Tuesday, July 29, 2008

El Archivo Secreto Vaticano: Ayer y Hoy

EL ARCHIVO SECRETO VATICANO:
AYER



Vista de la segunda sala del «piso noble»
con el busto marmóreo de padre Agustín Theiner,
prefecto del Archivo Secreto Vaticano desde 1855 hasta 1870.
Sobre la puerta, el escudo del cardenal Scipione Borghese Caffarelli, bibliotecario de 1609 a 1618

El moderno archivo de la Santa Sede nace por iniciativa de Pablo V Borghese aproximadamente en 1610, aunque las raíces de su historia se remontan a tiempos mucho más lejanos y están relacionadas con el origen, naturaleza, actividad y desarrollo de la Iglesia romana. Desde los tiempos de los Apóstoles, los papas conservaban cuidadosamente los escritos relativos al ejercicio de su actividad. El conjunto de los mismos se conservaba en el scrinium Sanctae Romanae Ecclesiae, que normalmente siguió a los papas hasta sus distintas residencias; sin embargo, la fragilidad del papiro, utilizado habitualmente en la cancillería pontificia hasta el siglo XI, los traslados y los cambios políticos provocaron la pérdida de casi todo el material archivístico anterior a Inocencio III.

Con el papel central que asumió el romano pontífice y su curia desde el siglo XI en adelante, así como con la multiplicación de sus oficinas, aumentó también el número de archivos y en el siglo XV los documentos más valiosos se colocaron en Castel Sant’Angelo. Tras varios proyectos para crear un archivo central de la Iglesia, Pablo V ordenó trasladar a las tres salas adyacentes a la Biblioteca Secreta (las llamadas Sale Paoline) registros de bulas y breves, libros de la Cámara, así como colecciones de documentos redactados hasta el pontificado de Pío V incluido. De este modo nació un nuevo archivo «pro privata Romanorum pontificum commoditate» y «ad publicam studiorum utilitatem» compuesto por un total de poco más de tres mil unidades y cuya parte más importante eran los registros de bulas desde Inocencio III en adelante (Registra Vaticana). Este conjunto de documentos recibió el nombre de Archivo Secreto Vaticano.

A lo largo del siglo XVII el Archivo conoció considerables ampliaciones, sobre todo en tiempos de Urbano VIII Barberini (bulas de Sixto IV y Pío V; los papeles de la Secretaría de Breves desde Alejandro VI hasta Pío V, la vasta documentación contenida en los Armaria XXXIX-XLV, libros de la Cámara Apostólica procedentes de Aviñón, donde habían permanecido desde el final del cisma, los papeles del Concilio de Trento); así como en tiempos de Alejandro VII, que destinó un piso de los Palacios Vaticanos a la correspondencia diplomática de la Secretaría de Estado.
Segundo piso superior del Archivo Secreto Vaticano
donde se conserva, en armarios del siglo XVII,
la correspondencia diplomática de la Santa Sede
constituida por el antiguo archivo de la Secretaría de Estado
y por la documentación de varias legaciones pontificias

En la primera mitad del siglo XVIII, durante las prefecturas de Pietro Donnino De Pretis y Filippo Ronconi, los papeles conservados en el archivo fueron ordenados por primera vez de tal manera que en el caso de muchos fondos sigue siendo válida hasta hoy. Entre 1751 y 1772 la figura de Giuseppe Garampi domina la historia del Archivo, quien, entre otras cosas, es el principal artífice del famoso Fichero que lleva su nombre. Éste realizó o solicitó numerosas adquisiciones, depósitos y transferencias de material archivístico (fondos Albani, Carpegna, Pío, así como 1.300 libros de cámara).

En 1783 se transportó al Vaticano todo lo que había quedado en Aviñón, como por ejemplo la serie de registros de bulas conocidos como Registra Avenionensia; en 1798 se trasportó también el archivo de Castel Sant’Angelo (Garampi ya había aunado ambos cargos de archivista del Archivo Secreto Vaticano y de Castel Sant’Angelo), el cual entre otras cosas contenía 81 documentos con sellos de oro (tipo lámina de oro, oro macizo, estuches dorados y plateados) entre los que destaca por su valiosa antigüedad un diploma de Federico Barbarroja del año 1164.

En 1810 los archivos de la Santa Sede fueron trasladados por orden de Napoleón a París, ciudad de la que volvieron con numerosas pérdidas entre 1815 y 1817
Salida de Roma de un convoy de obras de arte y material documentario
del Archivo Secreto Vaticano rumbo a París (grabado anónimo)

Tras la toma de Roma por parte de las tropas italianas en 1870, los conjuntos de documentos conservados en edificios ubicados fuera de las murallas vaticanas fueron expropiados por el recién nacido Estado italiano y constituyeron el núcleo central del archivo de Estado de Roma.

En 1881, gracias a la generosa iniciativa de León XIII, el Archivo Secreto Vaticano se abrió para que los estudiosos lo pudieran consultar libremente y convertirse así en uno de los centros de investigaciones históricas más importantes del mundo.

En 1892 se trasladó del Palacio Lateranense al Archivo Vaticano gran parte del archivo de la Dataría Apostólica con los registros de bulas de la Cancillería desde 1389 (Registra Lateranensia, el antiguo Archivum Bullarum) y los registros de súplicas desde 1417. En el siglo XX, además de la parte moderna del archivo de la Secretaría de Estado, llegaron los archivos de la Secretaría de Breves, del Tribunal de la Rota Romana, de distintas congregaciones (Consistorial, de los Obispos y Clérigos Regulares, de los Sacramentos, de los Ritos, del Concilio, etc.), del Palacio Apostólico, del Concilio Vaticano I, de varias Nunciaturas (sobre todo a partir de 1971) y de algunas familias patricias romanas ligadas a la historia de la Santa Sede (Borghese, Boncompagni, Rospigliosi, Ruspoli, Marescotti, Montoro, etc.).

En el año 2000 se depositó todo el archivo del Concilio Vaticano II, que Pablo VI abrió a los estudiosos derogando el límite establecido para la consulta de los documentos de los archivos de la Santa Sede (enero de 1922, muerte de Benedicto XV).
Bula «Humanae salutis» de Juan XXIII
para la convocación del Concilio Ecuménico Vaticano II (25 de diciembre de 1961)
ASV, Instr. Misc. 7934, ff. 1v-2r

EL ARCHIVO:
HOY



Algunos volúmenes del fondo
del Archivo de la Nunciatura Apostólica
en Mónaco de Baviera

Por voluntad del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a partir del 16 de febrero de 2003 quedan a disposición de los investigadores los documentos conservados en los archivos de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado (ya Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios), así como los conservados en los archivos de la Nunciatura Apostólica de Mónaco de Baviera y Berlín relativos a las relaciones entre la Santa Sede y Alemania durante el periodo 1922-1939; asimismo se ha anunciado la apertura para su consulta de la documentación del pontificado de Pío XI (hasta febrero de 1939) para el próximo año 2006.

Hoy, toda la documentación conservada en el Archivo Secreto Vaticano asciende a ochenta y cinco kilómetros lineares de estanterías con más de seiscientos treinta fondos distintos (entendiéndose por fondo un conjunto documental con carácter unitario) y está en continuo aumento (cada año las distintas representaciones pontificias en el mundo, la Secretaría de Estado y las Congregaciones depositan cientos de unidades en el Archivo) y cubre un arco de tiempo continuo de más de 800 años de historia (desde el 1198 en adelante, con documentos esporádicos de los siglos X y XI). El documento más antiguo conservado en el Archivo Vaticano es el famoso Liber Diurnus Romanorum Pontificum, antiguo libro de fórmulas de la cancillería pontificia del siglo VIII.

Esto es el Archivo Secreto Vaticano aproximadamente en cifras. Se trata de un archivo que va más allá de los confines geográficos de lo que fue el dominio temporal de la Iglesia, principal institución productora y destinataria en el pasado de los papeles que se conservan, extendiéndose no sólo al Orbis christianus, sino también más allá (el Archivo conserva, por ejemplo, los documentos más antiguos escritos en mongol que datan de la segunda mitad del siglo XIII).

Los depósitos y lugares del Archivo han sido ampliados considerablemente a lo largo de los siglos.

Uno de los pasillos de los nuevos espacios del Archivo Secreto Vaticano encargado
por el papa Montini e inaugurado el 18 de octubre de 1980 por el pontífice Juan Pablo II.

El Archivo Secreto Vaticano dispone actualmente de dos salas de estudio que acogen a aproximadamente 1.500 estudiosos de más de 60 países cada año, una sala de índices, una biblioteca interna, un taller de conservación, restauración y encuadernación, un taller para la restauración y el estudio de sellos, un laboratorio fotográfico y de reproducción digital, un centro de elaboración de datos y un laboratorio informático, un servicio administrativo (secretarías y economato). El personal científico (oficiales) y auxiliar sigue una carrera interna establecida y está sujeto a las normas de un Estatuto específico y de un Reglamento del Archivo aprobados por el Pontífice.

Sala León XIII

El Archivo Vaticano tiene anexa la Escuela Vaticana de paleografía, diplomática y archivística, instituida por León XIII en 1884.

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Fuente:

  1. http://asv.vatican.va/es/arch/1_ieri.htm
  2. http://asv.vatican.va/es/arch/oggi.htm