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Saturday, May 31, 2014

La Viña del Señor



PROFETAS Y REYES. Con 60 capitulos. INTRODUCCION




Arques Ramon

Published on Mar 13, 2014

LA HISTORIA DE PROFETAS Y REYES

Según queda ilustrada en el Cautiverio y la Restauración de Israel

Por ELENA G. de WHITE

INTRODUCCIÓN

 La Viña del Señor

CUANDO Dios llamó a Abrahán para que saliese de entre su parentela idólatra, y le invitó a que morase en la tierra de Canaán, lo hizo con el fin de otorgar los más ricos dones del Cielo a todos los pueblos de la tierra. "Haré de ti ­le dijo­ una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición." (Gén. 12: 2.) Abrahán recibió la alta distinción de ser padre del pueblo que durante siglos habría de custodiar y conservar la verdad de Dios para el mundo, el pueblo por medio del cual todas las naciones iban a ser bendecidas en el advenimiento del Mesías prometido.

Casi habían perdido los hombres el conocimiento del Dios verdadero. Sus intelectos estaban entenebrecidos por la idolatría. En lugar de los estatutos divinos, cada uno de los cuales es "santo, y justo, y bueno" (Rom. 7: 12), procuraban substituir leyes en armonía con los designios de sus propios corazones crueles y egoístas. Sin embargo, en su misericordia, Dios no los raía de la existencia. Se proponía darles la oportunidad de conocerle mediante su iglesia. Quería que los principios revelados por su pueblo fuesen el medio de restaurar la imagen moral de Dios en el hombre.

La ley de Dios debía ser exaltada, su autoridad mantenida; y esta obra grande y noble fue confiada a la casa de Israel. Dios la separó del mundo para poder entregarle un cometido sagrado. La hizo depositaria de su ley y quiso conservar por su medio el conocimiento de sí mismo entre los hombres. Así debía brillar la luz del cielo sobre un mundo envuelto en tinieblas y debía oírse una voz que suplicara a todos los pueblos que se apartasen de la idolatría para servir al Dios viviente.

"Con gran fortaleza, y con mano fuerte" (Exo. 32:11), Dios sacó a su pueblo elegido de la tierra de Egipto. "Envió a su siervo Moisés, y a Aarón al cual escogió. Pusieron en ellos las palabras de sus señales, y sus prodigios en la tierra de Cham." "Y reprendió al mar Bermejo, y secólo; e hízoles ir por el abismo." (Salmos 105: 26, 27; 106: 9.) El los rescató de su condición servil, para poder llevarlos a una buena tierra, una tierra que había preparado en su providencia para que les sirviese de refugio que los protegiese de sus enemigos. Quería atraerlos a sí, y rodearlos con sus brazos eternos; y en reconocimiento de su bondad y misericordia, debían ellos exaltar su nombre y hacerlo glorioso en la tierra.

"Porque la parte de Jehová es su pueblo; Jacob la cuerda de su heredad. Hallólo en tierra de desierto, y en desierto horrible y yermo; trájolo alrededor, instruyólo, guardólo como la niña de su ojo. Como el águila despierta su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas: Jehová solo le guió, que no hubo con él dios ajeno." (Deut. 32: 9-12.) De este modo acercó a sí a los israelitas, para que morasen como a la sombra del Altísimo. Milagrosamente protegidos de los peligros que arrostraron en su peregrinación por el desierto, quedaron finalmente establecidos en la tierra de promisión como nación favorecida.

Mediante una parábola, Isaías relató patéticamente cómo Dios llamó y preparó a Israel para que sus hijos se destacasen en el mundo como representantes de Jehová, fructíferos en toda buena obra:
"Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en un recuesto, lugar fértil. Habíala cercado, y despedregádola, y plantádola de vides escogidas: había edificado en medio de ella una torre, y también asentado un lagar en ella; y esperaba que llevase uvas." (Isa. 5: 1, 2.)

Mediante la nación escogida, Dios había querido impartir bendiciones a toda la humanidad. "La viña de Jehová de los ejércitos ­declaró el profeta­ es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta suya deleitosa." (Isa. 5: 7.)

A este pueblo fueron confiados los oráculos de Dios. Estaba cercado por los preceptos de su ley, los principios eternos de la verdad, la justicia y la pureza. La obediencia a estos principios debía ser su protección, porque le impediría destruirse a sí mismo por prácticas pecaminosas. Como torre del viñedo, Dios puso su santo templo en medio de la tierra.

Cristo era su instructor. Como había estado con ellos en el desierto, seguiría siendo su maestro y guía. En el tabernáculo y el templo, su gloria moraba en la santa shekina sobre el propiciatorio. El manifestaba constantemente en su favor las riquezas de su amor y paciencia.

El propósito de Dios les fue manifestado por Moisés y fueron aclaradas las condiciones de su prosperidad. "Porque tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios ­les dijo:­ Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la haz de la tierra."........
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Wednesday, March 27, 2013

¿Dónde están los varones que vinieron á ti esta noche?



1 LLEGARON, pues, los dos ángeles á Sodoma á la caída de la tarde: y Lot estaba sentado á la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, levantóse á recibirlos, é inclinóse hacia el suelo;

2 Y dijo: Ahora, pues, mis señores, os ruego que vengáis á casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies: y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la plaza nos quedaremos esta noche.

3 Mas él porfió con ellos mucho, y se vinieron con él, y entraron en su casa; é hízoles banquete, y coció panes sin levadura y comieron.

4 Y antes que se acostasen, cercaron la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo;

5 Y llamaron á Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron á ti esta noche? sácanoslos, para que los conozcamos.

6 Entonces Lot salió á ellos á la puerta, y cerró las puertas tras sí,

7 Y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad.

8 He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré afuera, y haced de ellas como bien os pareciere: solamente á estos varones no hagáis nada, pues que vinieron á la sombra de mi tejado.

9 Y ellos respondieron: Quita allá: y añadieron: Vino éste aquí para habitar como un extraño, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que á ellos. Y hacían gran violencia al varón, á Lot, y se acercaron para romper las puertas.

10 Entonces los varones alargaron la mano, y metieron á Lot en casa con ellos, y cerraron las puertas.

11 Y á los hombres que estaban á la puerta de la casa desde el menor hasta el mayor, hirieron con ceguera; mas ellos se fatigaban por hallar la puerta.

12 Y dijeron los varones á Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar:

13 Porque vamos á destruir este lugar, por cuanto el clamor de ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto Jehová nos ha enviado para destruirlo.

14 Entonces salió Lot, y habló á sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va á destruir esta ciudad. Mas pareció á sus yernos como que se burlaba.

15 Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa á Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, porque no perezcas en el castigo de la ciudad.

16 Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer, y de las manos de sus dos hijas según la misericordia de Jehová para con él; y le sacaron, y le pusieron fuera de la ciudad.

17 Y fué que cuando los hubo sacado fuera, dijo: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.

18 Y Lot les dijo: No, yo os ruego, señores míos;

19 He aquí ahora ha hallado tu siervo gracia en tus ojos, y has engrandecido tu misericordia que has hecho conmigo dándome la vida; mas yo no podré escapar al monte, no sea caso que me alcance el mal y muera.

20 He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá, la cual es pequeña; escaparé ahora allá, (¿no es ella pequeña?) y vivirá mi alma.

21 Y le respondió: He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado.

22 Date priesa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que allí hayas llegado. Por esto fué llamado el nombre de la ciudad, Zoar.

23 El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó á Zoar.

24 Entonces llovió Jehová sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;

25 Y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.

26 Entonces la mujer de Lot miró atrás, á espaldas de él, y se volvió estatua de sal.

27 Y subió Abraham por la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová:

28 Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno.

29 Así fué que, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, acordóse Dios de Abraham, y envió fuera á Lot de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba.

Génesis 19:1-29
Reina-Valera Antigua (RVA)
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Friday, December 23, 2011

El justo por la fe vivirá




 8Y viendo antes la Escritura que Dios por la fe había de justificar á los Gentiles, evangelizó antes á Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.   
9Luego los de la fe son benditos con el creyente Abraham.
10Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
11Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá.
12La ley también no es de la fe; sino, El hombre que los hiciere, vivirá en ellos.
13Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero:)
14Para que la bendición de Abraham fuese sobre los Gentiles en Cristo Jesús; para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu.
  
Gálatas 3

Sunday, September 11, 2011

La multitud dice: “Paz y seguridad”, mientras el cielo declara que una rápida destrucción está por caer sobre el transgresor

Hay motivo para inquietarse por el estado religioso del mundo actual. Se ha jugado con la gracia de Dios. La multitud ha anulado la ley de Dios “enseñando doctrinas y mandamientos de hombres”. Mateo 15:9. La incredulidad prevalece en muchas iglesias de nuestra tierra; no es una incredulidad en el sentido más amplio, que niegue abiertamente la Sagrada Escritura, sino una incredulidad envuelta en la capa del cristianismo, mientras mina la fe en la Biblia como revelación de Dios. La devoción ferviente y la piedad viva han cedido el lugar a un formalismo hueco. Como resultado prevalece la apostasía y el sensualismo. Cristo declaró: “Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero el día en que Lot [...]. Así será el día en que el Hijo del hombre se manifieste”. Lucas 17:28-30. El registro diario de los acontecimientos atestigua el cumplimiento de estas palabras. El mundo está madurando rápidamente para la destrucción. Pronto se derramarán los juicios de Dios, y serán consumidos el pecado y los pecadores.

Dijo nuestro Salvador: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día, porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra”, sobre todos aquellos cuyos intereses se concentran en este mundo. “Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre”. Lucas 21:34-36.

Antes de destruir a Sodoma, Dios mandó un mensaje a Lot: “Escapa por tu vida; no mires atrás, ni te detengas en ningún lugar de esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas”. Génesis 19:17. La misma voz amonestadora fue escuchada por los discípulos de Cristo antes de la destrucción de Jerusalén: “Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea huyan a los montes”. Lucas 21:20, 21. No debían detenerse para salvar algo de su hacienda, sino aprovechar lo mejor posible la ocasión para la huida.

Hubo una salida, una separación decidida de los impíos, una fuga para salvar la vida. Así fue en los días de Noé; así ocurrió en el caso de Lot; así en el de los discípulos antes de la destrucción de Jerusalén, y así será en los últimos días. De nuevo se oye la voz de Dios en un mensaje de advertencia, que manda a su pueblo separarse de la impiedad creciente.

La depravación y la apostasía que existirán en los últimos días en el mundo religioso se le presentó al profeta Juan en la visión de Babilonia, “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”. Apocalipsis 17:18. Antes de que sea destruida se ha de escuchar la llamada del cielo: “¡Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!” Apocalipsis 18:4. Como en días de Noé y Lot, es necesario separarse decididamente del pecado y de los pecadores. No puede haber transigencia entre Dios y el mundo, ni se puede volver atrás para conseguir tesoros terrenales “No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24.

Como los habitantes del valle de Sidim, la gente sueña ahora con prosperidad y paz. “Escapa por tu vida”, es la advertencia de los ángeles de Dios; pero se oyen otras voces que dicen: “No os inquietéis, no hay nada que temer”. La multitud dice: “Paz y seguridad”, mientras el cielo declara que una rápida destrucción está por caer sobre el transgresor. En la noche anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se entregaban desenfrenadamente a los placeres, y se burlaron de los temores y advertencias del mensajero de Dios; pero aquellos burladores perecieron en las llamas; en aquella misma noche la puerta de la gracia fue cerrada para siempre para los impíos y descuidados habitantes de Sodoma.

Dios no será siempre objeto de burla; no se jugará mucho tiempo con él. “He aquí el día de Jehová viene: día terrible, de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad y raer de ella a sus pecadores”. Isaías 13:9. La inmensa mayoría del mundo desechará la misericordia de Dios, y será sumida en pronta e irremisible ruina.

Pero el que presta oídos a la advertencia y “habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. “Escudo y protección es su verdad”. Para el tal es la promesa: “Lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación”. Salmos 91:1, 4, 16.

Lot habitó poco tiempo en Zoar. La impiedad reinaba allí como en Sodoma, y tuvo miedo de quedarse, por temor a que la ciudad fuera destruída. Poco después Zoar fue destruida, tal como Dios lo había proyectado. Lot se fue a los montes y vivió en una caverna, privado de todas las cosas por las cuales se había atrevido a exponer a su familia a la influencia de una ciudad impía. Pero hasta allá lo siguió la maldición de Sodoma. La infame conducta de sus hijas fue la consecuencia de las malas compañías que habían tenido en aquel vil lugar. La depravación moral de Sodoma se había filtrado de tal manera en su carácter, que ellas no podían distinguir entre lo bueno y lo malo. Los únicos descendientes de Lot, los moabitas y amonitas, fueron tribus viles e idólatras, rebeldes contra Dios, y acérrimos enemigos de su pueblo.

¡Cuán grande fue el contraste entre la vida de Lot y la de Abraham! Una vez habían sido compañeros, habían adorado ante el mismo altar, y habían morado juntos en sus tiendas de peregrinos. Pero ¡qué separados estaban ahora! Lot había elegido a Sodoma en busca de placer y beneficios. Abandonando el altar de Abraham y sus sacrificios diarios ofrecidos al Dios viviente, había permitido a sus hijos mezclarse con un pueblo depravado e idólatra; sin embargo, había conservado en su corazón el temor de Dios, pues las Escrituras lo llaman “justo”. 2 Pedro 2:7. Su alma justa se afligía por la vil conversación que tenía que oír diariamente, y por la violencia y los crímenes que no podía impedir. Fue salvado, por fin, como un “tizón arrebatado del incendio” (Zacarías 3:2), pero fue privado de su hacienda, perdió a su esposa y a sus hijos, moró en cuevas como las fieras, en su vejez fue cubierto de infamia, y dio al mundo no una generación de hombres piadosos, sino dos naciones idólatras, que se enemistaron contra Dios y guerrearon contra su pueblo, hasta que, cuando la medida de su impiedad estuvo llena, fueron condenadas a la destrucción. ¡Qué terribles fueron las consecuencias que siguieron a un solo paso imprudente!

Patriarcas y Profetas, p.143-145.

Sunday, May 29, 2011

Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías


Juan 8

1Y JESUS se fué al monte de las Olivas.

2Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino á él: y sentado él, los enseñaba.

3Entonces los escribas y los Fariseos le traen una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio,

4Dícenle: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el mismo hecho, adulterando;

5Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices?

6Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Empero Jesús, inclinado hacia abajo, escribía en tierra con el dedo.

7Y como perseverasen preguntándole, enderezóse, y díjoles: El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.

8Y volviéndose á inclinar hacia abajo, escribía en tierra.

9Oyendo, pues, ellos, redargüidos de la conciencia, salíanse uno á uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros: y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

10Y enderezándose Jesús, y no viendo á nadie más que á la mujer, díjole: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?

11Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más.

12Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida.

13Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero.

14Respondió Jesús, y díjoles: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y á dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y á dónde voy.

15Vosotros según la carne juzgáis; mas yo no juzgo á nadie.

16Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy solo, sino yo y el que me envió, el Padre.

17Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.

18Yo soy el que doy testimonio de mí mismo: y da testimonio de mí el que me envió, el Padre.

19Y decíanle: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni á mí me conocéis, ni á mi Padre; si á mí me conocieseis, á mi Padre también conocierais.

20Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el templo: y nadie le prendió; porque aun no había venido su hora.

21Y díjoles otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis: á donde yo voy, vosotros no podéis venir.

22Decían entonces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?

23Y decíales: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.

24Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.

25Y decíanle: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho.

26Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros: mas el que me envió, es verdadero: y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo.

27Mas no entendieron que él les hablaba del Padre.

28Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo.

29Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre.

30Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.

31Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

32Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.

33Y respondiéronle: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos á nadie: ¿cómo dices tú: Seréis libres?

34Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado.

35Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre.

36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

37Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros.

38Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.

39Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Díceles Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías.

40Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.

41Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.

42Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.

43¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.

44Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

45Y porque yo digo verdad, no me creéis.

46¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?

47El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

48Respondieron entonces los Judíos, y dijéronle: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres Samaritano, y tienes demonio?

49Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro á mi Padre; y vosotros me habéis deshonrado.

50Y no busco mi gloria: hay quien la busque, y juzgue.

51De cierto, de cierto os digo, que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre.

52Entonces los Judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre.

53¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? y los profetas murieron: ¿quién te haces á ti mismo?

54Respondió Jesús: Si yo me glorifico á mí mismo, mi gloria es nada: mi Padre es el que me glorifica; el que vosotros decís que es vuestro Dios;

55Y no le conocéis: mas yo le conozco; y si dijere que no le conozco, seré como vosotros mentiroso: mas le conozco, y guardo su palabra.

56Abraham vuestro padre se gozó por ver mi día; y lo vió, y se gozó.

57Dijéronle entonces los Judíos: Aun no tienes cincuenta años, ¿y has visto á Abraham?

58Díjoles Jesús: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.

59Tomaron entonces piedras para tirarle: mas Jesús se encubrió, y salió del templo; y atravesando por medio de ellos, se fué.
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Saturday, January 15, 2011

Porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.


19¿Pues de qué sirve la ley? Fué puesta por causa de las rebeliones, hasta que viniese la simiente á quien fué hecha la promesa, ordenada aquélla por los ángeles en la mano de un mediador.

20Y el mediador no es de uno, pero Dios es uno.

21¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera: porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

22Mas encerró la Escritura todo bajo pecado, para que la promesa fuese dada á los creyentes por la fe de Jesucristo.

23Empero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser descubierta.

24De manera que la ley nuestro ayo fué para llevarnos á Cristo, para que fuésemos justificados por la fe.

25Mas venida la fe, ya no estamos bajo ayo;

26Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

27Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.

28No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

29Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme á la promesa los herederos.

Gálatas 3:19-29.

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Saturday, October 9, 2010

Como en los Días de Lot


Como en los Días de Lot… · octubre 06, 2010

La triste historia de la vida de Lot revela el peligro de jugar con el pecado, de dirigir nuestro corazón al mundo en lugar de Dios. Lot es un ejemplo para nosotros en estos últimos tiempos. En su historia hay profundas advertencias para nosotros. Al estudiarla, espero que podamos aplicar las lecciones literal y personalmente.

Veamos las palabras de Jesús en Lucas 17:28-30. “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”.

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Wednesday, August 11, 2010

¿Dónde está el cordero para el holocausto?



Génesis 22


1Y ACONTECIO después de estas cosas, que tentó Dios á Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.

2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, á quien amas, y vete á tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.

3Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos mozos suyos, y á Isaac su hijo: y cortó leña para el holocausto, y levantóse, y fué al lugar que Dios le dijo.

4Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vió el lugar de lejos.

5Entonces dijo Abraham á sus mozos: Esperaos aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y volveremos á vosotros.

6Y tomó Abraham la leña del holocausto, y púsola sobre Isaac su hijo: y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.

7Entonces habló Isaac á Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?

8Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.

9Y como llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató á Isaac su hijo, y púsole en el altar sobre la leña.

10Y extendió Abraham su mano, y tomó el cuchillo, para degollar á su hijo.

11Entonces el ángel de Jehová le dió voces del cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.

12Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; que ya conozco que temes á Dios, pues que no me rehusaste tu hijo, tu único;

13Entonces alzó Abraham sus ojos, y miró, y he aquí un carnero á sus espaldas trabado en un zarzal por sus cuernos: y fué Abraham, y tomó el carnero, y ofrecióle en holocausto en lugar de su hijo.

14Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.

15Y llamó el ángel de Jehová á Abraham segunda vez desde el cielo,

16Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único;

17Bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como la arena que está á la orilla del mar; y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos:

18En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra, por cuanto obedeciste á mi voz.

19Y tornóse Abraham á sus mozos, y levantáronse y se fueron juntos á Beer-seba; y habitó Abraham en Beer-seba.

20Y aconteció después de estas cosas, que fué dada nueva á Abraham, diciendo: He aquí que también Milca ha parido hijos á Nachôr tu hermano:

21A Huz su primogénito, y á Buz su hermano, y á Kemuel padre de Aram.

22Y á Chêsed, y á Hazo, y á Pildas, y á Jidlaph, y á Bethuel.

23Y Bethuel engendró á Rebeca. Estos ocho parió Milca á Nachôr, hermano de Abraham.

24Y su concubina, que se llamaba Reúma, parió también á Teba, y á Gaham, y á Taas, y á Maachâ.


Reina-Valera Antigua (RVA)
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Wednesday, January 27, 2010

¿Qué es la Iglesia?


EKKLESIA

1. Una de las palabras para iglesia en el griego es la palabra ekklesia. Esta palabra viene de dos palabras: ek que significa afuera y kaleo que significa llamar.
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2. La palabra ekklesia se refiere también a la congregación o a los congregados. 1 Cor. 1:2 describe a la iglesia como los llamados pero también como la congregación en un lugar.
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El teólogo Berkhof dice: Se interpreta con frecuencia con el significado de “ser sacado” de entre la masa del pueblo…para indicar, en relación con el uso bíblico de ekklesia, que la iglesia consiste de los elegidos, convocados de entre el mundo de la humanidad.


(Segmento): http://lasteologias.wordpress.com/category/ekklesia/.
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Dios llama a Abram


1EMPERO Jehová había dicho á Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, á la tierra que te mostraré;

2Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición:

3Y bendeciré á los que te bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

4Y fuése Abram, como Jehová le dijo; y fué con él Lot: y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

5Y tomó Abram á Sarai su mujer, y á Lot hijo de su hermano, y toda su hacienda que habían ganado, y las almas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir á tierra de Canaán; y á tierra de Canaán llegaron.

6Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Sichêm, hasta el valle de Moreh: y el Cananeo estaba entonces en la tierra.

7Y apareció Jehová á Abram, y le dijo: A tu simiente daré esta tierra. Y edificó allí un altar á Jehová, que le había aparecido.

8Y pasóse de allí á un monte al oriente de Bethel, y tendió su tienda, teniendo á Bethel al occidente y Hai al oriente: y edificó allí altar á Jehová é invocó el nombre de Jehová.


Génesis 12:1-8.


Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba.


Hebreos 11:8


H



La casa de Dios… es la iglesia del Dios viviente,columna y baluarte de la verdad...1 Timoteo 3:15.

La iglesia… es su cuerpo,la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo...Efesios 1:23.

¿Qué es la Iglesia?

A propósito de la Iglesia, las opiniones son muy variadas. Pero, ¿se puede hablar de «la Iglesia» cuando hay tantas comunidades que se dan el nombre de iglesia, además de dárselo a un edificio? ¿Qué dice la Biblia al respecto? Para ella la Iglesia es una. Es el conjunto de todos los que han creído en Jesucristo. El Espíritu Santo los ha sellado, es decir, los ha marcado para constatar que pertenecen a Dios, y los ha unido en Cristo. La Escritura emplea tres imágenes para hablar de la Iglesia tal como Dios la ve. Cada una subraya su unidad fundamental.

La casa de Dios: la Iglesia es por supuesto un edificio espiritual, cuyo constructor es Cristo. Cada piedra representa a un creyente. Dios habita en ella mediante su Espíritu y allí recibe reconocimiento y alabanza en armonioso orden.

El cuerpo de Cristo: es un organismo espiritual compuesto por una multitud de miembros. Cada creyente es un miembro unido por el Espíritu Santo a la cabeza, que es Cristo glorificado en el cielo. Todos los miembros dependen unos de otros para la vida colectiva, el alimento espiritual, el servicio al Señor, las alegrías y las penas. Cada uno debe permanecer sujeto a la cabeza, la cual coordina el conjunto.

La esposa de Cristo: éste es el lado afectivo. Cristo dio su vida por la Iglesia, la ama, la alimenta y la purifica hasta el momento en que se la presente completa y perfecta. En respuesta, la Iglesia ama a Cristo y se sujeta a Él.
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Saturday, December 5, 2009

Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuído á justicia


Romanos 4


1¿QUÉ, pues, diremos que halló Abraham nuestro padre según la carne?

2Que si Abraham fué justificado por la obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios.

3Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuído á justicia.

4Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda.

5Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia.

6Como también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye justicia sin obras,

7Diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.

8Bienaventurado el varón al cual el Señor no imputó pecado.

9¿Es pues esta bienaventuranza solamente en la circuncisión ó también en la incircuncisión? porque decimos que á Abraham fué contada la fe por justicia.

10¿Cómo pues le fué contada? ¿en la circuncisión, ó en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión.

11Y recibió la circuncisión por señal, por sello de la justicia de la fe que tuvo en la incircuncisión: para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, para que también á ellos les sea contado por justicia;

12Y padre de la circuncisión, no solamente á los que son de la circuncisión, más también á los que siguen las pisadas de la fe que fué en nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.

13Porque no por la ley fué dada la promesa á Abraham ó á su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.

14Porque si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es la promesa.

15Porque la ley obra ira; porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión.

16Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa sea firme á toda simiente, no solamente al que es de la ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.

17(Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto) delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son.

18El creyó en esperanza contra esperanza, para venir á ser padre de muchas gentes, conforme á lo que le había sido dicho: Así será tu simiente.

19Y no se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya de casi cien años,) ni la matriz muerta de Sara;

20Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fué esforzado en fe, dando gloria á Dios,

21Plenamente convencido de que todo lo que había prometido, era también poderoso para hacerlo.

22Por lo cual también le fué atribuído á justicia.

23Y no solamente por él fué escrito que le haya sido imputado;

24Sino también por nosotros, á quienes será imputado, esto es, á los que creemos en el que levantó de los muertos á Jesús Señor nuestro,

25El cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación.
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Thursday, October 22, 2009

Abraham, siendo llamado, obedeció para salir


8Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba.

9Por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y Jacob, herederos juntamente de la misma promesa:

10Porque esperaba ciudad con fundamentos, el artífice y hacedor de la cual es Dios.

11Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir simiente; y parió aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó ser fiel el que lo había prometido.

12Por lo cual también, de uno, y ése ya amortecido, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena inmunerable que está á la orilla de la mar.

13Conforme á la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra.

14Porque los que esto dicen, claramente dan á entender que buscan una patria.

15Que si se acordaran de aquella de donde salieron, cierto tenían tiempo para volverse:

16Empero deseaban la mejor, es á saber, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos: porque les había aparejado ciudad.
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Monday, October 5, 2009

Confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra


8Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba.

9Por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y Jacob, herederos juntamente de la misma promesa:

10Porque esperaba ciudad con fundamentos, el artífice y hacedor de la cual es Dios.

11Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir simiente; y parió aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó ser fiel el que lo había prometido.

12Por lo cual también, de uno, y ése ya amortecido, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena inmunerable que está á la orilla de la mar.

13Conforme á la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra.

14Porque los que esto dicen, claramente dan á entender que buscan una patria.

15Que si se acordaran de aquella de donde salieron, cierto tenían tiempo para volverse:

16Empero deseaban la mejor, es á saber, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos: porque les había aparejado ciudad.

17Por fe ofreció Abraham á Isaac cuando fué probado, y ofrecía al unigénito el que había recibido las promesas,

18Habiéndole sido dicho: En Isaac te será llamada simiente:

19Pensando que aun de los muertos es Dios poderoso para levantar; de donde también le volvió á recibir por figura.
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36Otros experimentaron vituperios y azotes; y á más de esto prisiones y cárceles;

37Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos á cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;

38De los cuales el mundo no era digno; perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

39Y todos éstos, aprobados por testimonio de la fe, no recibieron la promesa;

40Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen perfeccionados sin nosotros.



Hebreos 11 :8-19, 36-40.


Thursday, August 13, 2009

La fe sin obras es muerta


Santiago 2


1HERMANOS míos, no tengáis la fe de nuestro Señor Jesucristo glorioso en acepción de personas.

2Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro, y de preciosa ropa, y también entra un pobre con vestidura vil,

3Y tuviereis respeto al que trae la vestidura preciosa, y le dijereis: Siéntate tú aquí en buen lugar: y dijereis al pobre: Estáte tú allí en pie; ó siéntate aquí debajo de mi estrado:

4¿No juzguáis en vosotros mismos, y venís á ser jueces de pensamientos malos?

5Hermanos míos amados, oid: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido á los que le aman?

6Mas vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran á los juzgados?

7¿No blasfeman ellos el buen nombre que fué invocado sobre vosotros?

8Si en verdad cumplís vosotros la ley real, conforme á la Escritura: Amarás á tu prójimo como á ti mismo, bien hacéis:

9Mas si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y sois reconvenidos de la ley como transgresores.

10Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos.

11Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no hubieres matado, ya eres hecho transgresor de la ley.

12Así hablad, y así obrad, como los que habéis de ser juzgados por la ley de libertad.

13Porque juicio sin misericordia será hecho con aquel que no hiciere misericordia: y la misericordia se gloría contra el juicio.

14Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

15Y si el hermano ó la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

16Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos; pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará?

17Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma.

18Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras: muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

19Tú crees que Dios es uno; bien haces: también los demonios creen, y tiemblan.

20¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

21¿No fué justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció á su hijo Isaac sobre el altar?

22¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fué perfecta por las obras?

23Y fué cumplida la Escritura que dice: Abraham creyó á Dios, y le fué imputado á justicia, y fué llamado amigo de Dios.

24Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

25Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fué justificada por obras, cuando recibió los mensajeros, y los echó fuera por otro camino?

26Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras es muerta.

Tuesday, March 31, 2009

La Simiente de Abraham sois


Gálatas 3


1¡OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros?


2Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?

3¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?

4¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si empero en vano.

5Aquel, pues, que os daba el Espíritu, y obraba maravillas entre vosotros ¿hacíalo por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?

6Como Abraham creyó á Dios, y le fué imputado á justicia.

7Sabéis por tanto, que los que son de fe, los tales son hijos de Abraham.

8Y viendo antes la Escritura que Dios por la fe había de justificar á los Gentiles, evangelizó antes á Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

9Luego los de la fe son benditos con el creyente Abraham.

10Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

11Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá.

12La ley también no es de la fe; sino, El hombre que los hiciere, vivirá en ellos.

13Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero:)

14Para que la bendición de Abraham fuese sobre los Gentiles en Cristo Jesús; para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu.

15Hermanos, hablo como hombre: Aunque un pacto sea de hombre, con todo, siendo confirmado, nadie lo cancela, ó le añade.

16A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y á tu simiente, la cual es Cristo.

17Esto pues digo: Que el contrato confirmado de Dios para con Cristo, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

18Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa: empero Dios por la promesa hizo la donación á Abraham.

19¿Pues de qué sirve la ley? Fué puesta por causa de las rebeliones, hasta que viniese la simiente á quien fué hecha la promesa, ordenada aquélla por los ángeles en la mano de un mediador.

20Y el mediador no es de uno, pero Dios es uno.

21¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera: porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

22Mas encerró la Escritura todo bajo pecado, para que la promesa fuese dada á los creyentes por la fe de Jesucristo.

23Empero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser descubierta.

24De manera que la ley nuestro ayo fué para llevarnos á Cristo, para que fuésemos justificados por la fe.

25Mas venida la fe, ya no estamos bajo ayo;

26Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

27Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.

28No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

29Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme á la promesa los herederos.