Sunday, September 20, 2009

Un pistolero llena de terror y caos el metro de México


La policía se lleva esposado a Luis Felipe Hernández. Foto: efe / miguel ángel mancera



20/9/2009 VIOLENCIA EN UN PAÍS CENTROAMERICANO

Un pistolero llena de terror y caos el metro de México


TONI CANO
MÉXICO


Un hombre quizás enajenado que decía hacerlo «todo en nombre de Dios, contra el Estado y a favor del pueblo» protagonizó al atardecer del viernes (madrugada de ayer en España) un tiroteo que sembró el caos en la estación Balderas del metro de la ciudad de México, situada en el pleno centro. El sujeto, identificado como Luis Felipe Hernández, de 38 años, mató a dos policías en el andén e hirió a otras ocho personas en medio de la balacera (tiroteo) y la desbandada general.
El Gobierno señaló que el hecho «no es representativo ni de la ciudad ni de país». Pero algo de la violencia que se ha extendido y exacerbado por todo México se reflejó tanto en los disparos y gritos del atacante –del que no se han facilitado detalles–, como en la huida de los usuarios del metro y las correrías policiales por el exterior de esta céntrica zona de la capital. Ayer, más de 1.000 policías reforzaron la vigilancia en las 175 estaciones del metro. Muchos llevaban detectores de metales y revisaban mochilas y bolsas.

EN HORA PUNTA / El viernes, no falló la vigilancia. En plena hora punta, Luis Hernández trató de escribir con un rotulador una consigna antigubernamental en la pared del atiborrado andén. Enseguida, un policía forcejeó con él. Hernández sacó una pistola y le disparó a matar. Un pasajero, albañil que también ejercía de policía de paisano, salió del vagón y se lanzó repetidas veces contra el homicida, hasta que este le mató también. Hernández se metió en el vagón y siguió disparando al aire.

A los pocos segundos, tres policías judiciales llegaron por los accesos más cercanos, consiguieron hacerle salir y le redujeron con un solo tiro en el hombro. Los empleados del metro organizaron una ensayada evacuación mientras la policía se aseguraba de que Hernández iba solo y evitaba su linchamiento. El caos afloró en el exterior, entre la histeria contenida de la gente y la movilización de distintos cuerpos policiales. Las cámaras del metro habían grabado cómo el sujeto entró en la estación con una mochila en la que llevaba el arma.
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