"La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos". Ellen G. White.
Wednesday, August 31, 2022
Tuesday, August 30, 2022
Monday, August 29, 2022
Sunday, August 28, 2022
Saturday, August 27, 2022
Friday, August 26, 2022
Thursday, August 25, 2022
Guy Consolmagno, astrónomo del Vaticano: “No somos las únicas cosas inteligentes hechas por Dios”
Tiene 69 años, es jesuita, científico y director del Observatorio del Vaticano. Asegura que “la guerra entre la religión y la ciencia es una falacia”.
Guy Consolmagno fue nombrado director del Observatorio del Vaticano en 2015, por el Papa Francisco. Foto: Agencias.
Nahuel Sugobono
24/08/2022 - 6:00 Clarín.com
Viva
Actualizado al 24/08/2022 - 5:54
A comienzos de la década de 1950, Detroit era la ciudad industrial por excelencia de los Estados Unidos.
Ensamblaba autos que permitían viajar por todo el país. Guy Consolmagno nació allí, en 1952, pero los vehículos que salían de las fábricas no tenían la capacidad de conducirlo hasta donde él quería.
Su mirada estaba puesta en las estrellas (literal y figuradamente), y ningún automóvil, por más potente que fuera, podía llevarlo a ese destino.
Hoy sigue buscando respuestas en el cielo, como hermano jesuita y –desde 2015– como astrónomo director del Observatorio del Vaticano.
Así es, desde 1891 la Iglesia tiene su observatorio, hoy en Arizona, Estados Unidos: el antiguo es poco práctico, dada la contaminación lumínica de la ciudad de Roma.
Viva entrevistó al hermano Consolmagno, para conocer su pensamiento sobre la problemática relación entre la fe y la ciencia, la vida extraterrestre y el rol de la Iglesia católica en el conocimiento científico.
-¿Cómo surgió su vocación doble, como hombre de ciencia y hombre de religión?
-Yo fui un “niño Sputnik”, empecé el jardín el año en que orbitó el Sputnik (1957) y terminé la secundaria cuando el hombre llegó a la Luna (1969). Pero al mismo tiempo, con una educación en un colegio jesuita, me fascinaba la religión y me sentía llamado a la vida religiosa. En la universidad me acerqué a los jesuitas para ser sacerdote. Me sugirieron que rezara por esta vocación. Como resultado de mi oración me di cuenta de que no estaba preparado. En cambio, me dirigí al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) para convertirme en un científico planetario. Solo veinte años después volví a sentir la llamada, pero esta vez para ser un hermano en lugar de sacerdote. Entré a la Orden Jesuita en 1989, cuando tenía 37 años, y me asignaron al Observatorio Vaticano en 1993.
Hoy, la mayoría de los científicos entienden que no existe conflicto entre ciencia y religión.Guy Consolmagno
Una búsqueda permanente
Después de graduarse, como parte de ese perpetuo viaje de descubrimiento de sí mismo, en 1983 se unió al Cuerpo de Paz. Pasó dos años enseñando física y astronomía en la Universidad de Nairobi, en Kenia.
A su regreso a los Estados Unidos continuó como profesor, hasta su ingreso al seminario jesuita.
No extraña que inmediatamente lo hayan enviado a Castelgandolfo, residencia de verano del Papa y sede del Observatorio Vaticano, por su formación como astrónomo.
A comienzos de la década de 1950, Detroit era la ciudad industrial por excelencia de los Estados Unidos.
Ensamblaba autos que permitían viajar por todo el país. Guy Consolmagno nació allí, en 1952, pero los vehículos que salían de las fábricas no tenían la capacidad de conducirlo hasta donde él quería.
Su mirada estaba puesta en las estrellas (literal y figuradamente), y ningún automóvil, por más potente que fuera, podía llevarlo a ese destino.
Hoy sigue buscando respuestas en el cielo, como hermano jesuita y –desde 2015– como astrónomo director del Observatorio del Vaticano.
Así es, desde 1891 la Iglesia tiene su observatorio, hoy en Arizona, Estados Unidos: el antiguo es poco práctico, dada la contaminación lumínica de la ciudad de Roma.
Viva entrevistó al hermano Consolmagno, para conocer su pensamiento sobre la problemática relación entre la fe y la ciencia, la vida extraterrestre y el rol de la Iglesia católica en el conocimiento científico.
-¿Cómo surgió su vocación doble, como hombre de ciencia y hombre de religión?
-Yo fui un “niño Sputnik”, empecé el jardín el año en que orbitó el Sputnik (1957) y terminé la secundaria cuando el hombre llegó a la Luna (1969). Pero al mismo tiempo, con una educación en un colegio jesuita, me fascinaba la religión y me sentía llamado a la vida religiosa. En la universidad me acerqué a los jesuitas para ser sacerdote. Me sugirieron que rezara por esta vocación. Como resultado de mi oración me di cuenta de que no estaba preparado. En cambio, me dirigí al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) para convertirme en un científico planetario. Solo veinte años después volví a sentir la llamada, pero esta vez para ser un hermano en lugar de sacerdote. Entré a la Orden Jesuita en 1989, cuando tenía 37 años, y me asignaron al Observatorio Vaticano en 1993.
Hoy, la mayoría de los científicos entienden que no existe conflicto entre ciencia y religión.Guy Consolmagno
Una búsqueda permanente
Después de graduarse, como parte de ese perpetuo viaje de descubrimiento de sí mismo, en 1983 se unió al Cuerpo de Paz. Pasó dos años enseñando física y astronomía en la Universidad de Nairobi, en Kenia.
A su regreso a los Estados Unidos continuó como profesor, hasta su ingreso al seminario jesuita.
No extraña que inmediatamente lo hayan enviado a Castelgandolfo, residencia de verano del Papa y sede del Observatorio Vaticano, por su formación como astrónomo.
El Papa Francisco nombró director del Observatorio a Guy Consolmagno en 2015. Foto: Agencias.
-¿Qué función tiene el Observatorio Vaticano en la ciencia?
-Tiene dos funciones. A través del Observatorio, el Estado del Vaticano, como otras naciones, puede hacer una contribución a la ciencia internacional, como nuestro trabajo con la Unión Astronómica Internacional. En segundo lugar, también sirve como una forma de mostrar al mundo que la Iglesia apoya la ciencia. Hoy, la mayoría de los científicos entienden que no existe conflicto entre ciencia y religión; las personas a las que necesitamos llegar ahora son las personas religiosas a las que se les ha vendido el punto de vista opuesto en los medios de comunicación populares.
-¿Pero es posible conciliar ciencia y religión?
-Las personas que trabajan en ciencia tienen la misma probabilidad de ser feligreses o creyentes que las personas de cualquier otro campo. Los ejemplos contrarios son más un reflejo de casos locales, de quienes se promocionan en televisión y tienden a tratar de enfatizar su ateísmo como una forma, supongo, de señalar que de alguna manera son más inteligentes que usted o yo.
-¿Cómo se originó, entonces, la idea de que Iglesia y ciencia se oponen?
-El cuento de la guerra entre ambas es, en realidad, producto de la política del siglo XIX y las actitudes victorianas sobre ciencia y religión, que han quedado obsoletas desde hace un siglo o más. La actitud entonces era que la física estaba casi completa y que tecnologías como la electricidad y las máquinas de vapor resolverían todos nuestros problemas. Por supuesto, la física cuántica y la relatividad nos muestran todos los lugares por donde la física clásica estaba incompleta; y aprendimos cómo la tecnología puede hacer bombas más grandes, tanto como mejores medicamentos… Uno de los verdaderos males que surgieron de esa mentalidad del siglo XIX fue la idea de la “eugenesia”, que utilizó mala ciencia para promover la idea de que algunas “razas” eran superiores a otras. Los campos de exterminio nazis fueron solo el punto final lógico de esa mentalidad; pero sobrevive incluso ahora en el racismo casual y en las diversas ideologías (del comunismo al capitalismo desenfrenado) que piensan que algún tipo de sistema social "científico" proporcionará, en palabras del poeta T. S. Eliot, "sistemas tan perfectos que nadie necesitará ser bueno".
-Quizás parte de la desconfianza sobre la Iglesia haciendo ciencia tiene que ver con el famoso juicio a Galileo, hace algo más de cuatro siglos…
-Casi todo lo que uno cree saber sobre Galileo y la división de la Iglesia y la ciencia es erróneo. En primer lugar, durante la mayor parte de su vida y carrera, Galileo contó con el apoyo de muchas personas en la Iglesia. Todo lo que escribió, durante un período de más de veinte años (hasta su último libro, publicado después de su juicio), fue aprobado por las autoridades de la Iglesia. E incluso después de su juicio residió con amigos en la Iglesia, antes de regresar a su villa, donde continuó su trabajo.
Según Consolmagno, el juicio a Galileo fue un error. Foto: Agencias.
-¿Por qué ocurrió el juicio, entonces?
-La transcripción del juicio está disponible, cualquiera puede leerla. Cuando lo hacés, te das cuenta de que los temas planteados no tenían nada que ver con la ciencia e incluso poco que ver con la teología. Si bien los historiadores aún discuten sobre las motivaciones detrás de por qué Galileo fue llevado a juicio de la manera y en el momento en que ocurrió (ambos fueron muy inusuales), la mayoría está de acuerdo en que no fue en absoluto un caso de “ciencia” suprimida por la religión. De hecho, la mejor ciencia de la época no apoyaba las ideas de Galileo.Aunque, en última instancia, su idea de que la Tierra orbita alrededor del Sol se demostraría como correcta, el resto de sus ideas sobre cómo operaba esto y cómo podía demostrarlo eran incorrectas. Y la mayoría de los argumentos científicos contra el movimiento de la Tierra no se resolverían hasta dentro de cien años; requerían mejores observaciones, mejor comprensión de cómo funcionaban los telescopios y, sobre todo, las ideas de física de Newton (quien nació el año de la muerte de Galileo), todo lo cual estaba muy lejos en la época de Galileo y su juicio. Sin embargo, el hecho es que Galileo fue llevado a juicio. Eso estuvo mal; la Iglesia y el Papa Urbano VIII se equivocaron al forzar ese juicio.
Marcianos en busca de salvación
El hermano Consolmagno es especialista en meteoritos, otra razón por la cual era la persona indicada para trabajar en el Observatorio Vaticano, ya que la institución posee una de las colecciones más grandes del mundo, conformada por más de 1.000 objetos extraterrestres.
Casi todo lo que uno cree saber sobre Galileo y la división de la ciencia y la Iglesia es erróneo.Guy Consolmagno
De hecho, una de sus primeras tareas fue participar, en 1996, del programa Búsqueda Antártica de Meteoritos (ANSMET, por sus siglas en inglés).
Consolmagno descubrió varios meteoritos en esa expedición; incluso, en el año 2000, un asteroide fue bautizado en su honor (4597 Consolmagno).
La búsqueda de vida extraterrestre es un tema favorito de mucha gente, en especial de aficionados a la astronomía. Para un astrónomo de la Iglesia esto podría presentar varios desafíos a nivel teológico.
No para el hermano Consolmagno. De hecho, se confiesa un entusiasta lector de ciencia ficción, y dice: “Hay partes de la Biblia que afirman que no somos las únicas cosas inteligentes hechas por Dios”.
En un mensaje de 2014, el papa Francisco planteó un escenario hipotético: “Si mañana viniese una expedición de marcianos, por ejemplo, y algunos de ellos vinieran a nosotros –marciano, ¿eh?, verdes, con la nariz y las orejas largas, como los pintan los niños–… y uno de ellos dijese: ‘Quiero bautizarme’. ¿Qué sucedería?”.
La Iglesia jamás se había pronunciado sobre el tema. Salvo una vez. En 2010, en una conferencia de prensa, un periodista le preguntó a un miembro del Vaticano si bautizaría a un ET. “Solo si me lo pide”, contestó él, algo sorprendido.
El aludido no era otro que Guy Consolmagno, y la anécdota dio pie para titular uno de sus libros más reconocidos, ¿Bautizaría usted a un extraterrestre?, escrito junto con otro miembro del Observatorio Vaticano, el padre Paul Mueller.
Guy Consolmagno está fascinado por las imágenes captadas por el telecospio James Webb. Foto: JWT.
Sobre el tema, se explayó Consolmagno: “Estaría encantado si encontraran vida inteligente en otro lugar. Pero las probabilidades de que la hallemos, de que sea inteligente y podamos comunicarnos, cuando las sumás, probablemente no sean una cuestión práctica”.
El libro de Consolmagno apareció en 2014, apenas meses después del planteo del papa Francisco. Ese mismo año, recibió la Medalla Carl Sagan por la Sociedad Astronómica estadounidense, por su trabajo como divulgador y facilitador del entendimiento entre la ciencia y la religión.
Los argumentos: “Guy se ha convertido en la voz de la yuxtaposición de la ciencia planetaria y la astronomía con la creencia cristiana, un portavoz racional que puede transmitir cómo la religión y la ciencia pueden coexistir para los creyentes”. Al año siguiente, el papa Francisco lo nombraría director del Observatorio Vaticano.
Para el hermano Guy, ese entendimiento entre fe y conocimiento científico es algo que no debería ni siquiera plantearse: “La guerra entre ciencia y religión es una falacia, lo que puede demostrarse de muchas formas. La más sencilla es simplemente mirar quién hace ciencia. Desde sus orígenes, la ciencia se fomentó en las universidades, fundadas y dirigidas por la Iglesia. Hasta mediados del siglo XIX, la mayoría de los que hacían ciencia empírica eran clérigos. ¿Quién más tenía la educación y el tiempo libre para recoger hojas u observar las estrellas, o para el tedioso pero hermoso trabajo de observar de cerca la naturaleza? Y tantos de los gigantes de la ciencia eran también hombres y mujeres muy devotos, de Kepler y Newton a James Clerk Maxwell y Angelo Secchi y Georges Lemaître”, dice.
Extraterrestres en la película "La llegada". Para Consolmagno, los ET también son criaturas de Dios. Foto: Archivo Clarín.
Y agrega: “¡Solo se puede afirmar que la ciencia es el reino de los ateos si se ignoran todos los datos en sentido contrario! Lo cual, por supuesto, debería llevar a preguntarnos… ¿Quiénes siguen vendiendo esta fábula sobre una guerra entre ciencia y religión? ¿Por qué están haciendo esto? ¿Qué esperan ganar?”.
Mientras que otros se preguntan si Dios existe o si hay otra vida en el Universo, para Guy Consolmagno, esa es, en cambio, la gran pregunta.
Fuente
Agenda Psicológica 2030
Posted on 9 marzo, 2022 by SyA
Se trata de un sofisticado y potente entrenamiento (ya que no educación) de obediencia global al que aspiran los globalistas. Es una «intervención» para reformar la sociedad, conformar los valores y las creencias, eliminar la individualidad en favor de un pensamiento único, extraer datos, y vigilar a la humanidad construyendo un sistema de puntuación social para controlar todas las facetas de la vida de una persona.
La educación en casa y la creación de redes de educación en casa con otros padres es una solución para todos. Saca a los niños y a los padres de ese particular sistema de vigilancia estricto en el que necesitan a todo el mundo. Para hacer realidad su agenda se requieren dos cosas:
1. Nuestra conformidad.
2. Una identificación digital que les dé acceso y control total.
Así que la respuesta es bastante simple. No obedecer, no descargar pasaportes de identificación de vacunas ni crear ninguna identidad digital para cualquier organización, institución o banco.
Como país, ¿cómo podemos seguir pagando impuestos a estos sistemas escolares que están lavando el cerebro a los niños, poniéndolos en contra de sus familias, y destruyendo la esencia misma de sus preciosas almas e individualidad? Tenemos que dejar de financiar estas escuelas de obediencia.
Es importante que todo el mundo comparta esta información y haga que otros sean conscientes de esta agenda, porque es global, está en más de 110 países, y la han disfrazado bastante bien. Si las masas no obedecen, fracasarán. Esto debe fracasar, ya que el futuro de todos depende de ello.
Están tratando de establecer un gobierno sobre nuestra conciencia, no se lo permitas.
Se trata de una agenda psicológica para secuestrar la conciencia de todo el mundo mientras se explica magistralmente lo contrario de sus intenciones, engañando por igual a millones de educadores y padres.
Documento completo sobre la agenda Psicológica para el 2030
El entrenamiento de obediencia para preescolares y adultos ya es global, y cuenta con miles de millones de financiación para el control total.
Saturday, August 20, 2022
Vaticano afirma que la Iglesia está aplicando la Agenda 2030
Publicada en agosto 14, 2022 por Freddy Silva
Un clérigo del Vaticano que asistió a la Cumbre de Davos 2022, en un conferencia organizada por el Foro Económico Mundial (FEM) que avanza en una agenda «verde» radical, fronteras abiertas, y la gestión de «futuras pandemias», ha dicho que la Iglesia Católica está «comprometida con los diversos temas considerados en el foro.»
En declaraciones a Vatican News, el padre Leonir Chiarello, Superior General de la Congregación de los Misioneros de San Carlos (Scalabrinianos), dijo que la Iglesia lidera la implementación de muchos de los ideales globalistas del FEM.
Chiarello, a quien el Papa Francisco nombró miembro de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, explicó que hay ocho «temas fundamentales» que el foro de Davos está considerando en su reunión anual, incluyendo «el clima y la naturaleza, una economía más justa … la salud y la asistencia sanitaria, la cooperación mundial, y la sociedad y la equidad.»
El superior general elogió al foro por su compromiso de «trabajar juntos» bajo el paraguas de la «corresponsabilidad y la cooperación internacional … para avanzar en la consecución de los resultados de estos temas principales que debatimos en el foro».
Entre los numerosos «retos» que el foro desea abordar, según el clérigo, se encuentran la crisis del coronavirus y las guerras en el mundo. Principalmente, Chiarello dijo que la Iglesia debe trabajar con las organizaciones seculares para «construir un consenso y una agenda común para abordar los temas del cuidado de la naturaleza, la economía, el trabajo, la tecnología, los negocios, la sanidad, la equidad social y los demás temas que considera el foro».
Además, Chiarello dijo que la Iglesia se compromete a «implementar políticas y programas para poner en práctica los temas considerados por el foro» y a «establecer mecanismos de cooperación y corresponsabilidad internacional orientados a lograr resultados concretos» de las metas fijadas en el complejo suizo.
«La Iglesia Católica ya está comprometida con los diversos temas considerados en el foro, tanto a nivel global como local», confirmó.
El sacerdote se refirió a «la perspectiva propuesta por el Papa Francisco sobre el cuidado de la naturaleza y la promoción de una economía más inclusiva en Laudato Sí y Fratelli Tutti» como ejemplos de la puesta en práctica por parte de la Iglesia de la agenda del FEM, pero sugirió que la «Iglesia Católica puede hacer más comprometiéndose con otras iniciativas ya existentes e involucrando las iniciativas de otros actores sociales y políticos que se desarrollan a nivel local y global.»
Grupos de la Iglesia Católica ya han manifestado su grave preocupación por el apoyo del Papa a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (ONU), que forman parte de la más amplia Agenda 2030 respaldada por el FEM y que exige el «acceso universal» a la «salud sexual y reproductiva» y a los «derechos reproductivos».
La ONU definió estos términos en su conferencia de El Cairo de 1994 para denotar la provisión a las mujeres de «anticoncepción moderna» para la «planificación familiar» y de «aborto seguro» en cualquier lugar donde el procedimiento sea legal.
La percepción de que el Vaticano se ha alineado con los objetivos de la ONU y del FEM se reforzó después de que el papa Francisco expresara su gratitud por la aprobación de los ODS en una conferencia pontificia de 2016 a la que asistió el conocido defensor del aborto y del control de la población Jeffrey Sachs.
Sachs, uno de los defensores más destacados de los ODS y un visitante frecuente del Vaticano, también dijo que la encíclica Laudato Sí del Papa -alabada por Chiarello por aplicar la agenda de Davos- «hizo posible» la aprobación de los ODS.
Wednesday, August 17, 2022
Monday, August 15, 2022
Sunday, August 14, 2022
Saturday, August 13, 2022
Friday, August 12, 2022
Thursday, August 11, 2022
Wednesday, August 10, 2022
Monday, August 8, 2022
Saturday, August 6, 2022
Friday, August 5, 2022
Thursday, August 4, 2022
Wednesday, August 3, 2022
Católicos contra protestantes
La escena emblemática de la película Carrozas de fuego, en la plya Saint Andrews, de Escocia.
Actualizado al 30/07/2022 22:01
Una de las ventajas de viajar es que estrecha la mente y endurece los prejuicios. Te ayuda a confirmar que los franceses son odiosos, por ejemplo, o que los alemanes son fríos o que los estadounidenses son idiotas. Y que tu país es el mejor del mundo.
O que tu país es un desastre y que todos los demás son superiores.
Yo acabo de estar en Escocia, impulsado en primer lugar por el deseo de huir del horno veraniego español. Funcionó. Tras dos horas y media de vuelo pasé de los 38 a los 15 grados, de sol a cielos grises, de agobiante humedad a deliciosa llovizna.
Pero fui también con una misión de fondo. Hace tiempo que creo que cuanto más al norte vas en las islas británicas, más encantadora es la gente; que los escoceses son más simpáticos que los ingleses. Viajé a Escocia con el propósito de confirmar mi idea fija. Ya era hora. Mi padre era de allá pero yo apenas conocía el país. Mi prejuicio se basaba, como todo buen prejuicio, en la ignorancia.
Por supuesto que logré mi objetivo. Empezando por el policía que revisó mi pasaporte en el aeropuerto de Edimburgo, siguiendo por los que me atendieron en los bares y en los trenes y en los taxis, todo el mundo rebosaba sentido del humor. Si alguien me trató mal durante los cinco días que recorrí este pequeño país, me olvidé. Como con mis ideas políticas, estaba alerta a todo lo que las apoyaban y descartaba todo lo que no.
Aburriré a mis amigos toda la vida con el recuerdo de un breve episodio que me sirve como prueba irrefutable de mi tesis escocesa. Ocurrió en la mágica ciudad de Saint Andrews, en la enorme playa donde se filmó la escena más memorable de la película Carrozas de fuego. Hacía frío, hubo viento y nubes. De repente vi que se me acercaban un par de parejas cargando toda la parafernalia playera que uno esperaría ver estos días en la Costa del Sol: cestas de picnic, sillas plegables y -por el amor de Dios- sombrillas.
Los miré con lo que debía haber sido una descortés curiosidad ya que una de las señoras se vio obligada a decirme algo. No. No se enojó. No me espetó, como podría haber sido el caso en una playa del sur de Inglaterra, ¿Qué mirás? La señora me dijo: “Estamos haciendo como si hubiera sol”. Y agregó, con una sonrisa pícara: “Es increíble de lo que es capaz la mente humana”.
Prejuicio más que confirmado: no solo yo me carcajeé sino que los tres con la señora también. Hay pocas cosas más seductoras que la capacidad de la gente de reírse de sí misma.
Tengo otro prejuicio, más amplio y profundo, que va más allá de Gran Bretaña, pero que Escocia también me ha servido para afirmar. Que la gente de los países católicos es más simpática que la de los países protestantes, que disfrutan más.
La ciudad que más me gustó de Escocia fue Glasgow. Glasgow es elegante sin pretensiones; Edimburgo -de ambiente más inglés, más tieso- es elegante con pretensiones. Glasgow es mitad católica; Edimburgo, casi toda protestante. Escocia, además, tiene un porcentaje mucho más alto de católicos que Inglaterra.
Pero vayamos más lejos. ¿Quién sabe vivir mejor, los italianos y los españoles o los alemanes y los suecos? ¿Dónde es más agradable el día a día, en el Mediterráneo o en el Báltico? Todos sabemos las respuestas. Y no es una cuestión de sol. La prueba más definitiva de ello está en el norte de Irlanda, donde la población se divide mitad y mitad entre católicos y protestantes. He estado muchas veces en Belfast y, como muchos visitantes de fuera, he comprobado una y otra vez que los católicos son una risa; los protestantes, sosos, precavidos, cerrados.
Ya sé lo que están pensando. Que, en cuanto a orden y prosperidad, los países protestantes están, como regla general, a años luz de los católicos. No hay más que comparar México con Estados Unidos. Conozco bien la frontera entre los dos países. Vas de San Diego a Tijuana y pasas, en un parpadeo, de una ciudad tan prolija como una sala de cirugía a un caos de ruido y mugre.
Nunca olvidaré la escena que me esperó una vez en Tijuana nada más llegar: un mar de estatuas en venta, de plástico o de porcelana, de la virgen de Guadalupe y un señor sin piernas montado en una plataforma de madera con rueditas que se acercó a la ventana de mi auto a pedirme limosna.
Otra variación de lo mismo: Ciudad Juárez y El Paso. Comparten el mismo desierto y se ve bien claro del lado mexicano, pero cruzas al lado estadounidense y lo primero que te asalta los ojos, de un verde luminoso, es un campo de golf. Y ni hablar, claro, de la corrupción, de la ausencia de ley en México. El Trump mexicano, Andrés Manuel López Obrador, comete barbaridades con impunidad. El Trump Trump debe responder por las suyas ante el Congreso y, probablemente, ante los jueces.
Si tuviera más tiempo y más espacio, si estuviera escribiendo un libro en vez de una columna, me explayaría sobre la ética protestante del trabajo, compararía la liturgia más terrenal protestante con la más mística católica, reflexionaría que Lutero patentó el protestantismo como respuesta al pecado endémico, la corrupción rampante, del Vaticano. Pero ya que, encima, estoy a punto de tomarme un mes de vacaciones y estoy de vuelta en España y el sol me está hirviendo los sesos, me limitaré a decir que ninguna religión es perfecta y que ningún país es perfecto y que cada uno elija lo que mejor le va.
Para mí, muy consciente desde una temprana edad que la muerte está a la vuelta de la esquina, la ética católica de la calidad de vida es la mejor. Con todos sus defectos, prefiero la forma de ser de los lugares tradicionalmente papistas. Entre Glasgow o Londres, no hay color. Si me lo pusieran más difícil, si me dijeran que tenía que vivir el resto de mis días o en México DF o en Washington DC, me lo pensaría un poco. Pero al final optaría, no lo duden, por el desmadre del sur.
Fuente
Una de las ventajas de viajar es que estrecha la mente y endurece los prejuicios. Te ayuda a confirmar que los franceses son odiosos, por ejemplo, o que los alemanes son fríos o que los estadounidenses son idiotas. Y que tu país es el mejor del mundo.
O que tu país es un desastre y que todos los demás son superiores.
Yo acabo de estar en Escocia, impulsado en primer lugar por el deseo de huir del horno veraniego español. Funcionó. Tras dos horas y media de vuelo pasé de los 38 a los 15 grados, de sol a cielos grises, de agobiante humedad a deliciosa llovizna.
Pero fui también con una misión de fondo. Hace tiempo que creo que cuanto más al norte vas en las islas británicas, más encantadora es la gente; que los escoceses son más simpáticos que los ingleses. Viajé a Escocia con el propósito de confirmar mi idea fija. Ya era hora. Mi padre era de allá pero yo apenas conocía el país. Mi prejuicio se basaba, como todo buen prejuicio, en la ignorancia.
Por supuesto que logré mi objetivo. Empezando por el policía que revisó mi pasaporte en el aeropuerto de Edimburgo, siguiendo por los que me atendieron en los bares y en los trenes y en los taxis, todo el mundo rebosaba sentido del humor. Si alguien me trató mal durante los cinco días que recorrí este pequeño país, me olvidé. Como con mis ideas políticas, estaba alerta a todo lo que las apoyaban y descartaba todo lo que no.
Aburriré a mis amigos toda la vida con el recuerdo de un breve episodio que me sirve como prueba irrefutable de mi tesis escocesa. Ocurrió en la mágica ciudad de Saint Andrews, en la enorme playa donde se filmó la escena más memorable de la película Carrozas de fuego. Hacía frío, hubo viento y nubes. De repente vi que se me acercaban un par de parejas cargando toda la parafernalia playera que uno esperaría ver estos días en la Costa del Sol: cestas de picnic, sillas plegables y -por el amor de Dios- sombrillas.
Los miré con lo que debía haber sido una descortés curiosidad ya que una de las señoras se vio obligada a decirme algo. No. No se enojó. No me espetó, como podría haber sido el caso en una playa del sur de Inglaterra, ¿Qué mirás? La señora me dijo: “Estamos haciendo como si hubiera sol”. Y agregó, con una sonrisa pícara: “Es increíble de lo que es capaz la mente humana”.
Prejuicio más que confirmado: no solo yo me carcajeé sino que los tres con la señora también. Hay pocas cosas más seductoras que la capacidad de la gente de reírse de sí misma.
Tengo otro prejuicio, más amplio y profundo, que va más allá de Gran Bretaña, pero que Escocia también me ha servido para afirmar. Que la gente de los países católicos es más simpática que la de los países protestantes, que disfrutan más.
La ciudad que más me gustó de Escocia fue Glasgow. Glasgow es elegante sin pretensiones; Edimburgo -de ambiente más inglés, más tieso- es elegante con pretensiones. Glasgow es mitad católica; Edimburgo, casi toda protestante. Escocia, además, tiene un porcentaje mucho más alto de católicos que Inglaterra.
Pero vayamos más lejos. ¿Quién sabe vivir mejor, los italianos y los españoles o los alemanes y los suecos? ¿Dónde es más agradable el día a día, en el Mediterráneo o en el Báltico? Todos sabemos las respuestas. Y no es una cuestión de sol. La prueba más definitiva de ello está en el norte de Irlanda, donde la población se divide mitad y mitad entre católicos y protestantes. He estado muchas veces en Belfast y, como muchos visitantes de fuera, he comprobado una y otra vez que los católicos son una risa; los protestantes, sosos, precavidos, cerrados.
Ya sé lo que están pensando. Que, en cuanto a orden y prosperidad, los países protestantes están, como regla general, a años luz de los católicos. No hay más que comparar México con Estados Unidos. Conozco bien la frontera entre los dos países. Vas de San Diego a Tijuana y pasas, en un parpadeo, de una ciudad tan prolija como una sala de cirugía a un caos de ruido y mugre.
Nunca olvidaré la escena que me esperó una vez en Tijuana nada más llegar: un mar de estatuas en venta, de plástico o de porcelana, de la virgen de Guadalupe y un señor sin piernas montado en una plataforma de madera con rueditas que se acercó a la ventana de mi auto a pedirme limosna.
Otra variación de lo mismo: Ciudad Juárez y El Paso. Comparten el mismo desierto y se ve bien claro del lado mexicano, pero cruzas al lado estadounidense y lo primero que te asalta los ojos, de un verde luminoso, es un campo de golf. Y ni hablar, claro, de la corrupción, de la ausencia de ley en México. El Trump mexicano, Andrés Manuel López Obrador, comete barbaridades con impunidad. El Trump Trump debe responder por las suyas ante el Congreso y, probablemente, ante los jueces.
Si tuviera más tiempo y más espacio, si estuviera escribiendo un libro en vez de una columna, me explayaría sobre la ética protestante del trabajo, compararía la liturgia más terrenal protestante con la más mística católica, reflexionaría que Lutero patentó el protestantismo como respuesta al pecado endémico, la corrupción rampante, del Vaticano. Pero ya que, encima, estoy a punto de tomarme un mes de vacaciones y estoy de vuelta en España y el sol me está hirviendo los sesos, me limitaré a decir que ninguna religión es perfecta y que ningún país es perfecto y que cada uno elija lo que mejor le va.
Para mí, muy consciente desde una temprana edad que la muerte está a la vuelta de la esquina, la ética católica de la calidad de vida es la mejor. Con todos sus defectos, prefiero la forma de ser de los lugares tradicionalmente papistas. Entre Glasgow o Londres, no hay color. Si me lo pusieran más difícil, si me dijeran que tenía que vivir el resto de mis días o en México DF o en Washington DC, me lo pensaría un poco. Pero al final optaría, no lo duden, por el desmadre del sur.
Fuente
Prohibir conducir los domingos
Publicada en agosto 3, 2022 por Freddy Silva
Prohibir conducir los domingos y reducir el límite de velocidad en las autopistas en más de cinco millas por hora son sugerencias que se han presentado como formas en que Gran Bretaña podría reducir su dependencia del petróleo.
Las propuestas son parte de un plan de 10 puntos de la Agencia Internacional de Energía para disminuir la demanda mundial en 2,7 millones de barriles por día. A su vez, esto podría ayudar a controlar los niveles de existencias y los precios. Las ideas surgen en medio de precios altísimos y desafíos de suministro impulsados por la guerra en Ucrania y la crisis del costo de vida.
El plan incluye hacer cumplir la prohibición de conducir automóviles en las ciudades todos los domingos, reducir los límites de velocidad en las autopistas de 6 a 64 mph, trabajar desde casa tres días a la semana y utilizar trenes nocturnos de alta velocidad en lugar de aviones cuando sea posible.
Fuente: www.leicestermercury.co.uk
Tuesday, August 2, 2022
Nancy Pelosi desafía las amenazas chinas con su llegada a Taiwán
Pekín anuncia maniobras militares con fuego real cerca de la isla para los próximos días mientras que Taipéi aumenta el nivel de alerta en un escenario de tensión provocado por la visita de la política estadounidense
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, en el centro, con el ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, a la izquierda, a su llegada este martes al aeropuerto de Songshan en Taipéi (Taiwán).Foto: EFE | Vídeo: EPV
ACTUALIZADO: 02 AGO 2022 - 18:34 CEST
Nancy Pelosi ha hecho caso omiso a las amenazas de China y a los consejos del propio Gobierno estadounidense. La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha cumplido con su plan inicial y ha aterrizado este martes en Taiwán pasadas las 22.40 (hora local, las 16.40 de la España peninsular). La visita, que no fue anunciada formalmente y forma parte de su gira iniciada el lunes por Asia-Pacífico, enfurecerá a Pekín y empeorará las ya muy deterioradas relaciones entre las dos principales potencias mundiales.
Nancy Pelosi ha hecho caso omiso a las amenazas de China y a los consejos del propio Gobierno estadounidense. La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha cumplido con su plan inicial y ha aterrizado este martes en Taiwán pasadas las 22.40 (hora local, las 16.40 de la España peninsular). La visita, que no fue anunciada formalmente y forma parte de su gira iniciada el lunes por Asia-Pacífico, enfurecerá a Pekín y empeorará las ya muy deterioradas relaciones entre las dos principales potencias mundiales.
Monday, August 1, 2022
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