BAJA MORALIDAD
Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos. (Efe. 5: 3).
Existe hoy una alarmante trivialidad en la conversación que muestra un bajo estado de pensamientos y de moralidad. La verdadera dignidad de carácter es muy rara. La verdadera modestia y reserva se ven raramente. Hay unos pocos que son puros y no están contaminados. . .
Los pensamientos contaminados albergados llegan a ser hábito y el alma queda desfigurada y contaminada. Una vez cometida una mala acción, queda una mancha que no la puede quitar sino la sangre de Cristo; y si el hábito no es rechazado con firme determinación, el alma se corrompe y las corrientes que fluyen de esta fuente corrompida contaminarán a otros.
Hay hombres y mujeres que invitan a la tentación; se ponen en situaciones en las cuales serán tentados, donde no podrán evitarlo al colocarse en compañías objetables. La mejor manera de estar a salvo del pecado es actuar con la debida consideración en todo tiempo y bajo todas las circunstancias; nunca actuar impulsivamente. Actúa con el temor de Dios siempre delante de ti y estarás seguro de actuar correctamente. . .
Los peligros morales a los cuales todos, viejos y jóvenes, están expuestos, aumentan cada día. El desorden moral, que nosotros llamamos depravación, halla amplio campo propicio, y se ejerce una vil influencia sensual, diabólica, por hombres, mujeres y jóvenes que dicen ser cristianos. . .
Los que han aprendido la verdad y no tienen obras correspondientes a su profesión de fe, están sujetos a las tentaciones de Satanás. Harán frente a peligro a cada paso que den. Son puestos en contacto con el mal, ven escenas, oyen sonidos que despiertan sus pasiones incontroladas; están sujetos a influencias que los llevan a elegir el mal antes que el bien, porque no son puros de corazón. . .
Todos debemos aprender la lección de qué poder hay en un buen carácter. No hay una preparación que necesitemos tanto ahora, como la preparación de jóvenes y señoritas para que tengan rectitud moral y para que limpien su alma. . . de cada mancha de contaminación moral.
Maranata, E. G. W., p.151.