Saturday, April 3, 2010

El Vaticano rechaza comparar las críticas al Papa con el antisemitismo

El escándalo de los abusos
El Vaticano rechaza comparar las críticas al Papa con el antisemitismo
La Iglesia rectifica y dice que Cantalamessa habló a "título personal" - Duros reproches de las asociaciones hebreas que exigen disculpas a Benedicto XVI
LUCIA MAGI - Bolonia - 04/04/2010



El papa Benedicto XVI, el Viernes Santo, en el Vaticano.- AP


El padre Raniero Cantalamessa arrancó su homilía del Viernes Santo diciendo que no iba a hablar sobre los casos de abusos sexuales protagonizados por miembros del clero católico, porque de ello "se habla ya bastante fuera de aquí", dijo en referencia a la repercusión que está teniendo en los medios de comunicación. Sin embargo, hacia el final del sermón, Cantalamessa, el fraile predicador de la Casa Pontificia, provocó el enésimo aluvión de protestas contra el Vaticano cuando leyó una carta de un amigo judío que equiparaba el ataque a la Iglesia por su gestión en los escándalos de abusos sexuales a la persecución antisemita.

Palabras fuertes, que el franciscano no pronunció en primera persona, prefiriendo la vía transversal de la cita anónima y que, de todos modos, originaron la reacción indignada de la comunidad hebraica. Tanto, que el Vaticano no tardó en intentar echar agua al fuego. Federico Lombardo, la única persona que puede hablar oficialmente en nombre de la Iglesia, se ha desmarcado del incómodo paralelismo. "Comparar los ataques a Benedicto XVI por el escándalo de pedofilia al antisemitismo no es la línea oficial del Vaticano. El padre Cantalamessa sólo hizo pública la solidaridad de una persona de origen judío hacia el Santo Padre", dijo ayer Lombardi, quien no obstante reconoció que la comparación "podía dar pie a malentendidos". Desde la Santa Sede también precisan que el discurso del predicador quería decir que no se puede hacer recaer la culpa de algunos particulares sobre la Iglesia en su totalidad. Y eso sí es algo que comparten.

El desafortunado símil entre la situación actual y la persecución de los judíos ha vuelto a tensar las cuerdas entre las dos riberas del río Tíber. Por un lado, la cúpula de san Pedro, por el otro la de la sinagoga. The New York Times cita la reacción de "incredulidad" del rabino jefe de Roma Riccardo di Segni: "Con una pizca de ironía podría decir que, ya que es Viernes Santo, el día en que la Iglesia católica reza a Dios para que ilumine nuestros corazones y nos haga reconocer a Cristo como hijo suyo [la alusión es a la oración para la conversión de los judíos] nosotros los hebreos también pedimos a Dios que ilumine sus corazones". Según Lombardi, Cantalamessa hablaba a título personal. Su retórica es muy libre; y nadie controla sus homilías, comentan desde el Vaticano.

Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, es decir, el grupo de personas más próximas al Papa, es el encargado de pronunciar homilías semanales durante la Cuaresma y la preparación a la Navidad para guiar las meditaciones del Papa, de los cardenales, de los obispos y de los directivos de las órdenes religiosas. Es como un preparador espiritual especial para las altas jerarquías eclesiásticas. El Viernes Santo, único día del año en que no se celebra la misa porque no se puede administrar la eucaristía, pronuncia su sermón tras la lectura del evangelio de la pasión de Jesús, delante del Papa. Cantalamessa desempeña su labor como predicador desde el principio del pontificado de Juan Pablo II.

Ahora, sus palabras del pasado viernes han provocado otro fuego cruzado de declaraciones entre la comunidad hebraica y el Vaticano, cuando acababan de apagarse las polémicas relativas a la beatificación de Pío XII, el Papa que, según los judíos, no hizo lo suficiente para condenar en nazismo. Algunas de las críticas más duras han llegado desde Estados Unidos. Gary Greenebaum, responsable de las relaciones interreligiosas en el Comité Judío Americano, asegura que se trata de una comparación "fuera de lugar" y que, si bien "es comprensible que la Iglesia se sienta bajo presión", la utilización de este tipo de "hipérboles" no es apropiada. Marvin Hier, fundador del Centro Simon Wiesenthal para los derechos humanos pide que Benedicto XVI se disculpe y acusa a Cantalamessa de "deformar por completo la historia".

Abraham Foxman, director de la Liga Antidifamación en Estados Unidos, no se ha quedado atrás: "El antisemitismo consistió en pogromos, inquisiciones, expulsiones, muerte... Qué comparación tan grotesca", ha asegurado. Mientras que el Consejo Central de Judíos en Alemania describió al sermón de Pascuas como un "acto de insolencia" sin precedentes. Su secretario general, Stephan Kramer, dijo que las palabras del sacerdote eran ofensivas y repulsivas. "Estoy sin palabras. El Vaticano está intentando convertir a los verdugos en víctimas", aseguró Kramer, según recoge la BBC.
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