Thursday, January 14, 2010

La Profecia de Elías


He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. (Mal. 4: 5, 6).


Los que deben preparar el camino para la segunda venida de Cristo están representados por el fiel Elías, así como Juan vino en el espíritu de Elías a fin de preparar el camino para la primera venida de Cristo.

La obra de Juan el Bautista, y la de aquellos que en los últimos días saldrán con el espíritu y el poder de Elías para despertar a la gente de su apatía, en muchos sentidos es la misma. Su obra es la clase de obra que debe hacerse en este tiempo. Cristo vendrá por segunda vez a juzgar al mundo con justicia.

Juan se apartó de sus amigos y de los lujos de esta vida. La sencillez de su vestimenta: Una túnica tejida con pelos de camello, era una permanente reprensión a la extravagancia y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general. Su alimentación, totalmente vegetariana, compuesta por algarrobas y miel silvestre, era una reprensión a la complacencia del apetito y la gula que prevalecían en todas partes. . . Se debe agitar el gran tema de la reforma y despertar la conciencia pública. Debe relacionarse con el mensaje la temperancia en todas las cosas, para apartar al pueblo de Dios de su idolatría, su gula y su extravagancia en el vestir y en otras cosas.

La abnegación, la humildad y la temperancia requeridas de los justos, a quienes Dios conduce y bendice especialmente, deben presentarse a la gente en contraste con la extravagancia y los hábitos destructores de la salud de los que viven en esta época degenerada. Dios ha mostrado que la reforma sanitaria está tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano con el cuerpo.

Tal como Juan el Bautista al preparar a la gente para la primera venida de Cristo llamaba su atención a los Diez Mandamientos, nosotros debemos dar este mensaje no con un sonido incierto: "Temed a. Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado" (Apoc. 14: 7). Con el fervor que caracterizaban a Elías el profeta y a Juan el Bautista, debemos luchar para preparar el camino de la segunda venida de Cristo.

Maranata, E. G. W., p.20.
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