Saturday, March 1, 2008

LA POPULARIDAD POR NORMAS REBAJADAS

La bandera del Vaticano exhibida durante la Conferencia General de ASD en 1995, en Utrecht Holanda.

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La popularidad por las normas rebajadas (extracto)

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Los hombres harán uso de todos los medios para atenuar la diferencia entre los adventistas del séptimo día y los observadores del primer día de la semana. Me fue presentada una compañía que, a pesar de llevar el nombre de adventistas del séptimo día, aconsejaban que el estandarte que nos hace un pueblo singular no se destacase tanto, pues alegaban que no era el mejor proceder para dar éxito a nuestras instituciones. Pero éste no es el momento de arriar nuestra bandera o avergonzarnos de nuestra fe. El estandarte distintivo, descrito con las palabras, "aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús,"(Apoc. 14: 12) debe flamear sobre el mundo hasta el fin del tiempo de gracia. Al paso que han de aumentarse los esfuerzos para avanzar en diversas localidades, no debe encubriese en modo alguno nuestra fe con el fin de obtener patrocinio. La verdad ha de llegar hasta las almas que están a punto de perecer, y si de alguna manera ello es impedido, Dios queda deshonrado y la sangre de las almas estará sobre nuestras vestiduras.

Mientras los que están vinculados a nuestras instituciones anden humildemente con Dios, los seres celestiales cooperarán con ellos; pero recuerden todos el hecho de que Dios ha dicho: "Yo honraré a los que me honran."(1 Sam. 2: 30.) Ni por un momento debiera darse a alguno la impresión de que seria beneficioso para él ocultar su fe y sus doctrinas a los incrédulos del mundo, por temor a que no le tendrán en tan alta estima 423 si llegan a conocer sus principios. Cristo demanda de todos sus seguidores una confesión de fe abierta y varonil. Cada cual ha de colocarse en su puesto y ser lo que Dios quiso que un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. El universo entero mira con interés indecible para ver el fin de la gran controversia entre Cristo y Satanás. Todo cristiano ha de ser una luz, no escondida debajo de un almud o de una cama sino colocada en el candelero para que alumbre a todos los están en la casa. No se relegue jamás a último término la verdad de Dios por cobardía o conveniencia mundana. . . .

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Capitulo: Lo que Impide la Reforma

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Joya de Los Testimonios, Tomo 2; Ellen G. White, pagina 422-423.