Saturday, November 14, 2009

Santo Domingo, un vecino destino de imparable desarrollo

Fotos: EL VOCERO / Ingrid Torres


Por Eric Perlloni Alayón, EL VOCERO
14 de noviembre de 2009 04:00 am



Santo Domingo - Hace más de quinientos años fue descubierta y desde su primer encuentro con ella, quien la sacó del anonimato quedó enamorado y pidió morir a su lado.

La vecina isla dominicana indudablemente posee cierta magia que aún en la actualidad sigue encantando a quien la visita dejándoles un deseo de volver y conocer mucho más sobre ella.

Cristóbal Colón descubrió a la República Dominica el 5 de diciembre de 1492, en los días finales de su primer viaje a “las indias” en donde se encontró con amistosos indios Taínos, playas de arena blanca y fascinantes montañas con fastuosa vegetación.

El viajero de la actualidad no encontrará mucha diferencia en estos aspectos, ya que el amistoso trato de los dominicanos así como el paisaje natural, continúan intactos. Por otro lado, sólo una pequeña visita a la Isla es suficiente para notar cómo a pesar del nivel de pobreza que pueda reflejar su población, el país dominicano es uno que va avanzando rápidamente en su desarrollo, cambiando y modernizándose con el pasar de los tiempos.

Santo Domingo, la capital y puerto más importante de la República Dominicana ha sido uno de los principales motores económico del País. Tres de los nueve millones de habitantes que posee la República, se concentran en esta capital. Su constante movimiento peatonal y vehicular los han llevado incluso a tener un servicio de metro que, aunque sólo recorre una distancia de 14 km. desde Villa Mella hasta Centro de los Hermes, se encuentra en expansión de más líneas con nuevas rutas. Y para aquel que tenga duda de su desarrollo económico, tan sólo una visita al centro comercial “Acróplis” con tiendas de famosos diseñadores y costosas marcas le brindará un panorama de la dirección a la que se encamina la economía del País y evidencia además, la existencia de un mercado pudiente que forma parte de la población dominicana.

A pesar de su palpable desarrollo, sería imposible borrar de su historia y de sus calles todos los rasgos antiguos que le recuerdan a quien la visite que se encuentra en la ciudad más antigua del que se conoció como Nuevo Mundo. Guarda, por lo tanto, la más antigua tradición española en América que, junto con su pasado aborigen y la sofisticación del mundo moderno, le da un sesgo muy particular que la vincula con lo exótico y lo internacional.

Como primera ciudad europea en el nuevo continente, conserva un importantísimo patrimonio cultural en la denominada Ciudad Colonial, emplazada junto al río Ozama y declarada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, por las maravillas que alberga. Esta zona es sin duda la que más turistas atrae esta ciudad por lo que no es raro ver grupos de personas con cámara en mano retratando cada rincón antiguo con el que maravillados viajan en el tiempo dentro de una ciudad amurallada. Es en esta parte de Santo Domingo donde se puede apreciar un gran vínculo con su descubridor Cristóbal Colón. Las calles, edificios, monumentos y plazas que de alguna forma u otra hacen referencia al Almirante, son algunas muestras del gran aprecio que los dominicanos tienen a quien les dedicó muchos de sus viajes y en donde parte de su familia se instaló.

Precisamente en el Palacio Villareal donde vivió el Virrey Diego Colón junto a su familia -todos descendientes de Cristóbal Colón- fue donde pasaron muchos de sus años. Esta edificación cuya construcción data del 1516 está ubicada dentro de la Plaza España y hoy día es un museo. El mismo es una de tantas construcciones de la época de las conquistas europeas que se encuentran en la Ciudad Colonial.

Muchos edificios del siglo 16, algunos convertidos hoy en cafés, hoteles o restaurantes, se ubican cerca de esta amplia plaza bordeada por el Alcázar (Palacio de Diego Colón), el Museo de las Casas Reales y un reloj de sol que data del siglo 17.

Más adelante y continuando por la Calle de las Damas se encuentra el Panteón Nacional donde una sublime edificación guarda los restos de héroes, educadores, maestros y hombres y mujeres ilustres que han derramado la sangre de alguna manera u otra por la Tierra quisqueyana. Es en este sitio donde hay reservado un espacio en el que yacen los restos de Eugenio María de Hostos.

Continuando por esa misma calle se puede acceder a través de la Calle Conde, hacia el punto de encuentro principal de la zona colonial de Santo Domingo: la Plaza de Colón. Este lugar parece detenido en el tiempo, con sus casas de piedra antigua, su aire medieval y con la estatua de Cristóbal Colón presidiéndola desde el centro. Esta estatua, la única con el rostro de Cristóbal Colón en el País, fue esculpida por Ernesto Gilbert en 1887 y donada por el gobierno francés. En el lado sur de la plaza está la Catedral Basílica de Santa María que data del año 1540, y es considerada como la primera Catedral de América.

Ya fuera de la Ciudad Colonial está establecido uno de los más impresionantes monumentos con los que cuenta la República Dominicana. El Faro a Colón es la más reciente edificación construida en la zona, que rinde homenaje al descubridor de América.

Inaugurado en el 1992 mediante una misa oficiada por el Papa Juan Pablo II como parte de los actos conmemorativos del quinto centenario del descubrimiento, este faro que también opera como museo, llama la atención por su imponente estructura de 210 metros de largo y 31 metros de altura; la potente luz de su faro que forman una cruz en el cielo y llega a alcanzar 200 km. de altura; y por el opulento mausoleo que posee en su interior donde se encuentran los restos de Cristóbal Colón.

Más allá de sus zonas coloniales, sus impresionantes monumentos, su antigua historia o su actual desarrollo; Santo Domingo es una ciudad en donde se respira fiesta, sabor y ritmo. Sus vibrantes calles unidas a la cordialidad del pueblo dominicano que se honra con la visita de cualquier turista, pero más aún, de sus hermanos puertorriqueños hacen de este destino el perfecto espacio para escaparse y descubrir sus riquezas naturales e históricas.

Para viajar a la República Dominicana

Hace varios años atrás el aeropuerto de Santo Domingo se encontraba clasificado bajo una categoría 2. Esto le imposibilitaba obtener unas certificaciones que le permitieran tener una línea aérea propia que embarcara en territorio americano. El nuevo gobierno de República Dominicana estableció como una de sus prioridades las mejoras en sus aeropuertos, con el fin de subir a una categoría 1.



Actualmente se logró alcanzar esa certificación, lo que trajo como consecuencia, la creación de una línea aérea propia. PAWA Airlines es la primera línea aérea dominicana con permisos para operar en Estados Unidos. Enfocada en el buen servicio a sus pasajeros y en mantener precios bajos y competitivos, la línea aérea ofrece vuelos diarios a la República Dominicana desde Ponce, Aguadilla y San Juan. Entre sus paquetes promocionales se encuentran vuelos ida y vuelta de 2x1, teniendo que pagar sólo $138.00 más impuestos por dos pasajes u otro paquete para personas solas en donde sólo tendrá que pagar $99.00 más impuesto por el pasaje individual ida y vuelta. A pesar de ser un viaje sumamente corto, la línea aérea le ofrece a sus pasajeros refrigerios y bebidas como parte de su enfoque hacia un servicio de excelencia. Para reservaciones o mayor información se puede comunicar al (787) 993-5045 o visitar la página http://www.pawadominicana.com/

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Fuente: http://www.vocero.com/noticia-34645-santo_domingo_un_vecino_destino_de_imparable_desarrollo.html

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