega.es/estatico/anteriores/alfayomega369/default.htm

Origen: Revista Alfa y Omega, Numero 369, 25 de Septiembre, 2003.