29/07/2008 19:00
José Francisco Serrano
Benedicto XVI ha calificado su visita apostólica a Australia como una “experiencia extraordinaria”. Mucho tiempo tendrá que pasar para que percibamos el alcance de las palabras del Papa. De entre lo que se vivió durante esos días, quizá haya pasado inadvertido el discurso que el primer ministro australiano, Kevin Rudd, que procede de un partido de izquierdas, pronunciara a la hora de recibir en su país a Benedicto XVI. Un ejemplo de certera comprensión de la naturaleza y misión de la Iglesia y de la figura mundial del Papa. Un ejemplo para nuestro Presidente del gobierno que se está haciendo el remolón con la Iglesia y que parece, por mucho que se lo pudiera hasta decir el Secretario de Estado del vaticano, cardenal Tarsicio Bertone, que no se ha enterado de que la próxima Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en el 2011 en la ciudad de Madrid. Mientras que la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, se apresuró a manifestar su alegría por esta designación, aún se espera la más mínima expresión de satisfacción por parte de representante del Gobierno español.
Quizá José Luis Rodríguez Zapatero, que debe tener su agenda muy apretada preparando las maletas para unas no sabemos si merecidas vacaciones, esté esperando a encontrase con el arzobispo de Madrid. Lo lógico, si es que se puede hablar de una lógica al menos formal, es que el señor Zapatero se marche de vacaciones habiendo estrechado la mano del cardenal Rouco, en su calidad de presidente de la Conferencia y de máximo organizador de la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. No es que el anuncio de ese “gracias de Dios” que será el agosto del 2011 sea el único ni el principal motivo de la entrevista. Hay en la agenda de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, y no digamos nada en la de la Iglesia y la sociedad, motivos suficientes que justifican este encuentro. La tradicional cantinela del presidente del gobierno sobre el diálogo debiera también llegar hasta aquí.
No hace falta que nos remontemos a anteriores gobiernos socialistas para interpretar el hecho de que Zapatero aún no haya recibido al cardenal Rouco. Era lógico que si se iba a producir este encuentro, esperara al anuncio del Papa, y al final de concurso para poder hacer la síntesis y asentar las bases del próximo, máxime si la legislatura que se anuncia se va a caracterizar por una difusión de la cultura de la muerte, con el aborto, la eutanasia y no se sabe cuántas cosas más. Pero Zapatero sólo tiene ya esta semana; el tiempo pasa, su dignidad está en entredicho. Tiene una oportunidad que no debe perder por el bien de todos.
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Fuente: http://www.gaceta.es/29-07-2008+zapatero_se_hace_remolon,noticia,3,4,27631