UNA LUCHA PORTENTOSA
Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. (Hech. 5: 29).
Una gran crisis aguarda al pueblo de Dios. Una crisis aguarda al mundo. La lucha más portentosa de todas las edades está por producirse. . . Ha llegado a ser de interés e importancia nacional la cuestión de imponer la observancia del domingo. Bien sabemos cuál será el resultado de este movimiento. ¿Estamos listos para la crisis? ¿Hemos cumplido fielmente el deber que Dios nos ha confiado, de advertir al pueblo acerca del peligro que le espera? . . .
Son muchos los que nunca han comprendido las obligaciones que impone el día de reposo bíblico ni el fundamento falso sobre el cual descansa la institución del domingo. Cualquier movimiento en favor de la legislación religiosa, es realmente una concesión al papado, que durante tantos siglos ha guerreado constantemente contra la libertad de conciencia.* La observancia del domingo debe su existencia como supuesta institución cristiana al "misterio de iniquidad"; y su imposición será un reconocimiento virtual de los principios que constituyen la misma piedra angular del romanismo. Cuando nuestra nación abjure de tal manera de los principios de su gobierno que promulgue una ley dominical, en este acto el protestantismo dará la mano al papismo; y con ello recobrará vida la tiranía que durante largo tiempo ha estado aguardando ávidamente su oportunidad de resurgir en activo despotismo. . .
Si por la legislación el papismo y sus principios vuelven a tener poder, se volverán a encender los fuegos de la persecución contra aquellos que no sacrifiquen su conciencia y la verdad en deferencia a los errores populares. Este mal está a punto de producirse.
Cuando Dios nos ha dado una luz que revela los peligros que nos esperan, ¿cómo podemos ser inocentes a sus ojos si no hacemos todo esfuerzo posible para presentarla a la gente? ¿Podemos permitir que arrostre sin advertencia esta tremenda crisis? . . .
Cuando las leyes de los gobernantes terrenales se opongan a las leyes del Gobernante supremo del universo, entonces le serán fieles los que son leales súbditos de Dios.
Maranata, E. G. White, p.129.
*Rojitas agregadas para dar enfasis. Arsenio.