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Monday, August 24, 2015

Los pecados de Babilonia serán denunciados


En cada generación Dios envió siervos suyos para reprobar el pecado tanto en el mundo como en la iglesia. Pero los hombres desean que se les digan cosas agradables, y no gustan de la verdad clara y pura. Muchos reformadores, al principiar su obra, resolvieron proceder con gran prudencia al atacar los pecados de la iglesia y de la nación. Esperaban que mediante el ejemplo de una vida cristiana y pura, llevarían de nuevo al pueblo a las doctrinas de la Biblia. Pero el Espíritu de Dios vino sobre ellos como había venido sobre Elías, impeliéndole a censurar los pecados de un rey malvado y de un pueblo apóstata; no pudieron dejar de proclamar las declaraciones terminantes de la Biblia que habían titubeado en presentar. Se vieron forzados a declarar diligentemente la verdad y señalar los peligros que amenazaban a las almas. Sin temer las consecuencias, pronunciaban las palabras que el Señor les ponía en la boca, y el pueblo se veía constreñido a oír la amonestación. 

Así también será proclamado el mensaje del tercer ángel. Cuando llegue el tiempo de hacerlo con el mayor poder, el Señor obrará por conducto de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza. Habrá hombres de fe y de oración que se sentirán impelidos a declarar con santo entusiasmo las palabras que Dios les inspire. Los pecados de Babilonia serán denunciados. Los resultados funestos y espantosos de la imposición de las observancias de la iglesia por la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal; todo será desenmascarado. Estas solemnes amonestaciones conmoverán al pueblo. Miles y miles de personas que nunca habrán oído palabras semejantes, las escucharán. Admirados y confundidos. Oirán el testimonio de que Babilonia es la iglesia que cayó por sus errores y sus pecados, porque rechazó la verdad que le fue enviada del cielo. Cuando el pueblo acuda a sus antiguos conductores espirituales a preguntarles con ansia: ¿Son esas cosas así? los ministros aducirán fábulas, profetizarán cosas agradables para calmar los temores y tranquilizar las conciencias despertadas. Pero como muchas personas no se contentan con las meras razones de los hombres y exigen un positivo “Así dice Jehová”, los ministros populares, como los fariseos de antaño, airándose al ver que se pone en duda su autoridad, denunciarán el mensaje como si viniese de Satanás e incitarán a las multitudes dadas al pecado a que injurien y persigan a los que lo proclaman.


Conflicto de los Siglos, p.591,592.
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Monday, September 1, 2014

Centinelas y Transmisores de Luz



"En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella".


Joyas de los Testimonios, Tomo 3,
p.288 y 289.
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Monday, August 25, 2014

"Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis."


Los mensajeros de Dios en las grandes ciudades no deben desalentarse por la impiedad, la injusticia y la depravación que son llamados a arrostrar mientras tratan de proclamar las gratas nuevas de salvación. El Señor quisiera alentar a todos los que así trabajan, con el mismo mensaje que dio al apóstol Pablo en la impía ciudad de Corinto: "No temas, sino habla, y no calles: porque yo estoy contigo, y ninguno te podrá hacer mal; porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad." ( Hechos 18:9, 10. ) Recuerden los que están empeñados en el ministerio de salvar las almas que a pesar de que son muchos los que no quieren escuchar los consejos que Dios da en su palabra, no se apartará todo el mundo de la luz y la verdad ni de las invitaciones de un Salvador paciente y tolerante. En toda ciudad, por muy llena que esté de violencia y de crímenes, hay muchos que con la debida enseñanza pueden aprender a seguir a Jesús. A miles puede comunicarse así la verdad salvadora, e inducirlos a recibir a Cristo como su Salvador personal.

El mensaje de Dios para los habitantes de la tierra hoy es: "Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis." ( Mateo 24:44. ) Las condiciones que prevalecen en la sociedad, y especialmente en las grandes ciudades de las naciones, proclaman con voz de trueno que la hora del juicio de Dios ha llegado, y que se acerca el fin de todas las cosas terrenales. Nos hallamos en el mismo umbral de la crisis de los siglos. En rápida sucesión se seguirán unos a otros los castigos de Dios: incendios e inundaciones, terremotos, guerras y derramamiento de sangre. No debemos quedar sorprendidos en este tiempo por acontecimientos grandes y decisivos; porque el ángel de la misericordia no puede permanecer mucho más tiempo para proteger a los impenitentes.

Profetas y Reyes, p. 207, 208
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Monday, July 7, 2014

Guardias espirituales


Los ministros de Cristo son los guardianes espirituales de la gente confiada a su cuidado. Su obra ha sido comparada a la de los centinelas. En los tiempos antiguos, se colocaban a menudo centinelas en las murallas de las ciudades, donde, desde puntos ventajosamente situados, podía su mirada dominar importantes puntos que habían de ser guardados, a fin de advertir la proximidad del enemigo. De la fidelidad de estos centinelas dependía la seguridad de todos los habitantes. A intervalos fijos debían llamarse unos a otros, para asegurarse de que no dormían y de que ningún mal les había acontecido. El clamor de ánimo o advertencia se transmitía de uno a otro, repetido por cada uno hasta que repercutía en todo el contorno de la ciudad.

A cada ministro suyo declara el Señor: “Tú pues, hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los apercibirás de mi parte. Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, mas su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que de él se aparte, ... tú libraste tu vida.”1Ezequiel 33:7-9.

Estas palabras del profeta declaran la solemne responsabilidad que recae sobre aquellos que fueron nombrados guardianes de la iglesia, dispensadores de los misterios de Dios. Han de ser como atalayas en las murallas de Sión, para hacer resonar la nota de alarma si se acerca el enemigo. Si por alguna razón sus sentidos espirituales se embotan hasta el punto de que no pueden discernir el peligro, y el pueblo perece porque ellos no dan la advertencia, Dios requerirá de sus manos la sangre de los que se pierdan.

Es privilegio de estos centinelas de las murallas de Sión vivir tan cerca de Dios, y ser tan susceptibles a las impresiones de su Espíritu, que él pueda obrar por su medio para apercibir a los pecadores del peligro y señalarles el lugar de refugio. Elegidos por Dios, sellados por la sangre de la consagración, han de salvar a hombres y mujeres de la destrucción inminente. Con fidelidad han de advertir a sus semejantes del seguro resultado de la transgresión, y salvaguardar fielmente los intereses de la iglesia. En ningún momento deben descuidar su vigilancia. La suya es una obra que requiere el ejercicio de todas las facultades del ser. Sus voces han de elevarse en tonos de trompeta, sin dejar oír nunca una nota vacilante e incierta. Han de trabajar, no por salario, sino porque no pueden actuar de otra manera, porque se dan cuenta de que pesa un ay sobre ellos si no predican el Evangelio.

Obreros Evangélicos, Page 14-6.
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¿Dónde está la promesa de su advenimiento?


El mal siervo dice en su corazón: “Mi señor se tarda en venir.” No dice que Cristo no vendrá. No se burla de la idea de su segunda venida. Pero en su corazón y por sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y negligente. Los confirma en su mundanalidad y estupor. Las pasiones terrenales y los pensamientos corruptos se posesionan de su mente. El mal siervo come y bebe con los borrachos, y se une con el mundo en la búsqueda de placeres. Hiere a sus consiervos acusando y condenando a los que son fieles a su Maestro. Se asocia con el mundo. Siendo semejantes, participan juntos en la transgresión. Es una asimilación temible. Juntamente con el mundo, queda entrampado. Se nos advierte: “Vendrá el Señor de aquel siervo ... a la hora que no sabe, y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas.”



“Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti.”12 El advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: “Paz y seguridad.” Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que la iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los tiempos como indicios de esto. Pero ¿qué dice la Palabra inspirada? “Vendrá sobre ellos destrucción de repente.”13 El día de Dios vendrá como ladrón sobre todos los que moran en la faz de la tierra, que hacen de este mundo su hogar. Viene para ellos como ladrón furtivo.

El mundo, lleno de orgías, de placeres impíos, está dormido en la seguridad carnal. Los hombres están postergando la venida del Señor. Se burlan de las amonestaciones. Orgullosamente se jactan diciendo: “Todas las cosas permanecen así como desde el principio.” “Será el día de mañana como éste, o mucho más excelente.”14 Nos hundiremos aun más en el amor a los deleites. Pero Cristo dice: “He aquí, yo vengo como ladrón.”15 En el mismo tiempo en que el mundo pregunta con desprecio: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?14 se están cumpliendo las señales. Mientras claman: “Paz y seguridad,” se acerca la destrucción repentina. Cuando el escarnecedor, el que rechaza la verdad, se ha vuelto presuntuoso; cuando la rutina del trabajo en las diversas formas de ganar dinero se lleva a cabo sin consideración a los principios; cuando los estudiantes procuran ávidamente conocerlo todo menos la Biblia, Cristo viene como ladrón.

En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son alarmantes. Los acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras delante de sí. El Espíritu de Dios se está retirando de la tierra, y una calamidad sigue a otra por tierra y mar. Hay tempestades, terremotos, incendios, inundaciones, homicidios de toda magnitud. ¿Quién puede leer lo futuro? ¿Dónde hay seguridad? No hay seguridad en nada que sea humano o terrenal. Rápidamente los hombres se están colocando bajo la bandera que han escogido. Inquietos, están aguardando y mirando los movimientos de sus caudillos. Hay quienes están aguardando, velando y trabajando por la aparición de nuestro Señor. Otra clase se está colocando bajo la dirección del primer gran apóstata. Pocos creen de todo corazón y alma que tenemos un infierno que rehuir y un cielo que ganar.

La crisis se está acercando gradual y furtivamente a nosotros. El sol brilla en los cielos y recorre su órbita acostumbrada, y los cielos continúan declarando la gloria de Dios. Los hombres siguen comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en casamiento. Los negociantes siguen comprando y vendiendo. Los hombres siguen luchando unos con otros, contendiendo por el lugar más elevado. Los amadores de placeres siguen atestando los teatros, los hipódromos, los garitos de juego. Prevalece la más intensa excitación, y sin embargo el tiempo de gracia está llegando rápidamente a su fin, y cada caso está por ser decidido para la eternidad. Satanás ve que su tiempo es corto. Ha puesto todos sus agentes a trabajar a fin de que los hombres sean engañados, seducidos, ocupados y hechizados hasta que haya terminado el tiempo de gracia, y se haya cerrado para siempre la puerta de la misericordia.

Solemnemente llegan hasta nosotros, a través de los siglos, las palabras amonestadoras de nuestro Señor desde el monte de las Olivas: “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.” “Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir y de estar en pie delante del Hijo del hombre.”


El Deseado de Todas Las Gentes, p. 589-591
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Thursday, June 12, 2014

Nos acercamos al fin


Un día tras otro pasa a la eternidad, llevándonos siempre más cerca del fin del tiempo de gracia. Como nunca antes, debemos orar para que el Espíritu Santo nos sea concedido en mayor abundancia, y debemos esperar que su influencia santificadora sea sentida por los obreros, para que aquellos por quienes tratajen sepan que han estado con Jesús y han aprendido de él.

Necesitamos clarividencia espiritual, para poder ver los designios del enemigo, y proclamar el peligro
como fieles centinelas. Necesitamos poder de lo alto para poder comprender, hasta donde pueda comprenderlos la mente humana, los grandes temas del cristianismo y sus principios abarcantes.

Los que estén bajo la influencia del Espíritu de Dios no serán fanáticos, sino serenos y firmes, libres de extravagancias en pensamientos, palabras o acciones. En medio de la confusión de doctrinas engañosas, el Espíritu de Dios será un guía y escudo para aquellos que no hayan resistido las evidencias de la verdad, y hayan acallado toda otra voz que la de Aquel que es la verdad.

Estamos viviendo en los postreros días, cuando se aceptan y creen errores del carácter más engañoso, al par que se descarta la verdad. El Señor tendrá tanto a los predicadores como a la gente por responsables de la luz que resplandece sobre su senda. Nos llama a trabajar diligentemente para juntar las joyas de verdad y ponerlas en el marco del Evangelio. Han de resplandecer con toda su divina belleza en las tinieblas morales del mundo. Esto no puede lograrse sin la ayuda del Espíritu Santo, pero con esta ayuda podemos hacerlo todo. Cuando estamos dotados del Espíritu, nos asimos por la fe del poder infinito. Nada se pierde de lo que proviene de Dios. El Salvador del mundo manda sus mensajes al alma para que se disipen las tinieblas del error. La obra del Espíritu es inconmensurablemente grande. De esta fuente recibe el obrero de Dios poder y eficiencia.


Obreros Evangélicos, p. 305,306
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Wednesday, March 19, 2014

Llamados a ser testigos


Llamados a ser testigos* 


Testimonios para la Iglesia 9:19-29 (1909).

En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella.

Las verdades que debemos proclamar al mundo son las más solemnes que jamás hayan sido confiadas a seres mortales. Nuestra tarea consiste en proclamarlas. El mundo debe ser amonestado, y el pueblo de Dios tiene que ser fiel a su cometido. No debe dejarse arrastrar a la especulación, ni asociarse con los incrédulos en empresas comerciales; porque eso entorpecería su acción en la obra de Dios.

Cristo dice a los suyos: “Vosotros sois la luz del mundo.” Mateo 5:14. No es un hecho de poca importancia que Dios nos haya revelado con tanta claridad sus planes y sus consejos. Comprender la voluntad de Dios, tal como está revelada en la segura palabra profética, es para nosotros un maravilloso privilegio, pero nos impone una pesada responsabilidad. Dios espera que impartamos a otros el conocimiento que nos ha dado. Según su plan, los factores divinos y humanos deben unirse para proclamar el mensaje de amonestación.

Joyas de los Testimonios 3, p.288




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Saturday, June 29, 2013

Un sonido certero


Hay muchas personas que no comprenden las profecías que se refieren a estos días, y por lo tanto deben ser ilustradas. Es el deber de los centinelas y los laicos dar a la trompeta un sonido certero. Manifestad fervor; “clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado”. Isaías 58:1.

Carta 1, 1875.

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Nota:
certero
adjectivo 
diestro: acertado, seguro, cierto, atinado, eficaz, adecuado



Tuesday, February 19, 2013

¿Quien dará el Último Mensaje de Amonestación al mundo caído?



“En todas partes hay hombres que deberían ocuparse en el ministerio activo y dar el último mensaje de amonestación al mundo caído.  Se ha descuidado cruelmente a los habitantes de las ciudades impías que dentro de tan poco tiempo serán visitadas por las calamidades. Todos deben ser amonestados de la inminencia de estas calamidades. ¿Pero quién pone en el cumplimiento de esta obra el fervor sincero que Dios requiere?”

Evangelismo, pág. 26.
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Saturday, January 19, 2013

Forzados a declarar diligentemente la verdad



En cada generación Dios envió siervos suyos para reprobar el pecado tanto en el mundo como en la iglesia. Pero los hombres desean que se les digan cosas agradables, y no gustan de la verdad clara y pura. Muchos reformadores, al principiar su obra, resolvieron proceder con gran prudencia al atacar los pecados de la iglesia y de la nación. Esperaban que mediante el ejemplo de una vida cristiana y pura, llevarían de nuevo al pueblo a las doctrinas de la Biblia. Pero el Espíritu de Dios vino sobre ellos como había venido sobre Elías, impeliéndole a censurar los pecados de un rey malvado y de un pueblo apóstata; no pudieron dejar de proclamar las declaraciones terminantes de la Biblia que habían titubeado en presentar. Se vieron forzados a declarar diligentemente la verdad y señalar los peligros que amenazaban a las almas. Sin temer las consecuencias, pronunciaban las palabras que el Señor les ponía en la boca, y el pueblo se veía constreñido a oír la amonestación.

Así también será proclamado el mensaje del tercer ángel. Cuando llegue el tiempo de hacerlo con el mayor poder, el Señor obrará por conducto de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza. Habrá hombres de fe y de oración que se sentirán impelidos a declarar con santo entusiasmo las palabras que Dios les inspire. Los pecados de Babilonia serán denunciados. Los resultados funestos y espantosos de la imposición de las observancias de la iglesia por la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal; todo será desenmascarado. Estas solemnes amonestaciones conmoverán al pueblo. Miles y miles de personas que nunca habrán oído palabras semejantes, las escucharán. Admirados y confundidos. Oirán el testimonio de que Babilonia es la iglesia que cayó por sus errores y sus pecados, porque rechazó la verdad que le fue enviada del cielo. Cuando el pueblo acuda a sus antiguos conductores espirituales a preguntarles con ansia: ¿Son esas cosas así? los ministros aducirán fábulas, profetizarán cosas agradables para calmar los temores y tranquilizar las conciencias despertadas. Pero como muchas personas no se contentan con las meras razones de los hombres y exigen un positivo “Así dice Jehová”, los ministros populares, como los fariseos de antaño, airándose al ver que se pone en duda su autoridad, denunciarán el mensaje como si viniese de Satanás e incitarán a las multitudes dadas al pecado a que injurien y persigan a los que lo proclaman.

Conflicto de los Siglos, p.591-592.
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Sunday, November 20, 2011

El evangelio de Hollywood

viernes 28 de octubre de 2011

POR: BLOGGERGIRL ON 20:59


por Miguel A. Valdivia
Desde el cine mudo de comienzos del siglo XIX hasta las películas multimillonarias de los grandes directores actuales, el cine ha capturado la cultura y los sentimientos de la sociedad que los origina. En el breve espacio de unas dos horas, se presenta una historia resumida con un tremendo poder visual, auditivo y hasta psicológico. El espectador queda sujeto a las imágenes, el diálogo y una cinta musical que lo sumergen casi totalmente en un mundo creado por el director, los técnicos y los actores.

Las películas alcanzan cada año a audiencias de millones de personas en múltiples países. Su presupuesto va desde varios miles de dólares a más de cien millones. La reciente Avatar, de James Cameron, costó $237.000.000 de dólares, y desde diciembre 2009 hasta fines de enero, 2010, había ganado $2.039.472.387.1

Se calcula que una persona en los Estados Unidos va al cine un promedio de cinco veces al año.2 Para saber cuántas películas ve una persona promedio habría que sumar los videos alquilados o comprados y las películas que ve en la televisión. En el caso de personas aficionadas al cine, no es nada extraño suponer que éstas ven un mínimo de dos películas por semana, unas cien al año. Esto hace del cine el medio de entretenimiento de mayor alcance, seguido de cerca por los juegos de video y superado únicamente por la televisión.

Según Ellen Summerfield, una estudiosa del impacto cultural del cine, éste nos permite “experimentar” otras culturas y aumenta nuestra capacidad para entenderlas, ayuda a desarrollar el pensamiento crítico, evoca emociones, hace que los conceptos sean visibles, desafía nuestros valores y trae a la luz múltiples perspectivas. A la misma vez, el cine puede: propagar información equivocada, proveer experiencias superficiales, embotar nuestra capacidad de análisis, producir una recepción pasiva de un mensaje. También puede desensibilizarnos, trivializar la violencia y reforzar la perspectiva de sus productores.3

El cine puede tener un impacto positivo o negativo según su contenido. Tristemente, el contenido que ofrecen las películas más taquilleras a menudo incluye valores bastante cuestionables. ¿Por qué? Porque estos elementos resultan atractivos para el mercado que intentan alcanzar.

Una vida sin Dios

Pero quizá el impacto más pernicioso del cine es fomentar la idea de que se puede vivir sin referencia a la religión o a la existencia misma de Dios al presentar personajes y tramas que muy rara vez presentan el papel de la espiritualidad en la vida humana. Las películas de Hollywood en efecto contienen su propio “evangelio” que promulga una vida secular, la tolerancia de conductas inmorales, el sexo entre adultos que consienten (ya sea heterosexual u homosexual), la violencia justificada contra los villanos y la religión como agencia de persecución o fuente de fanatismo. Con una perspectiva tal, no es de extrañar que Hollywood rara vez presente figuras religiosas o cristianas como protagonistas.

¿Impulsa el cine estos valores o simplemente los refleja? En realidad, no importa. El hecho es que los presenta con bastante frecuencia. Y esto hace necesario que la persona seria se vea obligada a consumir sus productos con cautela. Las imágenes y escenas del cine pueden grabarse con tenacidad en la memoria y producir efectos insospechados. Un caso notable fue el de John Hinckley, quien intentó asesinar al presidente Reagan en 1981, obsesionado con impresionar a la joven actriz Jodie Foster, siguiendo de cerca el guión de la película Taxi Driver.

Lo curioso es que varias películas religiosas o que presentan valores positivos han gozado de una extraordinaria recepción, entre éstas La pasión del Cristo, de Mel Gibson ($371 millones en taquillas), y The Blind Side (Un sueño posible), con la popular artista Sandra Bullock ($256 millones).4 A Hollywood le haría bien emplear su capacidad creativa en reflejar en su arte valores positivos. Se me ocurre pensar que la Biblia es terreno fértil para inspirar poderosas narraciones capaces de captar el interés de creyentes y no creyentes.

¿Qué podemos hacer los creyentes?

El arte refleja la cultura de la sociedad. El cine de hoy presenta el producto de la imaginación de hombres y mujeres de nuestros tiempos, liberados de ataduras morales y religiosas, sujetos a intereses comerciales y agendas sociales y personales. ¿Qué podemos hacer los creyentes? En primer lugar, hemos de aceptar que “nuestro reino no es de este mundo”. Jesús no oró para que seamos sacados del mundo, sino para que seamos librados del mal (ver San Juan 17). Gastar nuestras energías en entablar una guerra contra Hollywood probablemente nos robe la oportunidad de cumplir nuestro cometido principal de predicar la salvación en Jesús.

En segundo lugar, no tenemos por qué consumir mensajes que se opongan a nuestros principios o inculquen valores cuestionables en nuestros hijos. Tomemos tiempo para seleccionar películas que concuerdan con nuestra visión de la vida. Tenemos el deber y la bendición de seguir el consejo de Dios registrado por el apóstol Pablo en el año 63: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Que éste sea nuestro criterio al escoger lo que vemos en pantalla.

Referencias

1 http://www.imdb.com/title/tt0499549/
2 http://www.csun.edu/science/health/docs/tv&health.html
3 http://www.culturosity.com/articles/powerofmovies.htm
4 http://www.imdb.com/title/tt0878804/

Fuente: El Centinela

Friday, January 8, 2010

LA CLAVE DE LA HISTORIA


Guarda, ¿qué de la noche? El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche; preguntad si queréis, preguntad; volved, venid. (Isa. 21: 11 úp. 12).

La comprensión de la esperanza en la segunda venida de Cristo es la clave que abre toda la historia futura, y explica todas las lecciones del porvenir.

Ahora debe oírse a lo largo de toda la línea la voz del centinela: "La mañana viene, y después la noche". La trompeta debe producir una nota certera porque estamos en el gran día de la preparación del Señor.

Las verdades de la profecía están unidas, y al estudiarlas, forman un hermoso conjunto de verdades prácticas. Todos los discursos que damos han de revelar claramente que estamos esperando, trabajando y orando por la venida del Hijo de Dios. Su venida es nuestra esperanza. Esta esperanza ha de estar vinculada con todas nuestras palabras y obras, con todas nuestras asociaciones y relaciones. . .

La segunda venida del Hijo del hombre ha de ser el tema maravilloso que se mantenga ante la gente. He aquí un tema que no debe descartarse de nuestros discursos. Las realidades eternas deben mantenerse ante la mente, y las atracciones del mundo aparecerán como son, completamente inútiles, como vanidades. ¿Qué hemos de hacer con las vanidades del mundo, sus alabanzas, sus riquezas, sus honores, o sus placeres?

Somos peregrinos y extranjeros que esperamos la bienaventurada esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y oramos por ella. Si creemos esto y lo manifestamos en nuestra vida práctica, ¡qué acción vigorosa inspirarán esta fe y esta esperanza; qué ferviente amor mutuo; qué vida cuidadosa y santa para la gloria de Dios; y en el respeto que manifestemos por la remuneración, qué nítidas líneas de demarcación nos distinguirán con evidencia del mundo!

La verdad de que Cristo viene debe ser mantenida ante toda mente.
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Maranata, E.G.W., p.13.
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Monday, October 5, 2009

No debe haber unión con los que se oponen a la verdad.


No debe haber unión con los que se oponen a la verdad.


-Que los centinelas que están en los muros de Sión no se unan con los que están invalidando la verdad tal como es en Cristo. Que no se unan en la confederación de la incredulidad, el papado y el protestantismo, para exaltar la tradición por encima de las Escrituras; la razón por encima de la revelación, y el talento humano por encima de la influencia divina y del poder vital de la piedad (RH 24-3-1896).
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