TIEMPO DE DESPERTAR
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está mas cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. (Rom. 13: 11, 12).
La gran controversia está llegando a su final. Cada informe de calamidad que ocurre en el mar o en la tierra es un testimonio del hecho de que el fin de todas las cosas está por sobrevenir. Las guerras y los rumores de guerras así lo declaran. El Señor viene. Oímos los pasos de un Dios que se acerca.
No debería permitirse que este conocimiento de la cercanía de la venida de Cristo pierda su fuerza y que nos tornemos descuidados y desatentos, y caigamos en el sueño: En una insensibilidad e indiferencia a las realidades. En el sueño estamos en un mundo irreal, y no somos sensibles a las cosas que ocurren a nuestro alrededor. . .
Hay quienes tienen la deslumbradora luz de la verdad brillando a su alrededor, y sin embargo permanecen insensibles a ella. Están encantados por el enemigo, mantenidos bajo un hechizo por su poder fascinador. No se están preparando para ese gran día que pronto ha de sobrevenir a nuestro mundo. Parecen completamente insensibles a la verdad religiosa. ¿No hay algunos jóvenes que estén despiertos? Los que ven que la noche se aproxima, y también la mañana, deberían trabajar con energía incansable para despertar a sus amigos que duermen. ¿No pueden experimentar su peligro, orar por ellos, y mostrarles por su propia fe y carácter que creen que Cristo vendrá pronto? El hecho de que disminuye rápidamente el tiempo que media entre nosotros y la eternidad debería impresionarnos profundamente. Cada día que pasa es uno menos que nos queda para completar nuestra obra de perfeccionar el carácter. . .
Mientras muchos permanecen dormidos, y muchos desperdician las preciosas horas en descuidada indiferencia, podríamos decir en el mismo borde del mundo eterno, los que creen deben ser sobrios, deben despertar, deben ser fervientes y diligentes y velar en oración. . .
Queridos jóvenes, ¿tenéis vuestras lámparas preparadas y ardiendo?
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Maranata, E.G.W., p.218.